Roux
Cinco años atrás.
Me encontraba en el pequeño apartamento de un amigo. Me lo había prestado por unos días mientras yo disfrutaba de la libertad que daba el haber terminado la secundaria.
No más exámenes, no más madrugar, solo disfrutar.
Y lo estaba haciendo.Les pedí a mis padres que me dejaran hacer este viaje sola para celebrar, pero les mentí en algo.
No estaba donde ellos creen, me alejé más buscando playa y sol.
Lamentaba haberlo hecho, pero a la vez no porque me llevó a un lugar que estaba disfrutando mucho.Debido a que nunca habíamos salido de vacaciones desde que mi hermano Aidan había desaparecido por años y recientemente había aparecido, deseaba estar aquí más que nada.
Cuando es necesario, se debe convencer con una mentira.
Sonreí con picardía mientras preparaba el bolso con mis artículos para la playa, busqué las llaves y caminé hacia la puerta, pero una llamada a mi celular me detuvo.
Saqué el celular de un bolsillo del bolso y miré quien interrumpió el momento.
Era mi hermano Aidan.
El mismo que desapareció a sus 15 años sin dejar rastro alguno, y apareció en casa diez años después siendo un hombre al que habían entrenado para algo que ni mis padres lograron imaginar.
Era un asesino a sueldo.
No debía contactar a su familia, debía seguir desaparecido o estaríamos en peligro. Y hasta el momento todo había ido bien.
—Hola, herm... —no logré terminar de saludarlo porque me interrumpió con dos serias palabras:
—Debes volver.
*
Al cabo de unas horas, lo hice, pero no fui a casa. Aidan me sacó de la ciudad en su camioneta Audi Q7 gris oscuro, donde me contó lo que sucedió para que interrumpiera mi viaje y no me llevara a casa.
Al parecer, el causante de la desaparición de Aidan había atentado contra nuestros padres cuando iban en su auto.
Yo estaba con el pecho contraído y sin poder respirar con normalidad.
Mamá y papá habían muerto.
Y eso no era lo peor.
Lo peor era que yo estaba en peligro por no haber estado en el auto con ellos, sería buscada hasta ser encontrada y asesinada.
Pero Aidan se encargaría de mantenerme a salvo mientras buscaba la forma de eliminar la amenaza.
Bajé de la camioneta con la mirada borrosa por las lágrimas, mi hermano me rodeó con un brazo y subimos a una lancha que nos llevó mar adentro hasta llegar a un yate enorme llamado Caimán.
Allí viviría por tiempo indefinido.
El ruidoso motor me ayudó a no pensar tanto sobre lo sucedido. En la lancha éramos solo Aidan y yo, pero en el yate había más personas.
Un chef a bordo en la parte de arriba junto con dos hombres de seguridad que mi hermano no me presentó, o tal vez sí lo hizo pero no escuché por estar perdida en el dolor del momento, ni miré.
Nuevamente me tenía envuelta en su brazo y le pregunté por la habitación que sería mía.
Me llevó allí.
No observé mucho a mi alrededor, solo busqué la cama y me acosté en ella.
Me quedé dormida entre sollozos silenciosos.
*
Horas después me levanté, sentía el rostro hinchado, aun así eso no evitó que me acercara a la puerta y la abriera.
Del otro lado había un pasillo blanco que iba hacia los lados y un hombre de traje negro estaba apoyado justo allí.
Tenía cabello oscuro peinado hacia el lado derecho con gel, lo que le daba apariencia de estar húmedo, y sus ojos castaño oscuro poseían largas pestañas alrededor.
Me miraba con amabilidad, y en sus labios, un poco gruesos, se formó una leve sonrisa que curvó solo las esquinas de su boca.
Ese simple gesto provocó un cosquilleo en mi vientre.
Fue algo que no esperaba, siempre tuve muchos amigos varones y ningún chico jamás había llamado mi atención o con un simple gesto lograr algún efecto en mí, pero él lo logró.
Y aquello me generó curiosidad.
—¿Quién eres? —pregunté. Su mirada no se había despegado de la mía, y al oír mi pregunta, su sonrisa se acentuó más.
—Xavier Caballero —dijo con voz ronca y exquisita, estimulando mis sentidos.
Curiosidad fue lo primero que despertó en mí, pero luego de las miradas y sonrisas, los saludos y pequeñas charlas al cruzarnos en diversos lugares en el yate, empecé a sentir atracción.
La curiosidad y la atracción se mezclaron para crear una curiosa atracción que fue explorada alrededor de un año después.
No fue la mejor decisión.
Pasaron los días, las semanas, los meses y los años, y yo sobrevivía soñando despierta con la única noche que compartí con Xavier.
Experimenté con fuego y salí peligrosamente quemada.
Mi caballero de brillante armadura, quien me cuidaba y se aseguraba que estuviera bien luego de la pérdida de mis padres y mientras Aidan salía a hacer su trabajo, de repente era un caballero oscuro que mantenía su distancia de mí.
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Destino con opciones ©
Short StoryCONTINUACIÓN de 'Destino sin opciones'. Roux Dark está retomando su vida luego de vivir los últimos cinco años en un yate en medio del mar. Debido a un viaje que realizó a sus dieciocho años, sobrevivió al trágico accidente automovilístico (intencio...