Capitulo 34

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-No lo se Ted, pero puedo inferir que el hassasin logró recuperar el cuerpo de Jacques de Molay... al parecer el fuego no lo terminó por desintegrar... aún con la tecnología moderna no es fácil reducir a cenizas un cuerpo...- dijo André

-... y huye del Vaticano para dejar los restos de Molay en el jardín de Edén, y por el esfuerzo muere el hassasin aquí, lo que me pregunto es ¿Por qué?- decía Ted, siguiéndole la linea de razonamiento a André

-Ted, ya llegaron a buscarnos, vámonos de aquí- dijo Daniel

-Espéranos, Daniel, descubrimos algo- respondió André

-¿Qué cosa?...- respondió Daniel hasta que ve los restos de Jacques de Molay y del hassasin y se sorprende- ... Dios mío...-

-Eso no es todo, tenemos la pista final para hallar el grial... debemos encontrar algo que tenga el nombre de Dios... vamos, busquemos- dijo Ted, de modo que todos empiezan a husmear en las cajas de provisiones que habían llevado, hasta que André ve que una caja de madera de gran tamaño no podía ser abierta sino por muchas más personas

-Miren, esta caja tiene el nombre de Dios, pero es en hebreo original, el tetragrámaton: יהוה , Ted, Daniel, ayúdenme a abrir esta caja... ¡Izak!- exclamó André

-¿Qué pasa? Nos están esperando- dijo Izak

-Si, después de haber abierto este baúl- respondió Theodore.

Los cuatro hombres rompen el baúl por la cantidad de años de desgaste de aquella madera, y al limpiar, no daban crédito a lo que descubrieron: El Arca del Pacto. De no ser por el polvo, estaba completamente intacta, los ángeles inclinados hacían adelante y el bello color dorado del cofre de los hebreos.

-Padre... tenías razón... el grial... era el Arca del Pacto, el pacto eterno, que daría liberación a la humanidad- razonó sorprendido Theodore

-Solo hay una forma de comprobar si es el Arca verdadera...- dijo Daniel, a lo que ambos temblando deciden abrir el Arca, lentamente, hasta que logran abrirla y ven dentro están los dos trozos de piedra que eran los diez mandamientos, más la vara de Aarón y un jarrón, Ted lo saca y comprueba algo que había soñado con ver: el Maná

-Véanlo con sus propios ojos: El Arca del Pacto...- exclamó Ted

-Esto explicaría porque nadie logró sacarlo, el cofre es muy pesado... y casualmente debía ser llevado por cuatro varones...- razonó Izak.

Después, Ted, Daniel, André y Izak saliendo del jardín del Edén, con el Arca del Pacto en sus hombros, todos estaban impresionados, hasta emocionados, una clara prueba de la divinidad construida solo para recordar aquel pacto eterno. Al estar afuera, deciden dejar el Arca en el suelo y la taparon con una sábana. Sin embargo, de pronto aparece Marcos Córdova, visiblemente molesto, con una pistola y sus hombres de la guardia vaticana, esto no parecía tener buena pinta.

El Monte de la Eternidad: En Busca del Santo GrialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora