Quick. II

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Matthew.

Pude oír los pasos cada vez más cerca. Deje mis bastón sobre una de las mesas y tome una caja que se encontraba a mi izquierda; lo mejor que se me ocurría ahora mismo era hacerme pasar por alguien de limpieza. Al menos, sentía a Elisha alejarse y tranquilizarse. De pronto, estaba justo detrás de mí, un hombre de aproximadamente 45 años, no tenía muy buena salud y estaba asustado. Se acercó con cautela, la poca iluminación solo le permitía ver mi silueta.

–Buenas, he notado la puerta abierta y las luces apagadas, ¿ocurre algo? –mantenía su distancia y me observaba con miedo. Mientras tanto me dedicaba a sacar poco a poco las cosas de la caja, estaba repleta de figuras de cerámica envueltas en papel, las dejaba sobre la mesa con cuidado.

–Buenas noches, sí. Me han solicitado trasladar algunas cosas desde el almacén de la facultad de derecho, solo falta vaciar esta caja. Estoy a punto de salir. –dije amablemente tratando de brindarle seguridad y así fue, sentí como poco a poco dejaba de tener miedo. 

–Vale, disculpe la interrupción. Es que suele pasar que los estudiantes se cuelan y hacen desastres. Por la luz apagada yo pensé –decidí interrumpirlo, lo mejor era no darle largas a esto.

–No se preocupe, lo entiendo. Esta todo en orden, buenas noches. –tome la caja y empece a caminar hacia el fondo de la habitación, dándole la espalda en todo momento.

–Está bien, buenas noches. –finalmente se retiró.

Elisha.

Camine apresurada hasta el fondo donde encontré otra puerta, sin pensarlo mucho entre. La reacción de Matthew me alertó, no me importaba ser atrapada y decir la verdad pero, ¿cómo sabía que venía alguien? ESPERA, ¿y si dijo todo eso para dejarme aquí e irse? No, él no podría. ¡Deja de subestimarlo, Elisha! solo... Espera. Empecé a concentrarme en mi respiración y poco a poco me calme.

 Aproveche para observar la habitación, el espacio estaba reducido, había un pequeño tragaluz lleno de polvo y estanterías en cada pared. Espero algún día poder ver esta habitación iluminada. 

Me acerque a una estantería, en lo alto de esta pude observar frascos de cristal llenos de pinturas, no logre distinguir los colores debido a la escasa luz; quise tomar uno pero para esto tuve que pararme de puntitas y hacer un gran esfuerzo, mi 1,73 cm era insignificante para esa estantería. Finalmente, logre tomar el más claro con mis dedos, poco a poco empecé a acercarlo mientras lo observaba detenidamente. 

Hace mucho tiempo que no dibujo, quizás sea buena idea tomar clases de acuarelas. De pronto, sentí una mano en mis espalda que me sacó completamente de mis pensamientos, todos mis sentidos se dispararon, mi primera reacción fue girarme bruscamente para quedar de frente, y sin querer, el frasco se deslizó de mi mano cayendo al suelo. Se rompió al instante, la pintura saltó por todo el lugar.

–Mierda, ¡no me asustes así! –exclamé alterada, Matthew estaba parado frente a mí y no tardó en empezar a reír. La pintura estaba regada por nuestra ropa  e incluso algunas chispas en nuestros rostros. –No es divertido. Pensé que los agentes de la C.I.A habían venido por nosotros.

–Esta todo en orden, menos nuestras ropas y este lugar pero, estaremos bien. –sonrió haciéndome reír y sentir más tranquila. –Ahora vamos antes de que venga alguien más. 

Tomo mi brazo y caminamos apresurados a la salida, esta vez cerrando la puerta.

–Oye, ¿todavía quieres ir a por un café? –me sentía decaída y temí que él estuviera enojado.

–En otro momento, tal vez. Prefiero volver y acabar con el trabajado. 

–Vale. –nos encaminamos de vuelta aquella oficina. –Pero que sepas, que la noche prevalece, Murdock. –Elisha, ¿no puedes callar tu bocota? no busques ganarte el odio de este chico. 

Astray - Matt Murdock - Daredevil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora