Smoking Kiss

"01"

Miré por la ventanilla derecha del auto de papá mientras este salía del estacionamiento de nuestra casa, el cartel de "For Sale" de la casa de Marcus estaba siendo retirado por un señor entre sus 45 o 50 años, sacudió su mano hacia nosotros y le devolvimos el gesto.

Subí los pies sin sandalias al asiento y papá me miró.

—Ryl, te sientes bien cariño? — coloqué la cabeza encima de mis rodillas y dirigí mi vista color esmeralda a la suya. Esa duda llevaba escarbando en mi interior mucho tiempo.

—apá ¿por que las personas eligen drogarse en lugar de descargar sus penas en una consulta de psicología? — me observó con el entrecejo fruncido y una clara expresión de no entender una mierda — Verás papá, en el instituto hace algunos días los de tu departamento fueron a dar una charla sobre el tabaquismo y el alcoholismo, hicieron quedar a esas personas como malas o dañinas ¿sabes? Y es que en realidad ninguno de nosotros saben la razón exacta por la cuál lo hacen y eso me trae cierto atisbo de dudas a mi cerebro.

—Mira mi amor, muchas veces lo hacen sin razón aparente, sencillamente por que les gusta y ya se hicieron co-dependientes de esa droga en su organismo, o las otras veces por algún pasaje traumático en su pasado, problemas familiares, Bulling por sus compañeros de estudio o trabajo, exactamente no se sabe pero los puntos más influyentes son esos ¿Tienes algún amigo drogadicto cariño?

Miré a papá, estaba viejo ya, sus 55 años pesaban sobre su rostro y sus arrugas, sus cabellos blancos estaban bien recortados así como el código militar lo requería, una sonrisa flamante y esa amabilidad característica de él. Amaba a ese hombre más que a mi misma. Quedé absorta en mis pensamientos, papá sacudió su mano delante de mi.

—Apryl cariño ¿me estás escuchando?

—Disculpa papá, no lo estaba haciendo ¿me decías algo? — bajé los pies del asiento al darme cuenta como nos acercábamos a la entrada del instituto.

—Te pregunté un montón de cosas, pero la más importante fue que si tenías algún amigo drogadicto y por eso estabas tan preocupada — agarré la mochila color salmón y del interior saqué un chicle de fresa y lo llevé a mi boca.

—No papá, no lo tengo pero si lo tuviera, le iba a dar todo el apoyo que se merece, incluso, si verlo fumar o drogarse delante de mi está mal — besé su mejilla — nos vemos en casa, Nana me lleva hoy en la tarde.

De alguna forma me molestó la actitud de papá, mis amistades hasta ahora no son su problema, son el mío y si elijo tener un amigo drogadicto así será. Caminé a prisa por el pasillo y cuando iba a doblar la esquina para ir a los taquilleros alguien pasó echo una furia a mi lado y me mandó directo al suelo.

—¡Por la puta madre mira por donde andas niñata! — vociferó y siguió corriendo como alma que se lleva el diablo, mi mirada solamente atisbó la cabellera del chico y la cinta blanca que atravesaba toda su cabeza.

—Auch — mis ojos se aguaron cuando saqué debajo de mi cuerpo el pie izquierdo, dolía y quemaba a la vez — dios todo poderoso, que dolor más agudo.

Prácticamente arrastras, paré mi cuerpo del suelo y recuperé mi compostura, intenté apoyar mi pie en el suelo.

—Mierda — con dificultad cojee hasta el salón de ciencias y tomé asiento en el último puesto. Sabía a lo que esto conllevaría, solamente no quise admitirlo e ir directo a enfermería.

—¡Jones! — Claudia corrió hacia mi y colocó sus manos a los costados de mi rizado cabello color naranja.

—¡No Clau, no! — intenté safarme, en vano, mi cabello estaba echo un desastre por su culpa. Ella comenzó a reír.