𝗠𝗜𝗡𝗝𝗜𝗡 fanfic
minho y hyunjin jodieron una noche en la que "no recuerdan absolutamente nada" y uno se excusa con eso.
inspiración > borro cassette de maluma.
hyunjin 𝗯𝗼𝘁𝘁𝗼𝗺
minho 𝘁𝗼𝗽
mini fic (seis capítulos)
—¡N-No! bueno, algo... sí, sí me gusta.— se corregía en cada silencio que hacía, estaba nervioso con los pelos de punta. A veces Jisung podía llegar a ser un impertinente. —¡Pero no le hagas nada!—
Bangchan carcajeó animado.
—Claro que no, es mi amigo desde hace mucho tiempo solo que si tengo una duda... ¿No estaba en algo con mi hermana?— entrecerró los ojos dudoso.
—¡Sí!— gritó el de piel acanelada.
—¡No!— respondió Hyunjin lanzándole una mirada de odio a Jisung. —Él, no sé si esté bien decirte esto porque no me corresponde, pero Minho la ha rechazado múltiples veces y en vez de alejarla creo que eso la hizo aferrarse más a él. Hyung no quiere ser grosero con ella porque sabe de lo que eres capaz. — le miró temeroso.
El australiano chasqueó su lengua viendo al piso, intentando ordenar todas las palabras que el más alto había soltado.
—Sí ella... puede ser difícil a veces.— se levantó del asiento asustando al cabellera larga. —La voy acusar con mi mamá, gracias por decirme Jinnie nos vemos al rato, si es que se puede. Adiós Jisung aprende a callarte la boca en situaciones que no son de tu incumbencia puedes confundir las cosas. — le tiró un chicle y se fue expectante, nunca había sabido de los comportamientos que tenía su hermana con los chicos que le gustaban, aquél lado loco cuál no le agradaba ni lo más mínimo enterarse de el. De todas formas se tomaría un tiempo para hablar y corregirla, esperaba no confirmar lo que Hyunjin le había comentado.
Ahora estaba caminando hacía el gimnasio de la escuela en busca de Mindy, las clases terminaron hace rato y ella diario se quedaba a sus entrenamientos de porrista, iba a sacarse de dudas de una vez por todas.
(...)
—¡Honnie oppa!— la peliroja se acercó a él enganchandose de su brazo. Minho trató de ser amable sonriendole mientras se deshacía del agarre ligero.
—¿No estarías en gimnasia?— preguntó el pelinegro a lo que ella negó ladeando su cabeza de un lado a otro.
—La profesora me mandó acá a supervisarte. — soltó risueña, pegándose al cuerpo del chico.
—No te creo seguro estás aquí por tu propia cuenta. — se movió tomando una de las cajas ubicadas dentro del cuarto de teatro, esperanzado a encontrar uno de sus llaveros de conejito que pudo haber perdido mientras ensayaban una canción entre él y sus compañeros de clase.
—Bueno, sí tienes algo de razón. ¿Qué haces?— le miró curiosa fingiendo importarle, pero en realidad estaba analizando el momento indicado para ejecutar su plan improvisado.