─ ❝Amor mío, cuando miro mi vida y
todos mis crímenes, creo que eres lo
único en lo que acerté.❞ ⇆
Albus regresa al Valle de Godric luego de un par de años. Revive cada mentira, cada momento de su juventud.
Regresa al salón donde una vez Gellert...
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▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ Gellert Grindelwald & Albus Dumbledore. ─ ❝AMOR MÍO｡｡｡❞⇆ Recuerdos de un día de verano. ▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
Albus llevaba miles de recuerdos en su alma. Cada que sus pies se movían por los pequeños rincones del pueblo, parecía que un recuerdo llegaba para hacerle compañía. Recuerdos hermosos: aquellos que aún le hacían suspirar al imaginar la presencia cálida del sujeto que tanto marcó su vida, aquél que le enseñó a amar y que, aún con todo, no era capaz de odiar.
Había miles de profundos recuerdos. Recuerdos en la memoria de aquellos tiempos pasados; eran historias, eran sombras e incluso alegrías transitorias que se habían quedado grabados para siempre. Había algunos que eran placenteros, y otros que eran completamente dolorosos. No importaba qué sucediera, Albus tenía ese recuerdo de un día de verano, un día que había iniciado como uno común... y había terminado con la peor tragedia de su vida.
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26 de agosto de 1899.
Era una semana antes de que comenzaran las clases en Hogwarts. El joven Albus no podía encontrarse más encantado; encerrado en su propia burbuja y cegado por sus propios sueños y anhelos.
Se atrevía a decir que su amor crecía cada vez más. Desde aquella vez, en aquel salón, con los brazos de Gellert rodeándolo... Albus sabía que era feliz, y ese chico era todo lo que necesitaba para seguir así.
Parecía ser otro día soleado en compañía del joven Grindelwald, ambos concentrados en sus investigaciones en torno a las Reliquias de la Muerte; su pequeña y compartida obsesión.
Todos sus planes estaban fríamente calculados. Sabrían lo que realizarían con cada reliquia cuando la consiguieran, a pesar de lo excesivo o ambicioso que sus acciones podían ser, ambos estaban convencidos en que todo era por el bien de los muggles, de los magos... era por el bien de todos. Se les había otorgado el poder. Tenían el derecho a dominar debido a ello, y nadie podía negarles que las acciones por su causa iban más allá de lo necesario. Quizás, era simplemente que Albus estaba encantado por las ideas de Gellert... y encantado por Gellert, por todo lo que ese chico era y le podía ofrecer.
