Llegaste tan arrogantemente a mí con esa sonrisa tan nefasta.
Derrumbaste mi terquedad con tan certeros elogios.
Apartaste mi ego con tus escrupulosos labios.
Fausta me dejaste al satisfacer tu sed de lujuria.
Inmundo quedó mi ser a tu apatía.
Embrujaste mi alma junto a tu mural de esclavas.
Con tu tirana actitud me lanzaste un estropeado pimpollo.
Enloqueciste mi tieso corazón.
¡Qué osadía cometí al amarte ante tu desdeño, pequeño diablillo!
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Viaje a mi recóndito ser
PoesíaPodría besarte y encerrarme en ti para poder romper este infinito infierno que temen que se acabe, creo que lo llaman tiempo...