Génesis: La Creación

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En el inicio de los tiempos, en edades donde nuestra mente no alcanza a vislumbrar por la supremacía de los mismos, se encontraba el Génesis, la luz en la oscuridad

El Génesis es el comienzo de la luz, la pericia de la misma oscuridad para alumbrar sus sombras tenebrosas y disiparlas. Era el propio Espacio quien invertía el proceso de cambio. La tenue luz del principio iba ganando fuerzas lentamente, entre la amorfa masa cósmica, y la estela que formábase recorría el Vacío.

Los destellantes haces de luces que caían de la cola de la estela comenzaron a flotar sobre el Vacío; y fueron ganado luz y poder, alumbrando aquellas inhóspitas tinieblas. Aquellos hijos de la estela original fueron llamados Imaríes, las Primeras Luces.

Las Primeras Luces destellaron en el omnipotente vacío, y su imperiosa luz desterraron la Oscuridad del Foso. Y de aquellas luces que llamaron Imaríes surgió la Creación. Porque dicen los mitos que los Imaríes cobraron consciencia propia, tuvieron pensamientos y tomaron cuenta de sus deseos. Les salieron brazos y piernas, les salió cabeza y les salió un cuerpo, y tomaron forma física.

Dicen que miraron el Espacio y lo hallaron muy vacío; y por ello sintieron una gran pesadumbre en sus corazones. Y tomaron la Luz que tanto alumbraba el Vacío y la moldearon a forma; y allá, de entre las manos de los Imaríes, surgió los astros y planetas y cuerpos celestiales. Pero aún lo sintieron vacío; y decidieron tomar la poca Luz que quedaba y moldearon formas. Decidieron dotarles de propia elección y libre albedrío, mas les impuso en su interior, en el fondo infinito del ser, el don de la Luz. Y, cuando se fueron hechos, los depositaron en el mundo que ellos formaron, para que lo habitaran y disfrutaran. Y se gozaron de su creación, y les dio de nombre Ilfions, que significa Corazón brillante.

Y cuentan los Sabios que los depositaron en la primera de las tierras, donde todo era verdura y blancura, y donde la luz en ella era la más alumbrante. Y allá los depositaron, y les infundienron un profundo sueño en sus mentes y cuerpos. Porque no era hora de despertarlos. Y los Imaríes ascendieron nuevamente a los Cielos, desde donde observarían a los Ilfions.

Y durante muchas edades los Ilfions anidaban durmiendo en las praderas donde los depositaron los Imaríes. Y,cuando al fin abrieron sus ojos al mundo, a aquellos pastos verdes y a aquel cielo blanco, no eran conscientes de su existencia, cual tampoco de la presencia de las Estrellas, y nada entendían de lo que veían. Los Imaríes observaron desde su atalaya la ignorancia que mostraban aquellos seres que habían modelado con la luz, y cayeron en la cuenta de que no crearon a los Ilfions conscientes del mundo; y, por ello, los Imaríes decidieron sumirles en un profundo sueño nuevamente.

Mas en aquesta vez les infundió la sabiduría para el conocimiento, y les despertó en la Primera Tierra; y no se sorprendieron en ver todo aquello y lo extenso hacia el horizonte, porque los Imaríes los dotaron de sus propios conocimientos. Y por ello los Ilfions vieron aquello y dijeron:- Esta es la luz de las Estrellas; y nosotros sus mayores creaciones.

Y los Imaríes vieron desde su atalaya a aquellos seres diminutos que ellos habían creado, y se fascinaron al verles; porque vieron la belleza de sus creacuones en los cuerpos de los Imaríes, y muchos decidieron bajar a los Suelos para verles con más atención, entre las nubes de la cúpula celestial.

Pero los Ilfions, creados con la luz de las Estrellas, y por ente podía verlos con sus ojos, se asombraron y clamaron entre ellos:-¡Miren el cielo y contemplen a las Estrellas! ¡Contémplenles en su magnificencia! Y el clamor de las voces de los Ilfions resonaron en los oídos de los Imaríes, y fascináronse en aquella cristalina mas gélida voz, y respondieron:-Nuestra es fascinación a su belleza parpable, a su voz imperiosa y a su inmensidad. Ciertamente sois creación nuestra, mas, no por ello, nuestros siervos. Simplemente es deseo nuestro que seáis devotos a nuestra Luz, el Génesis en las Tinieblas. Porque ya cansados estamos, y hemos de reposar en los Cielos; y este mundo se os dará para que la florescáis con vuestras descendencias.Y para eso debéis poblar esta tierra, la primera de todas. Dipérsesen entre ustedes y siéntanse libres en estas tierras.-Y las voces de las Estrellas se callaron, y sus etéreas siluetas se alzaron ante los Ilfions.

Y, ante los asombrados ojos de los Ilfions, ascendieron a los Cielos, donde estaba la Atalaya del Génesis, la torre de vigilancia de los Imaríes; y se instalaron en ella, y contemplaron por última vez a los Ilfions y dijeron entre ellos:-Este es el inicio de la nueva era, hermanos, la era del Génesis. Y ello está en manos de los Ilfions, la Primera Forma del Mundo. Y luego el cansancio y el sueño les arribó, y cerraron los ojos al mundo por última vez; porque, cuentan los Sabios, que el Despertar de los Imaníes traerá prosperidad a las tierras.

Y todos los Imaníes cayeron en el sueño del descanso, un breve descanso en la vigilancia; y todos durmieron el sueño. O casi todos. Porque hubo un Imaníe que no durmió en el tiempo de descanso; y todo aquel tiempo estuvo sentado en su trono de plata, meditabundo, en su palacio de los Cielos. Y aquel Imaríe, en tiempos posteriores, fue llamado Melvor, que significaba Rumiador del descanso. Y es aquel Imaríe quien, en un próspero futuro, jugaría un importante papel en la historia del mundo que decidirá su destino.

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