Capítulo Diez | Relaciones se arman, relaciones se desarman.

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Jungkook no recordaba la última vez que despertó sintiendo que realmente había descansado, gracias a la sensación de calidez y comodidad que las mantas suaves y abrigadas le brindaban en el invernal tiempo de Seúl. Pero a medida que su cuerpo y mente se hacían conscientes, percibió que había algo más, algo distinto. El sentimiento con el que amaneció no era debido a lo abrigado que estaba, sino por el hecho de que su torso estaba rodeado por unos brazos que no eran de él.

Medianamente alarmado, abrió los ojos encontrándose a sí mismo abrazando de vuelta a la figura femenina, que cabe agregar, tenía el rostro fundido en su pecho. Levantó la cabeza para observar la habitación, y reconoció los muebles y pertenencias de su amiga Kei. Al volver su vista hacia a la susodicha, alejó su cuerpo levemente para reconocer su dormido rostro, cubierto de unos cuantos cabellos y maquillaje corrido, pero con una tierna expresión que le hizo esbozar una sonrisa; ya había recordado.

"—Auch —bramó, después de que la chica le lanzara una almohada y manta hacia su cuerpo, que estaba esparcido en la alfombra del suelo.

—Deberías estar agradecido de tener una amiga como yo, que te dejó dormir aquí en lugar de ese frío y solitario sofá —lo acusó, mientras se acostaba en su propia cama.

—Sí, sí, lo que sea —expresó, sin esconder su mal humor.

Eran cerca de las seis de la mañana y el after party había finalizado, todos los amigos de Sua se fueron y Jungkook había bebido, por lo que no estaba en condiciones de manejar hacia su apartamento. Hubiese dormido en el sofá, pero Kei le explicó que Seola era muy tacaña con el aire calefactor y no dejaba que estuviese encendido toda la noche, por lo que se vio obligada a invitarlo a su habitación.

—Psss, Kei, ¿Ya te dormiste?

—Sí —gruñó la chica, pero al ver la expresión pensativa de su amigo se apoyó en el codo para mirarlo. —¿Pasa algo?

—Es solo que... haber visto a Yugyeom me hizo pensar —pausó. Tenía ambas manos detrás en la nuca y la vista enfocada en el techo. —Hace un año estaba estudiando Negocios, vivía en una fraternidad gigantesca, mis padres me hablaban y estaba rodeado de gente con la que ahora no me relaciono. Jamás, aunque me mostrasen pruebas, creería que de un día para otro me desheredarían y terminaría solo, sin dinero, amigos, y prácticamente en la calle.

—¿En la calle? —cuestionó, impresionada.

—Más o menos —suspiró. —Viví en mi auto, porque era lo único que legalmente nadie tenía como quitarme. Estuve un mes así, trabajando y sobreviviendo de lo que pudiese hasta que, por casualidad, me encontré a Jimin. No sé por qué, pero me nació contarle todo lo que me había pasado y ofreció que me quedase con él, hasta que pudiera pagarle o encontrara un lugar sin apuros.

—¿Y cómo volviste a la Universidad? —Kei no dejó esconder su curiosidad, jamás pensó que su historia iría por este lado.

—Gracias a ti —desvió la mirada, para dedicarle una sonrisa. Al ver su estado de shock, comenzó a explicar: —Jimin me comentó que tenía una prima, más bien hermana, que se sacrificaba diariamente para obtener una beca. Después de saber un poco sobre tu contexto me pregunté a mí mismo, ¿Por qué no? Si ella con todas las adversidades es capaz de intentar, ¿Por qué yo no podría? —la chica volvió a recostarse con la vista en el techo, pues no sabía qué responder o pensar. Probablemente era por la cantidad de alcohol en su cuerpo, pero principalmente se debía a que estaba ruborizada.

—Me alegra que lo hayas logrado —soltó al fin, con sinceridad.

—A mí también, porque pude conocerte y llegar hasta el día de hoy, en donde confirmé que me gusta tenerte en mi vida —Jungkook no se guardó nada, porque estaba consciente de que sería difícil decir esto mismo completamente sobrio.

Enredo doble | Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora