Te amaba cuándo eras nada, nadie, con un vacío tan grande que tu ego quedaba obsoleto.
Te amaba cuándo nadie te veía, cuando nadie te creía, cuándo eras nada, nadie entre los demás, sin valor.
Te amaba cuándo nadie más lo hacía, cuándo siquiera te importaba, cuándo valía más tu orgullo.
Te amaba con tus ataques de pánico, con tus lágrimas hipócritas, con el filo de tus palabras, sangraba por ti.
Te amaba cuándo la luz desaparecía en mi habitación y me quedaba a oscuras sintiendo el gélido abrazo de la soledad, que gracias a ti siento.
Te amaba cuándo eras nada, nadie. Me queda nada de ti, ya que eres nada y aun así te amaba, y eso, -eso-, sí es más que nada, amigo mío.
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Viaje a mi recóndito ser
PoesíaPodría besarte y encerrarme en ti para poder romper este infinito infierno que temen que se acabe, creo que lo llaman tiempo...