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Supieron que algo no iba bien en cuanto una sensación similar a un fuerte escalofrío los recorrió de pies a cabeza, olvidando lo que hacían todos se dirigieron uno a uno al salón principal encontrándose con que el hermano mayor, Shu, ya se encontraba allí; recostado como ya era costumbre, la muchacha rubia apareció poco después bajando las escaleras observando curiosa la reunión que sucedía.
Nunca esperó encontrarse con el mismísimo padre de los seis medios hermanos.
Pero no estaba solo, debajo de su ala llevaba cobijada a una chica de más o menos su edad, de cabello color crema y ojos miel, era bastante bonita a su parecer.
Pero la incógnita era: ¿Quién es ella y por qué había sido traída a la mansión de los Sakamaki?
Karlheinz explicó y recalcó que aquella nueva presencia femenina era única y exclusivamente para la compañía de Yui, argumentando que no era apropiado para ella estar sola en compañía siempre de los seis hermanos, otra chica haría que su estadía en la mansión fuera más acogedora.
«Qué patético.»
Pensaron los hermanos, aunque no tenían problema alguno con que la chica viviera con ellos su simple presencia les desagradaba, ya que no podían matarla o si quiera tocarla suponían que simplemente deberían ignorarla, aunque Reiji no pasaría por alto sus modales y la educaría como debe ser.
Mientras los demás prestaban atención a lo que decía su progenitor —con cierto desinterés— por otro lado el mayor de nombre Shu simplemente se levantó sin mucho esfuerzo y caminó a paso lento llamando la atención de su padre.
—Shu, ¿a dónde vas?
—A dormir a cualquier otro lado, son muy ruidosos.
Gruñó el de ojos azules posando brevemente su mirada en la chica nueva quien sonreía con fingida inocencia frente a lo que sucedía a su alrededor, aquello de cierta manera lo molestó y se fue de allí sin más.
—Reiji.
—Lo sé, me encargaré de decirle todo.
Respondió al instante el azabache, solo quería que el sujeto se fuera de una vez y los dejara en paz.
—También asistirá a la escuela con ustedes.
—¿Qué te asegura que no la matarán allá?
Cuestionó con desinterés Ayato mirando desde las escaleras, debajo de él se encontraba Subaru apoyado en la pared.
—Ustedes le darán protección, les aseguro que nadie querrá meterse con ella.
Después de pocos minutos más de charla el rey de los vampiros se retiró dejando a los menores a solas, donde uno a uno rápidamente se fueron no sin antes darle una última mirada a la chica, y claramente donde Laito se acercó sin mucho éxito, quedando solamente Reiji, Yui y la nueva.
