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Jungkook caminaba por las desoladas calles de un amplio barrio, mirando como a medida que el sol se ocultaba, sus vecinos comenzaban a guardar y cerrar todo.
Era un escenario digno de una siniestra película de terror, como si en la noche llegara un ángel de la muerte para escojer a sus víctimas y el esconderse fuera un método de protección;aunque, aquella comparación no estaba nada lejana a la realidad. Las calles de la capital de Corea del Sur se tiñeron de un azul de prusia, Jungkook se encargo de de sacar su pistola, la voz robótica de aquella mujer resonó por las altavoces de la capital, dando a conocer que se aproximaba algo que todos sabían.

"Que Dios esté con ustedes"...

La depuración anual había dado inicio.

Sin temor alguno el pelinegro sacó unas balas y asegurándose de recargar bien su arma. Probablemente eso no era suficiente para poder sobrevivir a la larga noche de depuración, pero por el momento eso le serviría para protegerse hasta llegar a su destino.
De los cinco años que se han llevado a cabo la depuración, era la primera vez en el que había querido salir a matar, todo gracias a que hace pocos meses había visto al tipo que había atropellado a su hermano sin pudor alguno hace tres meses exactamente, causándole la muerte inmediata a su querido hermano. Estaba tranquilo, como si llevar sobre el la muerte de un pequeño niño no le doliera en lo absoluto, Jungkook no podía contenerse y decidió hacer justicia por su propia cuenta aquella peculiar noche, en donde nadie le diría que no a su deseo de matar.

Se había preparado, por supuesto, había tomado un entrenamiento muy riguroso con armas y defensa personal. Podría mantenerse vivo, al menos la primera mitad de la noche.

Namjoon le había dicho que era una locura, y probablemente si lo era pero a Jungkook no podía importarle menos, sólo quería justicia por su pequeño hermano.

Su teléfono sonó pero antes de tomarlo se aseguró de que no hubiera gente cerca o sospechosa, y contestó.

-Nam -saludo un tanto animado—¿Cómo la están pasando?

_De la mierda, Kook, jodidamente de la mierda- el mencionado frunció el ceño, y antes de poder preguntar Namjoon volvió a hablar—. La casa ya no tiene seguro, me lo quitaron a las cuatro de la tarde.

-¿Qué?—el pelinegro se paró, frunciendo las cejas de enojo—Pero...tú y tu familia...¿En dónde pasarán la noche?.

_Yo me quedaré a cuidar la casa—tomo una pausa— Mandé a Mingi y a Hani con Yoon Gi al refugio. Yo...estoy asustado Jungkook. No sé si sobrevivire esta noche, solo quiero que Mingi y Hani estén bien..

-Lo harás, mantente lo más tranquilo que puedas.—Jungkook siguio caminando atento, logrando escuchar como a lo lejos el caos empezaba—. Puedes venir conmigo, estaremos bien.

-Mejor tú ven acá, porque sigo pensando que lo que quieres hacer es muy mala idea— chasqueo la lengua, y escucho un suspiro cansado de Namjoon del otro lado de la línea—. Debo irme, las cosas comienzan a ponerse feas por acá.

-Por acá también, por favor...cuidate.

-Lo haré, también tú Jungkook.

Y colgó. Seguidamente guardo su celular y se concentró en su alrededor, grandes autos y motos pasaban descontroladamente por todas las calles del lugar, con música a un gran volumen, algunos simplemente riendo y bebiendo alcohol. Llegó a una calle que se unía al centro de la ciudad, en donde el caos parecía concentrarse más. Planeó todo muy minuciosamente para cruzar las calles y llegar hasta aquel auto que parecía estar en buenas condiciones.

La Purga - KookTae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora