Esta canción es un cliché y lo sabes.

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Hola de nuevo queridos amantes de la lectura en línea, espero que se hayan divertido con el encuentro de estos dos personajes de singulares personalidades, pero esto apenas es el comienzo, un futuro incierto nos espera y la salud mental de los protagonistas está en su contra, pero ese es el menor de los males que encontraran en esta ciudad, pero eso solo lo descubriremos de una manera.

- Y entonces le digo, si no me agacho, ¡me pasa lo que al perico!- Dice a gran voz God Serena.

–Juajuajuajua.- Es la sonora voz de ambos tras la historia que le venía relatando mientras subían las escaleras de un edificio de departamentos en un barrio común de la ciudad de Nueva York.

A Acnologia no le importa qué tipo de lugar sea, prefiere eso a dormir en la calle de nuevo. O eso pensaba en un principio. Caminan por un pasillo que rechina pero es un ruido que se pierde por el sonido que sale de otros departamentos.

- Y aquí estamos.- Grita God Serena al abrir la puerta de su departamento al final del pasillo.

Acnologia da un par de pasos para observar detalladamente, parte de él se siente decepcionado ya que esperaba un basurero como su cueva, pero su nuevo compañero tiene el lugar muy bien cuidado, no tiene muebles lujosos o decoración ostentosa pero al menos el lugar esta en orden.

- ¿Y bien?-

- Siendo sincero, esperaba un poco mas de, no sé, ¿caos?- Dice Acnologia al extrañar su cueva por primera vez.

- El caos es parte de nuestras vidas, pero el Feng Shui es lo que nos ayudara a ser exitosos en esta vida, tal vez hasta conozcamos el amor.- A God Serena se le iluminan los ojos mientras acomoda un par de centímetros el sofá.- O al menos eso dijo el señor que vende comida china a la vuelta.-

-¡Bah!, no importa, unos cuantos litros de sangre regados y dos cuerpos empalados en la entrada y este será el lugar perfecto.- Acnologia da un salto al sofá y rápidamente enciende el televisor.

- Me temo que el empalamiento no es bien visto en esta ciudad, al menos no por ahora.- Serena mira su puño y lo aprieta con ira. – Al igual que el canibalismo, extorsión, sodomía, robo, corrupción, prostitución, heavy metal, olimpiadas de oficina, frascos destapados, hakuna matata.-

- ¿Qué me dices del asesinato?-

-Oh sí, eso también está mal visto, pero ya sabes, la gente puede desaparecer de vez en cuando.- Ambos se sueltan a reír de nuevo de una manera macabra, casi al punto de las lagrimas. Después de media hora de carcajadas irracionales, terminan en el suelo y con dolor de estomago que solo puede ser calmado con algo de comida.

El chef Serena se hace presente en la cocina y prepara una pasta italiana que es un descubrimiento culinario para Acno, termina como niño de hospicio en navidad, lleno de comida por toda la cara y finalmente dormido sobre la mesa como ebrio de cantina. God Serena aprovecha este espacio para usar su computadora y leer un par de historias en Wattpad, en la pantalla se puede leer un titulo: "El desierto rojo de Magnolia". Así es amigos, soy el narrador pero se me pide hacer un par de comerciales de vez en cuando, no me juzguen. En fin, después de tan gratificante lectura, continua con una ardua investigación en internet.

Al día siguiente, el caballero de las coletas despierta con el rostro pegado al teclado de la computadora, claramente lo ha echado a perder por toda la baba que derramo en la noche, pero eso no importa, en la impresora que está a un lado hay varias hojas apiladas, rápidamente las pone en orden y busca a Acnologia que está en la cocina cortando verduras, además hay un vagabundo sentado sobre la mesa. Este solo sonríe con su boca chimuela y saluda con una mano a God.

- G-an, el hombre, que bueno que te unes a nosotros, debido a tu hospitalidad hoy me encargue de traer el almuerzo.-

- Acnologia, lo agradezco, pero ya hablamos ayer sobre el canibalismo.- G-man, como ahora le ha apodado el de la cara tatuada, solo se da una palmada en la cara pensando en las atrocidades que ha hecho mientras dormía.

Dos dragones en Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora