Malo, perro malo.

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El primer recuerdo que tuve de mi infancia fue ir al parque de diversiones y ver como un globo que me habían comprado se soltó de mi mano y se fue al cielo para nunca volver, desde ese momento me convertí en hombre y decidí hacer solo cosas productivas, así me inicie en la bella arte de ser un narrador, pero como la situación económica del país no da para mucho, termine siendo el narrador de esta atroz historia, aunque seamos sinceros, nos hemos divertido hasta el momento, tal vez un día hasta se haga una serie de esto, podría ser con actores famosos o algún nuevo talento que aun no ha sido descubierto, mientras sucede eso veamos que le depara a nuestros amigos.

God Serena y Acnologia están de visita en la perrera municipal buscando una mascota que les haga compañía, aunque indecisos de lo que esta disponible, no encuentran algo que valla con ellos, solo hay perros pequeños y escuálidos que no van con la masculinidad de estos caballeros.

— Amo de los perros, ¿tiene algo con mas colmillos o púas en la espalda?— Le pregunta Acno al temeroso encargado del lugar.

— No, aquí solo traen a los animales que vagan en las calles, por favor no me haga daño.— Le contesta mientras se esconde detrás de un escritorio viejo.

— Te dije que no era bien visto llegar derribando puertas a punta de patadas, ya hiciste que el señor mojara sus pantalones.— Le dice God Serena mientras mira a un chihuahua tembloroso dentro de una jaula. –Es igual a este animal feo.—

— Eso es mentira y lo sabes, el señor ya se había mojado antes de que llegáramos, ¿no es así?— Acnologia le grita, parece estar más enojado que de costumbre.

El pobre encargado del lugar solo asiente para darle la razón pero ante la presión se desmaya perdiendo el control de su cuerpo y mojando sus pantalones por segunda vez en el día.

— Que te pasa Acnologia, hoy estas mas insufrible que aquella vez que descubriste que...

— Tengo hambre, además estoy molesto porque quiero alguien que me haga compañía, tú has estado ocupado acosando a la vecina y ya no hemos podido divertirnos como antes.— Acnologia hace muecas como niño pequeño al que no le cumplen sus gustos.—

— Primero que nada, no la acoso, solo me aseguro que llegue con bien a su departamento y salgo a saludarla cada vez que puedo.— Ambos comienzan a caminar fuera del lugar.— Segundo, no hemos salido a divertirnos porque ambos no hemos conseguido trabajo alguno, dime ¿ya hiciste alguna nueva audición?—

— No me gustan las historias que quieren presentar, Chicago era la única que parecía divertida y ya estaba llena, tuve que incendiar el lugar.— La común platica de los dos sociópatas aterra a algunos que los escuchan en el camino pero misteriosamente la policía no aparece a pesar de que los llamen para reportar sus crímenes. Ambos salen de la perrera y como un par de galanes se ponen unos lentes oscuros y caminan de manera dominante por una calle tranquila.

— ¿Ya sabes en que bote de basura comeremos hoy?— Pregunta Serena indicando la situación deplorable en la que se encuentran.

— Vi uno de una pescadería aquí cerca, vamos antes de que se llene de gatos.—

— Esto no pasaría si Steve el vagabundo no se hubiera ido a ese congreso de traficantes, espero que nos traiga algo bueno de regreso.— El pobre Serena se toma del estomago mientras habla, pero claro no pierde la postura ante tal situación. Esta actitud de macho alfa la adoptaron de uno de los libros que cayó en las manos de estos sujetos en el hurto de la biblioteca pública de la ciudad, como todo buen libro de superación que es leído por una mente pequeña, son fácilmente manipulados para hacer todo lo que dice ahí, y claro sus últimos dólares los enviaron al escritor esperando recibir una guía extra para ser exitosos, cosa que claramente era una estafa. Pero hasta la fecha ellos siguen esperando con paciencia.

Dos dragones en Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora