Capitulo 1

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Secuestrada, me habían secuestrado en mi propio departamento, a media noche y mientras dormía, claro, esa era la única forma de que lograran tal hazaña pues mis padres habían insistido en entrenarme en múltiples disciplinas marciales, obvio que no quisieran enfrentarme, inmovilizada, amordazada, segada y vestida únicamente con mi pijama fui introducida brutalmente en lo que según creo yo fue una furgoneta, no estoy segura, entre gritos y amenazas se me ordeno no hacer ningún ruido y quedarme quieta o mi integridad personal estaría en riesgo, sin mas obedecí, el camino se torno largo, había perdido el sueño, mi cuerpo temblaba un poco por el miedo infundido, me sentía un poco cohibida, mi cuerpo me dolía tras ser maltratado en el proceso del secuestro, seguramente a la mañana siguiente aparecerían moretones, pero eso no me importaba del todo, mi mente trabajaba a mil por hora, sentía miedo de mi porvenir, era obvio que pedirían rescate, mas no sabia si después de cobrarlo me liberarían, enfrascada en mis pensamientos recordé mis días de inmensa felicidad, aquellos hermosos días de mi niñez donde solía jugar sin importarme nada mas, recordé mis compañeros de juego de por esos años, no eran muchos, pero todos, como eventualmente sucedía, solo eran mis amigos por mera conveniencia para sus padres, pero de los pocos amigos que tuve estuvo ella, mi amada One-sama, la razón por la cual había emprendido aquel viaje que me había alejado de casa, la razón era para encontrarla a ella.

Mientras el automóvil recorría las calles la desesperación y la incertidumbre abordaban mi cuerpo, sentía miedo y angustia recorrer cada centímetro de mi organismo, miles de cosas pasaban por mi mente, no quería morir sin haberla encontrado a ella, mi amada Misaka One-sama. Cuando el auto se detuvo no pude evitar el que mi cuerpo se tensara, sentí como me levantaban bruscamente de mi lugar y me llevaban a los interiores de algún edificio, casa o donde sea que me retendrían en contra de mi voluntad. Caminamos un par de metros, dimos algunas vueltas, bajamos unas escaleras de madera según sentían mi pies y de ahí me lanzaron a lo que según yo era un futon.

Recostada en ese lugar cavile en lo que había sucedido, no entendía el como habían entrado a mi departamento, tenia el mas riguroso sistema de alarma de ultima generación, tenia un entrenamiento tipo ninja de elite que incluso habría detectado cualquier sonido irregular en mi casa, mi sueño era ligero y mi recamara era prácticamente una habitación del pánico, el edificio donde estaba mi departamento era casi como una estación militar, era vigilado casi las 24 horas del día por ex militares de alto rango.

El lugar se sentía frio, húmedo y con poca ventilación, olía a moho y polvo, solo el futon parecía estar seco y limpio. Me relaje un poco me trate de acomodar mi cuerpo en aquel lugar para intentar dormir un poco, mis intentos fueron en vano, ya sea por lo incomodo que era dormir atada de pies y manos o por los gritos que se escuchaban en la parte superior y que yo no había notado hasta el momento, no entendía la mayoría de lo que decían, a lo mucho alcance a entender que discutían por no avisarle a alguien sobre mi secuestro, que lo que habían hecho traería consecuencias con una tal Touma-sama, el que asumí seguramente seria su jefe, de ahí no entendí absolutamente nada; resignada a que no podría dormir el resto de la noche me perdí en mis recuerdos tal como lo había hecho antes.

En mi mente rememore el día que la conocí, tenia tan solo 6 años de edad mi vida en el colegio Tokiwadai no era demasiado interesante, era toda una monotonía el entrar al edificio y ser observada con benevolencia, como si de la realeza se tratara, no lo niego, mis padres eran y siguen siendo asquerosamente ricos, por ello todos los estudiantes me trataban como si fuese alguien inalcanzable, en una escuela de ricos era sumamente difícil destacar, pero yo, Kuroko Shirai era reconocida como la chica cuyos padres eran 10 veces mas ricos que los demás, siempre me importo muy poco este hecho, trataba de hacerme de amigas por cualquier método menos excusándome en le dinero de mis padres, era extremadamente fastidioso el que las chicas se acercaran a mi solo por conveniencia, y es por ello que quizá era algo reservada por esos tiempos, algo sumamente diferente a como soy ahora. Después de 2 meses de ardua batalla por fin encontré dos amigas que no me trataban como su superior, Kazari Uiharu y Ruiko Saten, un par sin igual, ambas un año menores que yo, aun asistían al jardín de infantes, el cual estaba en la planta baja, solo nos veíamos a la hora del almuerzo y en los múltiples recesos, era sumamente divertido pasara tiempo con ellas, no me importaba el hecho de que fuesen menores que yo, simplemente eso pasaba a segundo plano, además solo era un año, no importaba la edad, pasado medio año ya éramos las mejores amigas, nunca nos separábamos en estudiábamos siempre juntas, les ayudaba en lo que no entendían y ellas me hacían compañía en mis largas horas de soledad sin mis padres. Incluso en las vacaciones de invierno las pasamos juntas, todo era normal entre nosotras, no éramos mas que tres niñas pequeñas jugando y riendo.

Solo dejate amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora