Bajo la mesa

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Durante la última cena familiar
el vino se vertió sobre la mesa,
se escurrió por una muesca irregular
entre las tablas del suelo en la pieza.

Más tarde, esa misma noche
volví al comedor de la gran casona,
y escondida tras la flaqueza de una tablilla
hallé lo que escondía esa discreta casilla.

Lo que imaginé un tesoro escondido,
se volvió la mayor sorpresa
cuando al abrir lo que creía desconocido,
el pasado en su interior me confiesa.

En silencio retorné a mi cuarto
de la casualidad me sentía presa,
sostenía con mis manos un tesoro,
el evidente rastro de mi adolescencia.

Pequeños artículos, grandes verdades
los dejé uno a uno sobre la cama,
y observé con detenida calma
secretos de una juventud desbocada.

Viajes familiares,
cumpleaños colectivos,
acampadas en la escuela,
mis festivales favoritos.

Una boda improvisada,
varias sorpresas fallidas,
las hazañas llamadas "festividades"
cuando se juntaba la comitiva.

Cómo olvidar la foto de aquel beso,
esa parranda en la que perdí la cabeza
tantas cosas que, en su momento, pudieron, quizás, matarme de vergüenza.

Y qué decir de las escapadas
apenas planeadas cuando nadie estaba,
o de esa carta nunca entregada
a un amor que en silencio cultivaba.

Lo que me lleva a preguntarme,
¿será esta la idea de una mente traviesa?
y si el objetivo no fuese encontrarle,¿cómo todo esto quedó bajo la mesa?

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