Capítulo 3

100 39 30
                                    

Xavier

El causante de la reciente incomodidad de Roux era... yo.

A pesar de saber que ella estaría bien sola en la ciudad luego que con su hermano habíamos eliminado toda amenaza contra su vida, y aunque no debería complicar las cosas después de lo sucedido en el yate una noche entre nosotros, no pude dejarla ir sin asegurarme de ello.

Lo hablé con Aidan, sabía que él tampoco estaría tranquilo y me dejó ir sin problemas.

Hasta se alegró. 

Él sabía muy bien que jamás dejaría que algo malo le sucediera.

Quería asegurarme día a día si estaba realmente segura, debía comprobarlo con mis propios ojos para no tener dudas. 

Y así lo había hecho los últimos días.

Pero en la noche observé en mi laptop como ella salía de su apartamento en un horario que no la había visto fuera con anterioridad, entonces tomé mi saco y la seguí.

Gracias a mis amplios conocimientos como hacker, tenía acceso a todas las cámaras de seguridad de aquel complejo de apartamentos. 

Y mi suerte no terminaba ahí.

Estaba hospedado en el mismo piso que Roux. Su puerta quedaba justo frente al ascensor, y la mía al final del pasillo a la derecha.

Estábamos cerca, y a la vez tan lejos.

Bajé rápido las escaleras, mi respiración no se agitó casi nada gracias a mi buen estado físico, y seguí a Roux.

La vi entrar al bar de moda.

Rehén.

Aquel lugar te transportaba a diferentes épocas con solo una canción.

Roux bebía sus tequilas mientras disfrutaba del entorno, y cuando transcurrió una hora comenzó a dirigirse hacia la salida, pero algo la detuvo.

Por primera vez había notado mis ojos sobre ella.

No dejé que me vea, no debía pasar.

Mi deber era y es protegerla en la distancia, la única cosa que podía sacarme del anonimato es si corre peligro y debo intervenir.

En la calle casi desierta, su taconeo era como un canto de sirena en mis oídos, y aquella distracción casi hizo que me descubra.

Desde el otro lado de la calle, la vi entrar al ascensor con rapidez.

Esperé cinco minutos, crucé la calle, entré al edificio y luego al ascensor.

El aroma de Roux flotaba en el aire. Una deliciosa tortura.

Entré a mi apartamento y encendí la laptop. Toqué un par de botones y obtuve las imágenes de la cámara de seguridad que instalé en el suyo un día que ella salió.

La pequeña cámara estaba ubicada en una esquina, y proporcionaba imágenes claras de todo el espacio, menos su habitación y baño.

Era muy pequeña y pasaba desapercibida con facilidad.

Roux salió de su habitación. 

Ya no tenía la misma ropa de antes, vestía una gran camisa gris de seda y seguía sobre sus tacones.

No entendía cómo podía pasar horas con esas cosas infernales en los pies, aquello era todo un misterio para mí, pero jamás negaría que me gustaba verla usándolos.

Esos tacones tan altos la hacían verse más tentadora y follable de lo que ya era, y su larga trenza castaña sobre su hombro era algo que quería volver a enredar en mi puño.

Ya lo había hecho, y seguía recordando lo suave y perfecto que se sintió su cabello alrededor de mi mano, pero no debía volver a suceder.

Me dedicaría a ser su protector en las sombras, a verla a distancia mientras hacía su vida. Luego.. luego me iría a hacer mi propia vida lejos de este amor que no puede ser.

Destino con opciones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora