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Coffe

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—¡Buenos días! — Con un tono demasiado alegre la castaña entro a aquella habitación en donde solo abundaba tristeza

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—¡Buenos días! — Con un tono demasiado alegre la castaña entro a aquella habitación en donde solo abundaba tristeza.

—¿Uraraka?— Un peliverde observó decaído a la enfermera burbujeante.

—Puedes irte, solo te estamos molestando— Comento cierto pelirrojo con los cabellos ya no puntiagudos, estaba acostado en posición fetal en su cama mientras se tapaba su rostro con una almohada.

—¡Para nada!, son mi prioridad además, Aizawa-san aceptó que los cambiara de habitaciones— Ella volteó para empezar a mover sus manos ganándose la mirada confundida de las orbes verdosas.

Al ponerse frente a los dos pacientes dio a revelar una nariz de payaso, una nariz de hule y roja posaba en la suya agito sus manos mientras tenia unas pastillas en las otras.

Aquel acto hizo que Eijiro levantara la cabeza observando con una ceja arqueada intentando buscar respuesta en la mirada verdusca pero los dos estaban en incógnita total.

—La mejor medicina para todo...¡la risa! — Exclamo corriendo hacia Izuku, el chico se tensó y se puso algo nervioso por la contraria.

Intencionalmente la castaña se resbalo queriendo verse cómica pero solo asusto y preocupo al joven de los rizados cabellos verdes. El chico se inclino hacia ella tomando su mano con total timidez mientras sus iris reflejaban algo de tristeza.

—¿Estas bien?— Pregunto algo preocupado, el la levanto del suelo mientras su mano temblaba un poco debido a no estar acostumbrado al tacto.

—¡Claro que si-...— Y antes de seguir fue callada por otro acto, el de hebras rojizas tenia su puntiagudo peinado y paso su fuerte brazo por los hombros femeninos con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

—¡Hombre claro que sí! ¡Uraraka esta muy bien!— Exclamaba entusiasta acercándola un poco a el.

Esa era la actitud de Kirishima que le gustaba, lástima que en algunas horas se acabaría pero debía aprovechar aquella actitud al máximo. Haló del brazo al peliverde uniéndolo a una cadena en donde ella puso su brazo por los hombros del chico.

—¡Todos estamos bien!— Ánimo viendo una mueca de incomodidad en el rostro pecoso.

Se separó mientras Kirishima se montó en su acolchada cama y empezó a brincar de manera divertida, bien, el no era un problema pero al voltear y notar al deprimido peliverde fruncio el ceño.

La depresión era algo que no comprendía muy bien pero, eso no era excusa esta tomo ambas manos algo sudorosas del pecoso haciendo que el la mirara con el rostro algo enrojecido.

La Única Cura para la Locura.  •OchaHarem•  •AU Zick•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora