✪El tema tabú✪

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―Espera, espera ―sentenció la pelirroja tratando de asimilar lo que su amiga le acababa de decir. Siendo que comenzó a airear y a mover sus manos, poniéndose a cada segundo más y más nerviosa, tratando de sacar alguna teoría en claro de todos los pensamientos que le estaban abrumando.

Pero no había nada. No comprendía nada, al igual que su pareja, estaban totalmente trastocados. Lo que la morena les acababa de decir, había sido un gran shock para ellos.

―¿¡Cómo?! ―preguntaron al mismo tiempo, haciendo que la chica diese un pequeño salto en su lugar asustada por aquella repentina acción, casi tirando su bebida en el proceso.

Ella después de recuperarse del susto que le había dado la pareja, afiló su mirada a estos y los mismos se tensaron levemente. Aunque al instante, ese escalofrío de temor, había pasado a preocupación al verla bajar la mirada, soltando un suspiro lastimero. Una mueca se formó en los labios de la morena y simplemente negó con la cabeza.

―No lo sé ―sentenció sin soltar la taza de sus manos, observando fijamente el caliente líquido que había en su interior, dejando que los dos frente a ella, observasen las leves marcas de dedos en las muñecas de la chica y frunciesen su ceño―. Pero su mirada... era distinta. No sé realmente, y tampoco lo comprendo. Estoy hecha un lío y no hay respuestas.

―¿Le has preguntado a melocotón? ―preguntó arqueando una de sus cejas el escritor mientras acariciaba a su pareja para intentar relajarla, pero pronto recibió una mirada furiosa de la periodista, y una extrañada de parte de la más pequeña

―¿Melocotón? ―dijo ladeando su cabeza por ello. Y antes de que él hablase de más, recibió un puñetazo en el estómago de parte de Akane, haciendo que soltase un gruñido y se abrazase a si mismo. La de ojos azules llevó su mirada a su amiga y la afiló suavemente―. ¿A qué se refiere?

Ante el silencio de la pelirroja, la chica se cruzó de brazos, sus ojos tenían una intensidad que hizo que la de periodista tragase espeso, mientras su pareja se quedaba callada y no decía nada al respecto, pues aún no podía hablar después de tremendo golpe.

Unos minutos después, cuando la tensión se podía cortar con un cuchillo, la morena habló, con una seriedad que hizo desviar la mirada a su amiga.

Al no recibir respuesta alguna, su ceño se frunció con mayor notoriedad y abriendo su billetera sacó el dinero justo para su taza. Tomó sus cosas y mirando de reojo a la pelirroja, se levantó para tratar de marcharse, entonces, sintió como tomaban su muñeca y al volver a girarse, vio a Akane mirándole con una leve sonrisa, tratando de calmarla.

―Vamos Caeli. No seas así, anda, siéntate ―susurró con suavidad para atraer a su amiga. Le hizo sentarse de nuevo y suspiró para mirar a la menor―. Verás, con melocotón, nos referimos a "demonio", más específicamente a Thomirchotch. No quería decir mucho ese nombre porque siempre hay algún chismoso que escucha y habla de más.

La chica, en aquel momento los miró sorprendida para después, recordar la pregunta que le había hecho el rubio. En ese instante, se puso roja, tan roja como un tomate. Comenzó a negar erráticamente con la cabeza cuando recordó la escena de hacía unas simples semanas y lo que había pasado esa misma mañana.

―No, no, no, no, no, no ―sentenció una y otra y otra vez para ocultar su rostro entre sus manos totalmente avergonzada.

La japonesa por aquello solamente suspiró de nuevo, pues sabía lo que había pasado y el por qué la de ojos azules ahora actuaba de esa manera tan avergonzada. Y ya que a su novio se lo contaba todo, pues a este tampoco le había parecido tan extraño el por qué Caeli actuaba de esa manera. En cambio, al resto del local, bueno. Ese era otro tema a tratar. Después de estar como media hora tratando que se relajase, al no ver más remedio, la periodista y el escritor se miraron, tomaron de ambos brazos a la chica y con tranquilidad, pagando lo que les correspondía a ellos y a la artista, salieron del lugar para dar un paseo y que así se pudiese relajar.

My Demon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora