Capítulo diez.

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Capítulo 10 | Un Prometido Por Otro


—Realmente nunca dejas de sorprenderme.

Adel se atusó las puntas de la coleta, con los hombros tensos. No creía que él necesitara una respuesta.

Tristán miraba al techo, con la extensión de su garganta al descubierto. Vio cómo su nuez se movía mientras tragaba, y luego volvió a centrar su atención en ella. Sus ojos la escudriñaron y luego preguntó con suspicacia: —¿Quién es el afortunado?

Ella hizo una mueca.

Su rostro se ensombreció. —Estás mintiendo.

—No miento.

—¿Entonces quién es?

Ella desechó su pregunta. —De todos modos, no lo conocerías.

—Sí, pero mi punto es... ¿lo conoces?

—¿De qué estás hablando?— Ella tiró de su manga izquierda, tirando de ella sobre sus nudillos mientras se frotaba las manos torpemente.

—No estoy tan seguro de que realmente te cases con un novio, per se—. Se cruzó de brazos, fijando sus ojos en los de ella. —Esta es otra de esas cosas de casamenteros, ¿no?

Dios, ella quería lanzarle un no a la cara. Desviando la mirada, estudió la pared en silencio.

—Por el amor de Dios, no me lo creo—. Tristán sacudió la cabeza, incrédulo. —¿Exactamente por qué hay tantos compromisos aquí?— Le lanzó una mirada de reojo. —Diablos, ¿yo también estoy comprometido con alguien?

Ella se enfadó. —Pregúntale a tu padre. Seguro que también hay alguna desafortunada en fila.

Las partículas de polvo entraban y salían de la barra dorada de luz solar que los dividía. Se miraron con desprecio. Él repitió: —¿Y quién es el tipo?

—No es asunto tuyo.

Tristán apoyó un hombro en la pared y se cruzó de brazos. —Lo es si vas a ser mi prometida.

—Bueno, entonces no hay problema, ya que estoy bastante segura de que el infierno se congelará antes de que me comprometa contigo.

El chico se pasó los dedos por el pelo con cansancio. Siguió escudriñándola y justo cuando estaba a punto de maldecirle tanto en español como en mandarín, sus ojos se entrecerraron con una repentina comprensión. —No sabes quién es este pobre tipo.

El calor le recorrió la nuca. ¿Qué es? ¿Un lector de mentes? Un extraño zumbido recorrió todo su cuerpo y pensó que debía ser la respuesta de huida o lucha. Lástima que no pudiera huir ni pudiera derribar al chico. Sus labios se afinaron. —Mi futuro prometido, querrás decir, me será presentado más tarde, después de que intente arreglar este lío con tu hermana. Me han dicho que es muy agradable.

—¿Ah, sí?— Una risa burlona se atascó en su garganta. —¿Sabes qué es lo que te pasa exactamente? Pensé que eras una amazona loca que disfrutaba tirando a los hombres por encima del hombro...

El zumbido rugió en sus oídos.

—...cuando en realidad, sólo eres una esclava sin cerebro.

De acuerdo, eso es todo. Le lanzó una mirada mordaz. —No tienes derecho a insultarme. No sabes...

Dio un paso adelante, la punta de su zapato rompiendo la línea de sombra hacia la luz. —¿En qué siglo vives? Básicamente me dices que estás comprometida con alguien de quien ni siquiera sabes el nombre, y mucho menos has hablado, y ahora, aquí estás, intentando hacer lo mismo con mi hermana y tu hermano.

Los Problemas de Tristán (FA#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora