Capitulo 2

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Dios mio, ayudame. Quiero volver a ser yo misma, quiero despertar. Quiero hablarle, quiero susurrarle como he hecho siempre, quiero amarle....

Esto es una tortura soy consciente de lo que ocurre a mi alrededor, pero no consigo mover mi cuerpo para hacerselo saber.

Hoy ha venido mi madre a verme al hospital. No paraba de llorar y repetirme una y otra vez cuanto me quería. Me decía que mi novio era excepcional y que no se separaba ni un milímetro de mi, que le había costado quedarse a solas conmigo. Se echó a reír y me dijo que lo escondiera bien o me lo quitarían. Eso me hizo sonreír aunque mi cuerpo no lo mostró. No me gustaba esto, quería abrazar a mi madre y contarle anécdotas de mi relación con él. Decirle que sabia cocinar incluso mejor que yo, que limpiabamos la casa juntos y esas cosas de nuestra vida en pareja.

Él es todo lo que puedo desear. Es magnífico. Lo adoro. Es mucho mejor de lo que nunca hubiera imaginado. Le quiero aunque nunca se lo haya dicho. Si saliese de esta se lo diría sin falta. La pregunta era: ¿Cuanto tiempo tendría que pasar para que pudiera hacerlo y eso en el caso impotetico de que pudiera despertar? Ya han pasado dos meses y no ha habido ningún cambio. Él viene cada mañana, me habla, me cuenta historias de nuestra vida en común, llora y me pide perdón. Cree que todo esto ha sido su culpa. No sé porque lo hace. No es culpa de él. Ni si quiera es mi culpa. No tuvimos eleccion. Pasó sin más.

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-¿Sí?

-Soy Ariel, ven al club está tarde a las seis.

-No sé si podré estar allí para las seis, hoy tenemos una movida gorda montada en comisaría. Tengo que hacer un montón de papeleo, pero lo intentaré.

-Vale, sin problema, yo estaré de todas formas allí a las seis, si llegas un poco tarde no importa siempre y cuando sea por razones de trabajo.

-Vale, entonces hasta esta tarde.

-Sí, hasta esta tarde.

Colgué y seguí con todo lo relacionado a los nuevos artículos para la edición de esta semana.

Se me hizo más tarde de lo que esperaba, salí a las cinco de la revista. Tendría que apurarme un poco porque todavía me quedaba comer y arreglarme, y eran las cinco.

Llegué a casa, de camino había comprado algo de comida para llevar en la tienda de la esquina. Comí, me duche y preparé todo lo que necesitaríamos para la práctica de hoy. Esto se ponía interesante, hoy íbamos a aumentar la intensidad. Espero que sea capaz de llevarlo.

Creo en él, era un gran amo, más experimentado que yo, sin embargo es un novato en el campo de la sumision, pero eso lo arreglaré yo. Pienso convertirle en el mejor sumiso habido y por haber, puede que suene egoísta pero pienso disfrutar todo lo que pueda de él. Tiene buenas herramientas y además sabe utilizarlas bien, pero que muuuuyyy bien.

Me vestí sencilla, al fin y al cabo acabaría cambiandome a mi tan amado corset, gracias a él he conseguido sumiso nuevo. Me maquillé, cogi todo lo que había preparado y me subí a mi coche. Aparqué en la plaza que tenia reservada y me dirigí con todo el material hacia el club. Llegué y vi a Raúl hablando con las recepcionista de alli, por si acaso no lo mencioné, este club aparentemente a ojos de cualquier persona mundana no tiene absolutamente nada de raro. Es normal salvo cuando te adentras más y más, pero para ello están las recepcionista, para evitar que se cuele gente innecesaria. Les saludé y me dirigí a mi vestuario, comencé a desnudarme y a ponerme el tan ansiado corset. Amarré mi cabello como siempre en una coleta alta. Acabé mi vestimenta, añadiendo el tanga conjunto, el liguero, las medias hasta el muslo y unas botas negras hasta las rodillas y con un tacón bastante alto. La altura suele imponer mucho a los sumisos. Les impone respeto y sobretodo les hace someterse con mayor facilidad. Cogi mi bolsa con todo lo necesario para la sesión de hoy y guardé mi bolsa de deporte en la taquilla. Después tenía clases de baile en el gimnasio, me gusta y me mantiene en forma.

Secretos de SumisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora