Capítulo 3- Mis Vecinos

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Al terminar el colegio volví a toda prisa a mi casa. Como me quedaba bastante cerca, solo tenía que caminar para llegar, pero por supuesto yo no iba caminando, iba corriendo, porque quería llegar lo más rápido posible para poder entrenar, tal y como le había prometido a Akashi-sama.

Así que llego a mi casa, me pongo ropa ligera y corro a tocar la puerta de mi vecino. Por ellos es que desarrollé desde pequeña tal gusto ante el basketball, y que mejor para ser mi entrenador que un exjugador nacional de basketball?

Todo comenzó cuando un día, jugando con su hija, él llego y nos mostró el video de uno de sus últimos partidos, quedé fascinada ante el deporte que le pedí que me enseñara.

Por suerte, Riko-rin también parecía interesada en el deporte, aunque a ella no le gustaba tanto jugarlo como a mí, ella prefería observarlo nada más.
Pero gracias a esto su padre comenzó a jugar cada vez más con nosotros, aunque después de que abriera su gimnasio dejo de tener tanto tiempo para nosotras.
Es por eso que no apesto completamente en el basketball, pero no soy muy buena tampoco.

Toco varias veces la puerta y finalmente Riko-rin abre.

-Kei-chan, cuando vas a tocar normal?- me dice con una sonrisa, y después me recibe con un abrazo.

Riko-rin es dos años mayor que yo, por lo que está a punto de finalizar el instituto medio. Tiene su pelo corto color café amarrado en una cola, ojos cafés grandes. Es un poco más alta que yo, pero de contextura similar, delgada. Aunque por el contrario, yo tengo los ojos más puntiagudos y de color celeste, cabello de tonalidades turquesas, el mío es mucho más largo que el de Riko-rin y suelo usarlo en cola de caballo. Tengo también algunos aretes en la parte de la oreja izquierda y piel blanca.

-Como te fue en Teiko?- pregunta una vez que me quito los zapatos y me acomodo en el sillón.

-Me dejaron unirme al equipo!- digo con gran entusiasmo.

-Enserio? -Pregunta ella escéptica desde la cocina, después de todo, había intentado cambiar mi opinión de Teiko muchísimas veces, con el argumento de que no podría unirme, pero a pesar de sus múltiples comentarios, lo hice y ahora no me arrepiento- creo que debo disculparme entonces- me dice con una sonrisa.

-Acepto la disculpa solo si me ayudas a entrenar…- replico.

-Kei…- comienza a decir pero sabía que no podría negarse a ayudarme, debido a que me ve como su hermana menor.

-Por favor!- La interrumpo, cierro un ojo e imploro con las manos- me dejaran unirme si paso las pruebas!

Ella exhala.

-De acuerdo….- dice después de un momento, y yo esbozo mi sonrisa de victoria.

Salto del sillón y corro hacia ella.

-Vamos ya entonces!-  digo tirando de su mano.

Había dos razones por las que quería practicar ahora.

1.    Porque estaba ansiosa por tocar el balón.

2.     Para alejarla lo más posible de la cocina… a pesar de que Riko-rin tiene muchos talentos, cocinar no es uno de ellos, por lo que siempre terminábamos yo o su padre arreglando la comida.

-Déjame traer el balón de mi padre- dice entonces y se suelta de mi agarre.

-Aida Riko, eres la mejor!- digo y ella me sonríe, sabía que con eso solo la convencería más de ayudarme.

-Lo sé- me responde mi amiga con una sonrisa.

***

Llegamos al parque que está a una cuadra y lo primero que hago es enseñarle a Riko-rin la nueva técnica para lanzar el balón. Lo cual le sorprende a ella también.

-Practicar los tiros no es lo único que importa- dice después- calienta primero! 10 vueltas a la cancha.

Exhalo.

-De acuerdo- Riko es tan estricta como su padre, por lo que sé que no me dejara tocar el balón hasta que cumpla con sus demandas.

Comienzo a correr mientras Riko-rin lee una revista, y cuando finalizo las vueltas vuelvo a su lado.

Ella me mira incrédula y después mira el cronometro.

-Te dije 10 vueltas Kei.

-Ya las hice- replico.

Mira el cronometro de nuevo.

-No me engañes! Ni siquiera estas agitada, sé que tienes gran resistencia, pero deberías aprender a contar- se burla.

-Yo se contar!- replico- bien… haré 3 mas… pero solo para que termines la página de revista.

A pesar de que si había hecho las 10 vueltas, hago las 3 extra, nunca era malo hacer más de lo debido.

Riko me pone a hacer lagartijas y abdominales(los cuales odio) hasta que finalmente me deja tocar el balón y practicar los tiros.

Es un poco difícil practicar solo yo, ya que Riko no es buena jugando, solo para entrenar, no tener a nadie que me marque o a quien marcar, pero así había jugado toda mi vida, ya que pocas veces Aida-san tenía tiempo libre en el gimnasio y podía jugar conmigo.

Pero me esfuerzo lo más que puedo por los siguientes tres días, hasta que llega el día de la prueba.

La Caida del Emperador*Akashi Seijuro*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora