Previously en Dos Dragones en Nueva York:
Acnologia a adoptado a una quimera mitad perro, mitad niña. Serena se adentra en una nueva profesión como peleador de artes marciales y se encuentran con unos encapuchados que los ponen en aprietos. Las respuestas a estos misterios estaran en este capítulo, o tal vez no.
Sábado, Ciudad de Nueva York, un departamento cualquiera, 21:30 horas.
Era un día común, dos hombres solteros y nada codiciados miraban fijamente un tablero lleno de papeles, notas e hilos uniendo ideas. Ambos, sin despegar la mirada, mantienen sus cabezas con un brazo cruzado y una mano en la barbilla. A sus pies una quimera llamada Nina mordisquea un juguete para perros.
–Y si su aldea es oculta, ¿por qué todo mundo sabe de su existencia? –exclama el primero con cara tatuada.
–Es porque son ninjas –le responde el segundo de singular peinado.
– ¿Estarán en la sección amarilla? –exclama con algo de molestia.
–Ya los busqué, no están, pero pedí comida china para interrogar al repartidor. –
–Los ninjas son japoneses. – Acnología tacha la palabra “chino” de entre muchas otras de cultura asiática que podrían ofender a algún guerrero de la justicia social por considerarlas similares.
Ambos se mantienen en silencio observando fijamente su tablero, el tiempo avanza lentamente cuando estos hombres no hacen nada de nada, solo las manecillas del reloj retumban en toda la habitación.
- Le diré a los becarios que pidan comida japonesa también. –Serena da solo un paso atrás sin despegar la mirada del tablero mientras le habla a alguien más en el departamento –becario, pide sushi, el sushi más japonés que exista en la ciudad, quiero interrogar al repartidor.
Un joven alto y escuálido de peculiar perfil aguileño, viene entrando a la habitación con un montón de libros, se apresura para dejarlos en el suelo y corre al teléfono para encargar sushi del local más japonés que encuentre en el directorio.
- ¿Y la becaria que está haciendo? - Pregunta Acnologia al recordar que tienen más de un ayudante en el caso.
- Le encargue que le enviara un correo al gobierno para que nos digan todo lo que saben. - Serena señala a un rincón donde una joven de cabello castaño está tecleando a toda velocidad en la computadora, cabe mencionar que está usando ropa elegante de ama de llaves, elegante y discreta.
Alguien toca a la puerta y el joven con ropa de mayordomo corre a abrir pensando que es una de las tantas comidas que han pedido en el día.
- ¿Quién eres tú? - Una voz femenina se escucha desde la puerta y por primera vez Serena aleja su mirada de lo que está haciendo, corre a su encuentro tropezando con libros y periódicos apilados.
- Brandish, que sorpresa, pasa, pasa. - La cara de imbécil no puede ser ocultada en este momento.
Ella da un par de largos pasos para evitar pisar todo el basurero que han dejado en el suelo y llegar hasta donde están ellos, ya que Serena terminó cayendo a pocos metros de donde estaba.
- No me digan que siguen con el tema de los ninjas misteriosos que los atacaron, ya les dije que no son de ninguna aldea misteriosa y lo que pasa en el anime no es real. - Brandish ve a detalle la pizarra con un gestó de disgusto.
- Debe haber una explicación lógica para alguien que arroja fuego. - Exclama Serena mientras pega el rostro a las notas en el suelo.
- Puede ser cualquier cosa. - ella se ve algo apurada y un poco molesta con el tema. – Magos, por ejemplo.
- Los magos se extinguieron hace miles de años, pero podrían ser, duendes, o ya lo sé, dragones. - La nueva idea de Serena hace que los dos abran los ojos ante una nueva revelación.
- Pero los dragones son solo un mito. - Exclama Acnologia el rey de los dragones.
- Oh por Dios, esto no va a terminar nunca –Brandish se golpea la frente con la palma de la mano– ¿bueno están listos para irse o no? –la mujer de cabello verde da una patada a otra pila de periódicos enterrando a Serena bajo estos.
- Irnos, ¿a dónde?, hoy no es martes de tacos- El hombre de las coletas se levanta enérgicamente y se sacude frente a la mujer que le roba el aliento.
Brandish lo mira con una expresión de incredulidad.
- Es el día de la fumigación de todo el edificio, llevan meses avisándonos que debemos salir de aquí mientras exterminan a todas las alimañas del lugar.
– ¿De qué hablas mujer?, aquí no hay bichos -balbucea Acnologia.
- Una vena en la frente de Brandish está por explotar mientras camina hacia la pared más cercana y de un puñetazo hace un hoyo desde donde salen miles de cucarachas diminutas.
- De hecho, señor, tenemos las maletas listas y un respaldo en la nube de toda su investigación. - El joven becario les muestra sus pertenencias listas en la puerta.
- ¿Y estos quiénes son? -
- Son jóvenes emprendedores que están dispuestos a trabajar directamente en el campo para tener una completa experiencia curricular. - La explicación de Serena tendría sentido si esto se tratara de una empresa.
- ¿Contrataste a dos universitarios para que hagan su trabajo gratis? - El tono de vos de su vecina tiene un ligero tono de regaño.
- Eso suena mal. -
- ¿Y los vestiste de mayordomos? -
- Eso suena peor. -
— A mí me gusta mi uniforme. - La becaria hace una reverencia innecesaria
– Eres mayor de edad, ¿verdad? – Brandish inspecciona su uniforme dudando de la moralidad de estos dos solteros que los contrataron.
– En este universo, sí, estamos por terminar la universidad –, la joven castaña replica con singular respeto.
- En fin, al menos son eficientes, si ustedes dos estuvieran aquí solos se hubieran quedado encerrados y los encontrarían tiesos en algunos días. - Brandish se relaja un poco y empuja a nuestros héroes hacia la puerta mientras los dos becarios se encargan de llevar sus maletas y cerrar la puerta tras de ellos.
Estos jóvenes activos ya se habían encargado de conseguir un lugar donde hospedarse, que comer, como comunicarse, cuentas por pagar, todo lo necesario para atender a los excéntricos tutores para al mismo tiempo mantener sus asuntos personales al día.
Nina se estira y bosteza mientras camina aletargadamente detrás de ellos.
El grupo avanza por el silencioso pasillo indicando que son los últimos en el lugar y sin distraerse mucho conversan sobre cosas comunes y hasta a donde podrían ir a cenar a pesar de que todo el día han estado comiendo del servicio a domicilio cercanos. Brandish ahora se ve contenta y siente que no tiene que preocuparse por estos dos solteros que tiene por vecinos.
Al llegar a la puerta del lugar rápidamente la becaria se apresura para abrir la puerta, pero esta falla haciendo que todos se detengan bruscamente a su espalda.
- Está cerrada. - Dice ella un tanto preocupada.
- No, no, mira tiene un truco. - Serena se acerca y gira la perilla varias veces de forma violenta pero la puerta no cede, sin decir nada se queda observando a la puerta confundido.
- A un lado, lo que hace falta aquí es un hombre fuerte -Acnologia da un paso al frente y se recoge las mangas solo para señalar la puerta- becario hazlo tú.
Rápidamente el otro asistente corre e intenta abrirla, pero no tiene éxito, y así sucesivamente uno a uno hace el esfuerzo en vano.
- ¿A qué hora estaba programada la fumigación? - Pregunta Brandish con un tono de preocupación.
- A la media noche, pero la evacuación tiene límite a las nueve y cuarto. Contesta la joven becaria mientras revisa su agenda.
- Que extraño, yo recibí un anuncio de que la hora máxima de salida era a las diez y cuarto.
- Nosotros tenemos esa misma información. - El becario saca un volante donde la información que mencionan es correcta.
- Yo tengo dos de esos parecidos. - God Serena saca de sus bolsillos otros dos anuncios, pero estos tienen una actualización de última hora donde se adelanta la hora de salida del edificio.
- ¿Dónde conseguiste estos? – un aura asesina emerge de Brandish mandando al carajo el buen humor que le duró solo un par de minutos.
- Uno estaba en tu puerta y el otro en la nuestra. - Dice God Serena despreocupado mientras se los enseña.
Todos, incluso los becarios que lo trataban con respeto, lo miran con un poco de incredulidad y un poco de enojo al darse cuenta que por su culpa no se habían enterado del cambio de horario y ahora estaban atrapados hasta que llegaran los fumigadores.
– Ahora entiendo porque no lo amas. – Le susurra Acnologia a Brandish haciéndola enrojecer.
– Bueno, vamos a la oficina del dueño de este lugar, debe estar ahí, nunca lo eh visto salir. – Exclama Brandish al darse media vuelta, rápidamente para que nadie note el color de su rostro.
La comienzan a seguir y por primera vez en mucho tiempo, tal vez años, God Serena dice algo importante. – De hecho, nunca lo he visto salir, ni entrar, ni vivir, nunca lo eh visto. –
– ¿Y cómo hizo el contrato del departamento, señor? – Pregunta la becaria de coleta y actitud vivaz.
– Todo fue por teléfono, el depósito y primeros meses de renta los dejé en un buzón, después, debajo de mi puerta apareció el contrato el cual regresé firmado al mismo lugar. – Serena se rasca la cabeza pensativamente.
– Ahora que lo mencionas, yo tampoco lo conozco, el trato fue el mismo. – Exclama Brandish hacia la becaria dando a entender que solo ella es la única persona razonable con la que puede hablar en este grupo.
El otro joven ayudante no quiere quedarse atrás y trata de buscar en internet información que les auxilie a saber quién es, pero solo encuentra la dirección del lugar, pero no importa mucho, ya han llegado a la oficina que esta hasta el final de varios pasillos largos.
Acnologia es el que hace los honores y toca bruscamente la vieja puerta de madera con sus enormes manos. El ruido se escucha hasta el último rincón del edificio.
– Hey, amo y señor del edificio, estamos atrapados. – Los golpeteos continúan, pero no hay respuesta, solo un sonido lejano de un televisor encendido es el que hace eco al fondo.
— No hay respuesta. - Dice Serena señalando lo obvio.
- Aquí está tu respuesta. – De una patada Acnologia derriba la puerta partiéndola en dos.
Sin hacer comentarios al respecto, todos entran tras de él buscando al dueño de tan misterioso lugar. Lleno de polvo y objetos viejos, no es más que otro departamento igual a los demás, lleno de libros y cosas viejas, pero no en este momento, como se escuchaba, solo el televisor esta encendido a todo volumen sintonizando un canal de noticias locales. El grupo inspecciona curiosamente el lugar en busca de algo que les ayude, siendo la joven becaria la que da con una pista.
- Protocolo de fumigación. Notas importantes. -comienza a hablar mientras sostiene una hoja de papel- avisar a los inquilinos, instalar dispositivos de fumigación automáticos, desalojar el edificio, revisar lugar por lugar para que no quede nadie, sellar el edificio, iniciar fumigación en modo ultra violento. -
-Sellar el edificio esta subrayado en rojo -el becario toma la hoja para continuar la lectura– y en letras rojas, subrayadas y mayúsculas está escrito a mano, "que se jodan los escandalosos del 310, yo no voy a ir a ver si ya salieron o no”. –
-Creo que se refiere a ustedes. - Brandish hace una pequeña sonrisa al recordar que son Acno y Serena los habitantes de ese departamento - debieron cuidar sus relaciones con los demás miembros del edificio.
- Y debajo de esa nota dice, "también que se joda la del 309, sus tacones se escuchan hasta las calderas en el sótano".
- ¿Qué?, dame eso. - Ella le arranca la hoja de la mano y la inspecciona a fondo.
-Bueno, bueno, no hay de qué preocuparnos, llamemos a la compañía antes de que llegue la hora. -
- No veo un teléfono en estas facturas –dice la joven de cabello castaño.
- ¿Correo?, ¿nada? -
- Sugiero el uso de la fuerza bruta para solucionar esto. - Abriéndose paso entre todos y dejándolos atrás, Acnologia abandona el lugar, se escuchan sus pasos a la distancia y de pronto un golpe seco, acto seguido regresa por donde vino sobándose los nudillos.
- Antes de que vuelvas a ir a ser el macho, pon atención el lugar esta sellado, no hay forma de abrirlo. – Usualmente Brandish no se lleva con Acnologia pero su mal humor actual hace que termine jalándole las orejas al cara-tatuada.
- Becarios, ideas. - Ante la orden de God Serena, los dos jóvenes hacen una pequeña reunión y susurran entre ellos.
- Podemos frenar la fumigación antes de que nos mate como cucarachas. - Dice él contento de tener una idea.
- Fumigación mortal. - Aclara ella con inocente sonrisa.
- Ahora veo porque los contrataron, aunque es buena idea, alguien vio algún dispositivo o algo que parezca una maquina mortal. –Brandish hace un gesto con sus dedos indicando que la sigan mientras sale del departamento vació.
- Yo no he visto nada, pero podemos buscar juntos si quieres. - Serena corre al lado de ella mientras comienzan a revisar los pasillos buscando algún dispositivo o maquinaria, incluso Nina hace su parte olfateando cada rincón del lugar. Acnologia no pierde oportunidad e intenta romper las ventanas, pero no tiene éxito ya que han sido selladas por una fuerza superior a sus capacidades físicas y lógicas, el poder del guión.
Los minutos pasan y no han encontrado nada, pero parece que no es lo único que avanza ya que la paciencia de Brandish se agota poco a poco dejando de ser esa dulce vecina que siempre está para apoyar a sus bobos vecinos, pero no, esta noche no, en cualquier momento podría convertirse en la peor de las bestias del averno y en un parpadeo podría asesinar a Serena que no se separa de ella, solo por tratar de impresionarla con historias que ni sus fieles becarios creen pero ignoran al estar tan concentrados buscando.
Pero no hay nada, incluso entrando no solo a los departamentos vacíos, también a los que están habitados y han sido cerrados con llave, infringiendo la ley, traspasando la privacidad de sus vecinos, revisando sus refrigeradores, pero no han encontrado ni el más mínimo indicio de la amenaza que los pueda matar lenta y dolorosamente.
- Empiezo a creer que esto es una broma, becario, ¿has visto alguna cámara de vigilancia? - Serena sigue pensando en pistas, el tiempo se agota y es tiempo de ponerse serio.
–Solo las los pasillos y las que usted intento instalar en el departamento de la señorita…–
- Ya entendimos que no hay cámaras cierra la boca –le grita mientras le tapa los labios con toda la mano.
La furia de Brandish se desata y está por asesinar a Serena mientras que el resto del grupo trata de detenerla, Nina por su lado juguetea alrededor de ellos pensando que se trata de una actividad inofensiva, pero de pronto, una alarma comienza a sonar exactamente cuarto para las doce.
- Proceso de fumigación, iniciado. - Una dulce voz, femenina pero monótona al grado robótica se escucha en todo el lugar.
— ¿Qué es eso? –dice preocupada Brandish mientras suelta del cuello a God Serena.
– Las cargas de veneno han comenzado a mezclarse, quince minutos para purificación total. –
– Becario, define purificación total. – Acno no comprende lo que está pasando.
– Todo ser vivo dentro del perímetro va a ser borrado de la existencia de este universo.
– No puede ser, el escritor tardo dos años y medio en acabar este capítulo, ¿es capaz de evaporarnos en un instante, así como así?, nos prometió una temporada de diez capítulos y otras dos para terminar de desarrollarnos como personajes en una absurda pero divertida comedia que nos hace ver la vida de los villanos desde un punto de vista diferente pero divertido. – Acnlogia se ve aterrorizado por primera vez en su vida.
– Desgraciado, enfermo, alimaña, sabandija, saltapa'tras —Serena le grita al techo enérgicamente mientras agita el brazo.
— Tranquilos todos, aquí somos cinco personas y una quimera, usemos nuestras cabezas para pensar en donde están las cargas — God Serena lo hace literal y pega su cabeza a la de Brandish.
Todos se concentran, pero solo escuchan a Nina rasgando la alfombra.
— Tranquila, cuando esto termine te daremos un buen baño caliente y podrás comer una rica alfombra. – La becaria con su calma personalidad trata de ayudar al can.
–¡Eso es! – Exclama Brandish mientras junta sus manos en señal de que ha resuelto el misterio.
– ¿La alfombra? – Pregunta la becaria.
–No, el sótano. –
– ¿Qué? – preguntan todos al unísono.
–¿Que decía la nota del dueño del edificio? – Brandish comienza a caminar.
–¿Que los tacones de la señorita se escuchan hasta el cuarto de calderas? – El becario ayuda como su función lo apremia.
Todos caen en cuenta de la pista y aceleran el paso, solo les quedan unos minutos para detener su muerte inminente. Al llegar a la puerta se encuentra también cerrada pero antes de derribarla hay una nota encima.
–“Cuidado con los zombis.”– la letra en tinta roja carece de sentido.
–Estoy harto de las bromas – Serena toma el liderazgo y abre la puerta de un solo golpe.
El lugar es un pasillo largo, oscuro y húmedo donde al final se ve una luz titilando que deja ver la puerta del cuarto de calderas, el paso desacelera ante la penumbra y cuidadosamente se acercan al final.
–Tenemos tiempo de sobra, esto fue fácil – la seguridad y arrogancia de Serena llega a sus límites al sentir que ha hecho lo correcto en ser el que valla al frente del grupo.
Un clic suena debajo de los pies de Serena y el suelo se abre en dos mandando a todos a un abismo, los gritos se escuchan en diferentes direcciones ya que una serie de toboganes los ha separado en su caída.
El primero en incorporarse es Serena, no logra ver nada y comienza a buscar en el piso, al sentir un rostro lo primero que hace es estrujarlo para identificar quién es.
–Señor soy yo. – El becario apenas si puede hablar con una mano tosca en su rostro.
–¿Cómo lo sé? –
–Usted me contrato. –
–¿Y cómo sabes que soy yo? –
–Las manos le huelen a pollo kung pow. –
–Pasaste la prueba. Pero te estaré observando a pesar de que no vea nada. –
Donde están. Se escucha la voz de Acno en otra habitación contigua.
–Caímos en lugares diferentes, yo estoy con la becaria–
–Me llamo Sasha y encontré algo– la joven activa un switch y una luz tenue se activa en todas las habitaciones donde se ve el techo alto y una puerta para salir de donde están.
–Busquen la salida, se nos acaba el tiempo y aún tenemos que desactivar la trampa. –
Antes de que Serena diga alguna estupidez, su acompañante abre la puerta y un rostro a medio descomponer se asoma para lanzarle un mordisco, detrás de esta hay una horda de muertos vivientes dispuestos a devorarlos, el letrero que indicaba tener cuidado con los zombis no mentía. Lo mismo pasa en las otras puertas haciendo que las cierren inmediatamente.
–No temas Brandish, voy a tu rescate. –
–Señor, la señorita Brandish ya ha salido con un tubo que encontró y está matando a los zombi y espero que me dé una buena recomendación porque voy detrás de ella. –
–Acnologia, no temas, si mueres yo cuidaré tus cosas. –
–Por el ruido creo que él y Nina han salido a machacar muertos vivientes. –
–Bueno, becario, es tu turno de ser héroe. –
–Mi nombre es Berth y quiero salir vivo de aquí porque hay una rubia allá afuera que quiero volver a ver. – Él se pone un balde en la cabeza y una escoba rota para clavarla en los ojos de los zombis que el escritor se ha sacado de la manga.
De hecho, nada de esto tiene sentido, pero como este es in show para toda la familia, debe haber un especial de Halloween con muertos y apariciones.
Pero por ahora Serena se ha quedado solo en la habitación escuchando como en el exterior sus amigos combaten contra cientos o miles de zombis, pero él duda, es la persona más fuerte y valiente de esta historia, pero ahora se enfrenta a una amenaza diferente, no solo pelea contra el amor no correspondido, sino contra la maldición de los renacidos, terribles criaturas que regresaron de la muerte para comer su rostro tallado por los dioses.
El amor, God Serena recuerda que si no ayuda a Brandish pudiera no volver a verla, no solo el veneno acabara con ellos, los muertos podrían devorarla y si hay alguien que se la va a comer es solo él. Es decir, en un caso hipotético donde quedaran atrapados en una isla y se acabara la comida y ella muriera trágicamente pero antes hicieran un pacto de mutuo canibalismo donde el alma será preservada dentro de su cuerpo por la eternidad.
Serena sale de la habitación y se encuentra con un montón de cadáveres, pero ninguna pista de su compañero, ya que afuera es un laberinto y solo un camino correcto llevara a la salida.
Cinco minutos para la fumigación total.
El grupo recorre pasillos y pasillos peleando contra los caminantes, usando como armas lo que tienen a la mano, la música melancólica suena de fondo mientras sus movimientos se tornan en cámara lenta, el sudor y las lágrimas caen lentamente mientas evitan ser mordidos. El ejercito del mas allá parece implacable pero su avance es reducido paso a paso. Con valentía todos entregan cuerpo y alma para llegar a una habitación gigante donde no solo hay zombis si no, como si pareciera acto del destino, un enemigo final aparece, desde las profundidades de los abismos del mismísimo infierno, surge una araña horripilante, su tamaño mes como de diez metros de alto y sus patas peludas avanzan de forma implacable, dispuesta a hacer la cena con nuestros héroes los mira uno a uno con sus múltiples ojos, decidiendo a cuál destrozara primero.
Todos se reúnen frente a la amenaza y tras mirarse uno a otro se preparan para la batalla final.
Esta batalla es tan épica que faltan palabras para describir como cada uno de ellos con sus habilidades sobrenaturales servían para darse paso entre centenares de cuerpos reanimados, para abrirse paso a criatura que los aguarda al fondo del calabozo, que era el obstáculo para la salida de este calabozo y donde se encontraba la única esperanza para salir con vida. Este monstruo tamaño gargantuezco les lanzaba telarañas, ácido y maldiciones en idioma incomprensible que solo avivaban las energías de los muertos a su alrededor.
Acno fue el primero en llegar, pero rápidamente fue regresado de un golpe sus gigantescas patas. Por otro lado, Nina le ladraba tratando de encontrar un punto débil, pero esta cosa no perder ningún detalle con sus múltiples ojos viscosos.
–Un minuto para la fumigación total. – La voz del ángel de la muerte en forma de parlante en la pared señala su inminente final.
Aunque lograran pasar al monstruo, no tenían tiempo suficiente de subir y cancelar la purificación del edificio, las esperanzas estaban perdidas y solo les quedaba pelear hasta el final para tener una muerte digna que no fuera ser devorados.
Era el fin.
Pero la esperanza se elevó como un cometa en el cielo, un fulgor ilumino la sala como si de una aparición divina se tratara y sin ser más que un simple mortal, de un gran salto, God Serena se abre paso para dar el golpe certero a la máquina de muerte hecha arácnido infernal, con un arma improvisada se prepara para asestar un golpe con todas sus fuerzas, apuntando al centro de su cabeza y terminar de una vez por todas.
La criatura abre sus fauces y devora a God Serena de un solo mordisco. Todos miran con asombro como nuestro héroe vuelve a fallar épicamente.
– Maldito –grita Brandish mientras avanza machacando a los últimos zombis restantes, el cuarto se ilumina intermitentemente de una tonalidad roja que añade un nivel más a la tensión presente.
– Diez segundos para la fumigación total– La voz automatizada comienza el conteo final.
Todos se preparan para atacar al monstruo gigante para detenerlo a como de lugar.
– Nueve. –
El ser de ocho patas se defiende fieramente.
– Ocho. –
Acnologia la golpea en el vientre.
–Siete. –
Brandish busca un punto débil.
– Seis. –
Sasha lanza todos los objetos que encuentra.
– Cinco. –
Berth golpea las patas con un tubo.
– Cuatro. –
Nina muerde a la araña en una pata.
– Tres. –
La araña trata de atraparlos con sus redes manipuladoras y mentiras hechas carne.
– Dos. –
Una lágrima cae por las mejillas de Brandish.
– Uno. –
El monstruo cae sin vida al suelo.
– Fumigación mortal cancelada, amenaza eliminada. – La iluminación del cuarto se vuelve clara y los zombis que quedaban se desploman al acto.
¿Qué ha pasado?
–El poder de la amistad la ha fulminado –exclama Acnologia sorprendido.
Las luces se tornan de una tonalidad clara y detrás del gigante se abre la puerta lentamente, dejando ver unas escaleras hacia la libertad.
– ¡No! – Brandish se tira de rodillas mientras se cubre el rostro con las manos, trata de esconder su dolor, pero no puede engañar a nadie.
Nina aúlla por la pérdida de su amo, silenciosamente Sasha y Berth se unen para consolarla.
– Hasta luego, amigo. – A Acnologia le corren unas lágrimas masculinas por el rostro.
Un silencio sepulcral inunda el ambiente, el grupo mira al monstruo ofreciendo una despedida final para su amigo.
Descanse en paz God Serena.
– Por cierto, ¿cómo es que se murió esa araña de repente? – pregunta Sasha la becaria.
– Bueno supongo que comerse a Serena le causo indigestión. – Una ligera sonrisa de resignación se pinta en el bello rostro Brandish.
Todos se preparan para marcharse del lugar poniendo su mano sobre la panza de la araña como si se tratara del ataúd del hombre de las coletas, uno a uno se alejan en dirección a las escaleras para dejar atrás este lugar para siempre.
La araña de origen desconocido parecía comenzar a desmoronarse poco a poco como los zombis, pero, se trata de algo más, se sacude violentamente solo para terminar arrojando involuntariamente una baba de su boca, y tras de esta, un bulto lleno de secreciones demoniacas. Todos se dan cuenta de esto y corren de regreso para ver de qué se trata, poco a poco ayudan a despejar la viscosidad solo para descubrir a un God Serena envuelto en toda clase de porquería maloliente.
– ¿Lo vencimos? –pregunta con una voz casi imperceptible al momento de que lo logran sacar de la inmundicia.
– Así es amigo, derrotamos al jefe final. – Acnologia le limpia la cara con sus manos gigantescas
– ¡Libertad! –balbucea el atontado guerrero mientras lo cargan a la salida, la música de victoria se pronuncia en los altavoces y de entre las piedras y los escombros comienzan a brotar flores, el lugar se llena de aves y conejos que despiden a los guerreros con sus pequeñas patas.
En realidad, nunca sabremos cómo es que murió esa criatura de las profundidades, pero todo indica que la existencia de God Serena dentro suyo fue suficiente para terminar con su vida, al parecer la inherencia de tanta absurdidad no es posible contener ni para el más temible de los demonios del inframundo.
Subiendo las escaleras encuentran el interruptor que detenía la fumigación mortal en caso de que hubieran evadido la trampa, pero ya no es necesario usarlo, el camino a la salida es fácil, llegando de regreso a la sala de calderas, y saliendo del sótano, una vez más se encuentran en el edificio donde viven.
El lugar sigue vacío, es pasada la media noche y solo hay un sitio en el que pueden encontrar respuestas. Su camino los lleva de regreso al departamento del arrendatario, pero esta vez, a pesar de los esfuerzos, la puerta está cerrada.
Un sobre sale debajo de la puerta, Berth lo recoge y lo lee. – Gracias por ayudar con la exterminación, me he ahorrado una fortuna con la gente de la fumigación, lo tomare a cuenta de su renta.
Todos están contentos con el resultado, incluso los becarios hablan de rentar un lugar para estar cerca de sus labores, Acnologia carga de regreso a su babeante camarada que solo tiene palabras incomprensibles para su amada y así, uno a uno se despiden para terminar por fin con esta surreal noche.
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Dos dragones en Nueva York
HumorAcnologia, el rey de los dragones analiza el caos que ha sido su vida y decide hacer un cambio total, cansado de ser el más temido del reino, decide marcharse a comenzar desde cero. Solo con lo que trae puesto, llega a Nueva York dispuesto a cumplir...