Capítulo Tres | Humana a pesar de todo.

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Kei nunca había sido muy abierta emocionalmente. Según su hermano y primo ella se se reprimía, pero su excusa era que simplemente las lágrimas nunca escogían el momento adecuado para salir. No es como si tuviese un gran trauma o se negara rotundamente a la idea de llorar; simplemente no le nacía con facilidad y vivía tranquila con ello hasta que, claro, explotaba.

La última vez que lloró o alguien la vio hacerlo, fue justo antes del verano pasado cuando terminó la relación con su exnovio. Si le preguntaban, ella decía que había sido por la pena de un corazón roto, pero la verdad era que había herido su ego. Esta vez no tuvo intención de armar un escándalo, pero después de todo el estrés y dolor de estas últimas semanas debió preverlo.

—¿Ves? Ya despertó, no creo que sea necesario llevarla al médico —escuchó a Sua, antes de abrir los ojos.

La habían recostado en el sofá, incluso tenía una manta y un paño húmedo en la cabeza por la fiebre. Su perímetro de vista eran las gemelas sentadas en la alfombra, mirándola con preocupación y de fondo la televisión encendida.

—Hey roomie, ¿Cómo te sientes? —la voz de Seola no sonaba tan chillona y burlona como de costumbre. —Deberías tomar esto —tomó una infusión de la mesita y la ayudó a beber.

—¿Cuánto tiempo llevo desmayada? —preguntó, antes de carraspear por lo ronca que sonó.

—Media hora, lo cual es poco para tu resaca-dolor de estómago-cansancio-enojo —rio Sua, mientras se levantaba del suelo. —¿Crees que necesitas ir al hospital? —negó levemente, y la chica desapareció hacia la cocina.

Le informaron que de todas formas Jimin venía en camino, y cerró los ojos para meditar unos segundos. Ver este lado más "humanizado" de las chicas era bastante extraño dado lo visto en estos días, pero asumió que al final, ella no era la única que pasaba por situaciones difíciles o de estrés. Cuando volvió a levantar la vista, la fanática de Game Of Thrones volvió desde la cocina con una bandeja y una sonrisa culpable en el rostro.

—Hice sopa, a modo de disculpas. Lamento haber reaccionado tan mal el día que llegaste, supongo que estaba sugestionada por la terrible compañera que tuvimos el año pasado —explicó, mientras le entregaba la comida.

—También lo siento —agregó Seola. —Sua tenía razón en lo que dijo hace un rato, he sido bastante egoísta estos días. Desde ahora me comprometo a encargarme y organizar incluso una lista con los quehaceres, comidas y compras del hogar —chilló emocionada, volviendo a su brilloso ser.

—Disculpa aceptada, aunque también me toca pedirlas por el escándalo de hace un rato —sonrió avergonzada. —No es común en mí gritar ni mucho menos... llorar.

—Bah, eso no es nada en comparación a nosotras, como notaste se nos da bien el idioma de los gritos —respondió Sua, usando su sarcasmo en buena onda.

Mientras comían juntas en el sofá avisaron a Jimin por mensaje de voz que se sentía mejor, pero que podían venir a verla de todas formas. Desde ahí salió el tema de su hermano y el robo de la noche anterior, surgiendo así el único tema que tenían en común; gemelos.

—¿Alguien llamó a los paramédicos más guapos de la ciudad? —las tres se giraron hacia su primo, y los demás tras él.

—Ew, con estos paramédicos Kei preferiría haber muerto —la nombrada rio por el comentario de Sua, quien se levantó para saludar a Jungkook con un puño. Notó a su hermano un poco incómodo, porque no conocía el apartamento ni mucho menos a las gemelas.

—¿Por qué no vas a la habitación con tu hermana? —sugirió Seola, con bastante consideración. —Si quieres después vuelves a la cocina, aún queda sopa para todos.

Enredo doble | Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora