Capitulo 2

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A la mañana siguiente y con las ojeras más pronunciadas de mi vida por no haber dormido nada leyendo todos los expedientes médicos de mis, ahora, "pacientes" y por supuesto buscando información sobre "pasos a seguir en una terapia de grupo", no es que no sepa qué hacer en ese tipo de situaciones, pero quería estar lo más preparado posible y que nada me tomara desprevenido.

Claro, y si a eso le sumamos el hecho de que no pude evitar imaginarme cómo sería ese chico de voz melodiosa que había despertado sentimientos en mí con sólo pronunciar un par de palabras.

Había llegado al hospital sin complicaciones, el ambiente limpio y organizado de éstos siempre me ha gustado, la manera en la que se esfuerzan por mantenerlo todo siempre desinfectado y reluciente, me hace recordar a las horas diarias que uso para la limpieza de mi departamento.

Sí, a mis cortos 23 años ya tengo mi propio departamento y auto, todo pagado por mis padres por supuesto, pero estoy seguro que luego de ejercer como psicólogo podré devolverles todo lo que me han dado hasta ahora y mucho más.

Al entrar y encontrarme con mis compañeros me pude dar cuenta que no era el único con ojeras, pero entusiasmado por comenzar.

Vernos a todos con nuestras batas blancas y con expedientes médicos en nuestras manos, era algo que esperaba con ansias desde que decidí seguir este camino. 

—Veo que la mañana de hoy te sienta bien, querido amigo—No pude evitar burlarme de la cara de cansado que tenía mi mejor amigo.

—Cállate Jin—Oh sí, Jimin sin sus horas de sueño necesarias se convierte en todo un gruñón.

—Parece que no soy el único aquí que no durmió nada...—Me miró con una sonrisa burlona en su rostro—¿Qué? ¿No pudiste dejar de pensar en tu amor platónico que ni siquiera conoces?—Soltó así sin más.

¿Por qué le conté? Por supuesto, luego de que me vio salir del hospital el día de ayer un poco pálido no pude evitar que me interrogara el resto del día hasta que prácticamente me obligó a decírselo.

Esto de tener a tu mejor amigo viviendo en el mismo edificio que tú puede ser tanto una bendición como una maldición.

—A veces no sé ni por qué eres mi amigo—Puse los ojos en blanco.

—Estuve leyendo toda la noche el expediente médico de mi paciente, te dije que Jungkook se iba a vengar, es que darme un caso de abuso en una niña de 12 años para mi primera práctica es de alguien sin corazón...No sé cómo voy a sobrevivir a esto—Su ceño estaba fruncido y se veía hasta un poco enojado.

—Tranquilízate, sé que serás todo un profesional y podrás con esto. Al menos no tienes que tratar a cinco personas al mismo tiempo, ya puedo irme despidiendo de mis videojuegos por los próximos dos meses—Hice una mueca y coloqué mi mano en el corazón como si estuviera sufriendo algún dolor en este.

—Quisiera decir que siento pena por ti querido Jinnie, pero te lo mereces—La sonrisa tan angelical que tenía en ese momento contradecía completamente lo que me decía.

—Repito, a veces no sé ni porque eres mi amigo—No pude evitar reírme cuando este soltó una carcajada, es imposible estar molesto con él cuando su risa es tan contagiosa.

Nos habíamos reunido en la recepción del hospital y luego de unas cuantas palabras de aliento y seguidas felicitaciones por parte de nuestro profesor el Dr. Jeon, cada uno de nosotros se dirigió a las habitaciones de sus respectivos pacientes, a diferencia de mí que tuve que dirigirme a una sala proporcionada por el hospital donde se llevaría a cabo la terapia de grupo.

– ¡Seok Jin!, Figthing!—Escuché que mi amigo me gritaba mientras desaparecía por el pasillo doblando a la derecha.

Una enorme sonrisa apareció en mi rostro, de verdad que me encantaba esta relación amor/odio con Jimin. A veces podíamos estar dándonos apoyo el uno al otro, como otras veces podíamos parecer dos perros con rabia peleando por cualquier estupidez.

Mi vida sin ti (TaeJin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora