De estos Ilfions pocos quedan en las Tierras de los Primeros, pero antaño cubrían toda extensión existente de las costas, desde Nân Groth hasta Lümbha, que eran dos grandes puertos de antaño, donde naves blancas de velamen blanco entraban y salían a todas horas; y allá iban desde mercancía hasta soldados de la guerra, de exploradores y marinos hasta bellas doncellas; y todos partían de aquellos puertos para aventurarse en los reinos de Ormë, el Señor de las Aguas, y adentrarse en los territorios de Galatea, la Señora de la Tierra.
En el principio de los tiempos, cuando el despertar en los campos de flores blancos, estos Ilfions eran más bellos que los otros, y en sus ojos estaban grabados el azul de los mares, porque se sentían llamados por Ormë Señor de Todas las Aguas; y hacia las costas partieron cuando las Estrellas, llamadas Dioses por las Segundas Formas, los Hombres, ascendieron nuevamente hacia sus reinos y palacios de bellos cristales y joyas.
La partida hacia las costas fue dividida en tres grupos, pues eran muy numerosos los Numdhare Filio, Hijos del Mar, y cada grupo llegó a tiempos diferentes y eligió a su líder. Del primer grupo, eligieron a Valer el Justo para guiarlos hacia la llamada del Gran Mar; del siguiente grupo, los Palamhaë, que significa los «Que llegaron tarde», fueron hacia las costas de Amanea, donde construirían el gran puerto de Nân Groth, y éstos eligieron a Salieron cual líder. Los últimos, los Palquelentro, «Que llegaron más dentro», fueron los únicos que eligieron vivir no en la unión de tierras y el mar sino en el Mar mismo, y fueron llamados así por su deseo de vivir en lo más profundo del corazón de las Aguas. Llamaron a Alegua, amigo de Valer, como líder que los guiara; y así fue como los Ilfions amadores de las Aguas partieron: uno hacia las costas de Lümbha, otro hacia las de Nân Groth, y el tercero hacia las profundidades del Mar, en la isla de Nandora, situada al sur de la tierra de los Ams Versurien.
De éstos cada uno prosperó en sus propias tierras, y las enriqueció como querían sus corazones, ya sean con naves de velamen blanco o mercancías de joyas y cristal. Y así siguieron hasta el despertar del Mal en los corazones de los Ilfions, y fueron también los últimos en abandonar estas costas, cuando ya todos partieron hacia el Nuevo Mundo.
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Génesis de los dioses
Ficção CientíficaDesde los inicios de los tiempos el Espacio estuvo lleno de una absoluta oscuridad. No existía ningún rastro de luz que iluminara el vacío que se extendía infinitamente en las tinieblas. No existía nada; sólo la impenetrable niebla formaba el Espaci...