Capítulo Nueve | ¿Amigos?

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Durante la última década de su vida, Kei había experimentado distintos niveles y tipos de cansancio. Cuando tenía doce, estaba agotada de ver a su padre y hermano teniendo esperanzas de que su madre volviera, llamara, o siquiera diera señales de estar con vida. A los catorce, estaba harta de ver a su abuela desgastarse físicamente por cuidar a su padre, pues los esfuerzos de Taehyung y ella no eran suficientes. A los dieciséis estaba cansadísima de tener que visitarlo en la residencia después de clases cuando él no era capaz de reconocerla. A la edad de dieciocho, se sentía exhausta por estudiar una cantidad ridícula de horas, tener múltiples empleos, y estar en incertidumbre sobre su beca universitaria y el futuro.

Hoy, con casi veinte años, fue la primera vez que aceptó su cansancio de forma positiva. Sí, tenía sueño después de levantarse antes de las 5 am para preparar a Rahyun y cuidarlo hasta que fuese a la escuela, pues ahora era su niñera. Es verdad, no se podía el cuerpo después de practicar la coreografía del electivo de baile, la cual aprobó con éxito. Y definitivamente, su cerebro estaba frito después de terminar una docena de exámenes y trabajos, los que en su gran mayoría fueron exitosos. Hoy, con casi veinte, por fin valoró los frutos que trajo su agotamiento, y lo valía completamente.

—Dime si estás durmiendo o te desmayaste, porque llevo un minuto tratando de averiguar si debo llamar a una ambulancia o sólo asumir que decidiste tirarte al pasto a tomar una siesta —Kei abrió los ojos, y se encontró con la expresión burlona del chico tatuado.

—Creo que un poco de ambas —se levantó, con la ayuda de Jungkook. —Sobreviví mi primera temporada de exámenes, ¿Pero a qué costo?

—¿Al costo de tener más tiempo libre, que puedes ocupar conmigo? —la chica frunció el ceño al ver su rostro engreído, que daba a entender otras intenciones.

—De verdad estás mostrando tus verdaderos colores, Jeon —respondió con disgusto, a medida que caminaban hacia los estacionamientos.

—Era un chiste —la empujó levemente mientras reía. —Aunque si quieres no lo es.

Kei volvió a darle una mirada de advertencia, que lo hizo reír aún más. Esta era la dinámica que tenían, pues desde que Siyeon y ella se lo encontraron con una conquista, sus conversaciones tenían más confianza y daban para bastante repertorio. Por lo mismo, después de terminar la clase que compartían Jungkook se ofreció a dejarla en casa, pero tuvo que esperarlo unos minutos.

—Entonces, ¿Cómo te fue con Marina? —preguntó, mientras se abrochaba el cinturón de copiloto.

—Sorpresivamente bien —asintió, refiriéndose a la chica con quien había salido las últimas dos semanas. —Ella tampoco buscaba algo más serio, sólo faltaba que chocáramos los cinco y ya sería mi ruptura más exitosa. ¿Y tú? ¿Qué tal tu mañana con Rahyun?

—Mucho mejor que ayer, de hecho, en vez de llorar porque lo desperté, estaba tan feliz que me abrazó —carcajeó, recordando al pequeño. Kei consiguió el empleo tras conversar con los abuelos del chico; no tenía horario definido, pero sí un sueldo fijo y más que razonable, pues el padre de Rahyun era dueño del condominio.

Después de llegar al apartamento Jungkook se autoinvitó a tener una maratón de películas, y Kei aceptó con la condición de que se ocupara de cocinar. La ausencia de Seola sólo clarificaba que estaba con Jimin, por lo que fue hasta la habitación de su otra compañera para invitarla a estar con ellos.

—Hey, con JK veremos pelíc- Wow —se interrumpió, al ver que Sua no estaba con una de sus usuales tres tenidas o tirada en la cama. Por el contrario, estaba con vestido, lentes de contacto, con el cabello estaba suelto y ondulado, e incluso parecía estar en el proceso de maquillarse.

Enredo doble | Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora