Capitulo 4

14 0 0
                                    

::: Yo te protegeré :::

El cielo mismo no podría ser comparado a lo que sentía estar entre esos brazos. ¿Libertad? ¿Gozo? ¿Paz? …..O… ¿Amor?. Era una locura siquiera pensar en eso ultimo, considerando quién la llevaba en brazos era ilógico, inverosímil e incluso un amago muy posible al síndrome de Estocolmo, prendada de una asesina, corrección, prendada de la mas peligrosa sicaria de todos los tiempos y por si fuera poco aun no le veía el rostro. Pero no podía evitarlo, era algo mas allá de su cordura lo que la obligaba a sujetarse fuertemente del cuello de aquella mujer como si hubiese estado separada mucho tiempo de ella y tuviese la imperiosa necesidad de no dejarla ir. Tanteo la curvatura de la nuca de su ahora "captora" sintiendo el repentino estremecimiento del cuerpo de la misma en conjunto con el calor que irradiaba su rostro provocado muy seguramente por un sonrojo, y jamás quiso ver el rostro de alguien tanto como lo deseaba en ese momento, quería quitarse la venda y deleitarse con las mejillas sonrojadas de aquella mujer que a un simple roce suyo temblaba. Con una leve sonrisa se apego mas al cuerpo de Silver y se dedico a disfrutar el resto del camino a donde fuera que su salvadora la llevara.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Encantadora y sexy, esos fueron los pensamientos de Silver durante todo el camino a la habitación que compartiría con Shirai Kuroko. Sentía que sus brazos fueron hechos para acunar entre ellos a la heredera Shirai, tan frágil y fuerte a la vez, se preguntaba como es que había parado en esa situación; por entre todo el polvo y sangre logro ver lo bien definido que era aquel cuerpo estructural, y sintió vergüenza de mirarle con un dejo de lujuria, además de que las ropas rasgadas de la joven no ayudaban ni un poco a su autocontrol casi nulo, temía que dado a la cercanía de la joven esta se diera cuenta del palpitar acelerado de su corazón, provocado obviamente por la excitación que sentía de solo verla, pero debía calmarse, por el bien de ambas, al menos hasta que todo aquello se solucionara.

Pasaron alrededor de 5 minutos deambulando por la mansión Kamijo, era un poco frustrante para Silver el no encontrar su propia habitación de entre las decenas que había en la mansión.

Mi habitación… ¿Dónde era mi habitación?. – pensaba distraída con un leve ceño fruncido en su rostro.- Esto me pasa por no venir mas seguido

¿Debo preguntar que sucede? – inquirió dudosa la rehén al oído de su captora con un tono un tanto ¿Sexy?

Na…nada. – Kuroko no tardo en identificar el tono nervioso de aquella simple negación, sintió un vuelco al corazón pero no dijo nada, en cambio decidió ver hasta donde podría llegar.

¿De verdad no sucede nada? . – susurro en el oído de su captora casi pegando sus labios al lóbulo de la oreja de la misma, logrado tal estremecimiento en ella que sintió un leve tambaleo. Y de repente su "trasporte" se detuvo.

Llegamos. – respondió con voz ronca. – esta es mi habitación, el lugar mas seguro de todo el país. – y tras lo dicho abrió quien sabe como aquella puerta y se adentro a dicha estancia con la heredera Shirai aun en brazos.

Huele a jazmines. – kuroko no pudo evitar olfatear la estancia, dado que no podía ver, sus sentidos estaban intensificados. – ¿No debería oler ha guardado?

El dia en que una habitación mia tenga dicho olor la cabeza de quien protejo seria cortada por mi propia espada. – Silver dijo aquello con un poco de burla sarcástica en su voz, por ello sus palabras fueron tomadas a broma por la heredera Shirai.

Su jefe debe tenerla en muy alta estima para procurar cumplirle sus caprichos. – comento algo inquieta. Mientras tanto Silver la había dejado en una superficie acolchonada, mas específicamente, una cama, la cama de Silver, su actual captora o ¿Salvadora?.

Solo dejate amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora