─ ❝Amor mío, cuando miro mi vida y
todos mis crímenes, creo que eres lo
único en lo que acerté.❞ ⇆
Albus regresa al Valle de Godric luego de un par de años. Revive cada mentira, cada momento de su juventud.
Regresa al salón donde una vez Gellert...
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▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ Gellert Grindelwald & Albus Dumbledore. ─ ❝AMOR MÍO｡｡｡❞⇆ El Valle de Godric. ▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
1919.
Sus pies se mantenían firmes, frente al espejo que reflejaba más allá de su rostro. Era como si estuviesen completamente enterrados en el suelo, y fuera imposible el intentar removerlos. No comprendía la razón, tampoco sabía de dónde venía, pero juraba que sentía una suave brisa chocando de manera ligera con su rostro. Parecía que lo abrazaba. Entonces, supo que el viento le hacía compañía. Era como un leve lamento, un escapar del cielo; era una caricia, incluso un manto invisible que lo envolvía y tenía la dicha de consolar su llanto.
Una suave brisa que envolvía cada rincón de la sala. Parecía como si fuera su única compañía; era la única que nunca lo abandonaba a pesar de lo inestable que todo parecía ser. A veces tomaba su tiempo, a veces incluso se ausentaba, pero siempre volvía. Y en ese momento, Albus deseaba que aquellas suaves ráfagas de viento no fuera lo único capaz de regresar a él.
Levantó su vista nuevamente para encontrar el reflejo de aquel hombre en el espejo, aquel hombre que lo miraba con tanto cuidado, en silencio. Dumbledore deseaba escuchar su voz, aún cuando sabía que eso no era posible.
La tragedia se había apoderado del verano en aquel año de 1899. Albus había llegado a considerarlo uno de los mejores, pero claro, eso era antes de que su mundo se derrumbara luego de su mayor pérdida. Su hermana había muerto... y el amor que sentía por Gellert Grindelwald, la persona que mejor lo había comprendido alguna vez, había sido enterrado con ella. Al menos, eso era lo que tanto había deseado hacer.
—Profesor Dumbledore —una voz femenina lo había traído de golpe a la realidad. Albus se reincorporó lo más rápido que pudo, secando disimuladamente una delgada lágrima que había corrido por su mejilla.
—Profesora McGonagall, creí que se encontraría revisando los exámenes finales —comentó Dumbledore, quien ni siquiera había sido capaz de mirar directamente a la joven profesora. Con ayuda de su varita, levantó la gruesa manta que cubría el espejo de Oesed, haciendo que levitara hasta volver a cubrirlo por completo.
—¿Se encuentra bien? —el cuestionamiento por parte de la mujer hizo que Albus encontrara su mirada por fin.
Asintió con la cabeza de manera leve, mientras esbozaba una sonrisa.
