✪Investigación y pelea✪

22 3 0
                                    

Tras el mal trago que la pobre morena había tenido que pasar al escuchar esa voz en su cabeza.
La periodista se había quedado a su lado toda la noche, abrazándose a ella, intentando calmarla de alguna forma tras lo que había sucedido.
Y lo peor era que había pasado justo tras la pelea que había tenido con el demonio. Lo peor era que no podía evitar que los malos pensamientos llegasen a su mente. No podía evitar pensar que quizás había sido el demonio quien había podido hacerle eso.

Pero no reconociendo la voz... y después de lo que había sucedido era mejor no hacer conjeturas. Aunque no era para nada sencillo, menos con su amiga roncando a su lado, impidiéndole dormir o siquiera intentarlo.

Caeli continuaba confundida, no podía entender que estaba pasando, y por qué estaba pasando todos aquellos sucesos paranormales en un período tan corto de tiempo. Y otra vez, le llegaba ese azabache a la mente y ella negó con la cabeza, ya no se fiaba de él, pero ambos continuaban estando unidos por un pacto... y le había salvado, pero...

Pensar solo conseguía que su mente y cuerpo se sintiese ofuscado. Estaba asustada, veía sombras que vigilaban desde cada pequeño recoveco, y sentía que cada vez todo iba a peor.

Lo único que la mantenía reconfortada en aquel instante, eran los brazos de su amiga que la abrazaban -junto a sus piernas, como si fuese un koala-.
Aun así... la voz que por poco la hizo saltar desde su ventana, por suerte no había hecho acto de presencia. Cosa que no podía agradecer más.
Y ahora, mientras sus ojos se mantenían abiertos, en su mente miles de pensamientos la surcaban a modo de tormenta, impidiéndole dormir. No sabía por dónde debía empezar a buscar para encontrar las respuestas que necesitaba. Pero... había alguien que si podría ayudarle, y esa persona estaba justo abrazándole.

Akane sería una pieza clave, y lo sabía.

Ahora estaba realmente cansada, aunque sus ojos demostrasen la falta de sueño -al ir cerrándose de vez en vez, aunque nunca consiguiéndolo-, no podía dormir, temía que las pesadillas le asaltasen, que ese zorro volviese a aparecer... o incluso ver al azabache.

Sí, Tom, otro de los pensamientos que no paraban de aparecer una y otra vez en su mente, la imagen de aquel demonio, y el gesto tan dolido con el que se había marchado, allí, con su pecho dolido, la mujer cerró los ojos, tratando de olvidar, y de centrarse en algo que la pudiese poner contenta.
Aunque la fortuna no iba a estar de su lado, y el insomnio, iba a ser lo más recurrente en las largas noches que le esperaba.

[...]

Tras una semana de noches en vela. En ese instante la artista estaba sentada en su ventana, observando como la luna estaba en la cima del cosmos, titilando como el resto de astros a su alrededor.

Con su mirada perdida, observó a su cama, donde debería estar aquel gato, que ya no había vuelto desde la pelea que tuvieron... Y realmente no le extrañaba.
Observó su anillo, y la marca de su cadera, su mirada se ensombreció más y solo pudo cerrar sus ojos para apoyar su cabeza en el borde de la ventana.

La chica respiró pesarosamente, sentía su pecho doler, aunque sabía que no tenía razón de ser. Observó una vez más el anillo que no podía quitarse y pronto besó con cuidado el mismo para suspirar y después apoyarlo en su frente.

No estaba bien, y solo había una cosa que decía cada noche que aquel hombre no estaba con ella―. Spero che tu stia bene, gattino...

Un quedo suspiró escapó de sus labios, y sin más dilación fufe a descansar a su cama, o al menos, hacer el intento.

[...]

―Entonces me estás diciendo que esas ojeras que te hacen ver como mapache... ¿Son por no dormir? ―le preguntó la pelirroja mirándole de reojo con una ceja arqueada.

My Demon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora