Las fotografías no son para siempre.

30 4 3
                                    

Volvieron los tiempos de lluvias y con eso las ganas de escribir esta historia deprimente, vana, abrumadora, tan vacía como el número de lecturas que tiene, pero eso no me impide continuar, en mis sueños se aparecen Acnologia y God Serena, vestidos de payasos, pidiéndome que actualice, que continúe con sus aventuras. No sé cuanto pueda seguir así, o si solo terminando otro capítulo pueda descansar un poco. Las voces tal vez se vallan y pueda retomar mi vida. No, yo no tengo vida. Solo soy un espectador que tiene que explicarles la locura en que se está convirtiendo esta historia,

Así que tratemos de retomar donde nos quedamos: Acnologia tiene una nueva meta, aprender a actuar. Pudiera sonar extraño pero para una persona que siempre ha hecho su voluntad, es difícil pretender ser alguien más. No se confundan con su aspecto bárbaro, por algo llego a ser el rey de los dragones y en su tiempo fue un mago excepcional que tuvo a los libros como principal aliados en su camino. Lamentablemente con el tiempo fue un hábito que perdió y si había leído alguna novela clásica, su vida de ermitaño sociópata lo había alejado del mundo moderno. Por lo que ahora se ha convertido en un gusano de biblioteca, no un gusano literal, eso sería ilógico, pero lo de la biblioteca si lo es.

Serena se levanto como cualquier día normal, solo para encontrarse la sorpresa de que hay un gran boquete en la pared de su sala y en medio varios estantes de libros que tenían una etiqueta pegada en la cual se podía leer: "Biblioteca pública de Nueva York". En el suelo yacía Acnologia en posición de flor de loto, con unos lentes de fondo de botella y un libro muy cerca de su rostro.

- Ok, voy a tratar de entender la situación.- Dice God Serena después de ver el desastre que hay en su sala. – Fuiste a la biblioteca más importante de esta ciudad, te robaste unos estantes completos y, ¿los trajiste al departamento?-

- Así es.-

-¿Por qué?-

- No me gusta que me vean leer.-

- ¿Es por tus lentes gigantescos?-

- Pensé que eran mágicos, se los robe a una señora con capa.- Acno tira los lentes y trata de aclarar su vista mientras hace muecas.

- Eso explica porque estás leyendo libros de maternidad.- Tras las palabras de God, el buen cara tatuada deja discretamente el libro en el suelo y busca otro que leer. – Toma este, Romeo y Julieta, es un clásico y han hecho muchas obras de esto. Además hay muerte.-

- No se hable más. Y sobre el hueco en la pared- Acnologia aun no acaba de hablar cuando se da cuenta que Serena esta frente a él con dos cuchillos y una mirada asesina. – Oye tranquilo viejo, todo tiene solución, Steve el vagabundo ya contacto a unos trabajadores para que lo arreglen.-

-¿Qué?, no, no, vengo a contarte mis nuevos planes para el día de hoy.- Serena baja los cuchillos antes de comenzar un malentendido. – Comenzare mi propio negocio de comida rápida.-

- ¿Te refieres a comida que corre muy rápido?, o, a comida que se digiere a velocidades tan extremas que después de comer tienes que ir al baño, o mejor aún, es comida que ha trascendido los límites del tiempo y el espacio y ahora posee una clase de sabiduría que es difícil de comprender para nosotros.- Acnologia comienza a hiperventilar como niño pequeño en dulcería.

- Admito que todo eso suena genial, pero no. Hoy iremos a al parque central en mi nuevo vehículo.- God Serena le explica los detalles de cómo adquirió hace poco tiempo una casa móvil adaptada para servir comida en cualquier lado a donde vallan.

Salen del edificio y tras caminar unas cuadras el hombre de las coletas sigue hablando de cómo su genialidad lo llevó a esa idea, por su puesto Acnologia no está escuchando una sola palabra ya que está inmerso en el libro que le provoca diferentes gestos a lo largo del trayecto.

Dos dragones en Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora