xix. el compás moral

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MEMORIAS PERDIDAS,
capitulo diecinueve: el compás moral!


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Arlington, Virginia, Estados Unidos — 24 horas después.

          CHARLOTTE HARMON SIMPLEMENTE QUERÍA DORMIR EN SU CAMA, no tener un maldito polígrafo al lado, donde varios cables se conectaban a ella alrededor de su pecho, de su brazo y de su dedo. Su rostro se encontraba completamente agotado, al igual que su cuerpo, al igual que sus músculos, los cuales ardían como los mil infiernos. Su espalda se encontraba derecha y tenía una mesa enfrente para poder apoyar sus manos. Sus orbes azules miraron en dirección al reloj que se encontraba puesto en el marco izquierdo de la pared y marcaba las 18:45 de la tarde: había estado bajo un interrogatorio durante 9 horas seguidas. Ella movió su cuello lentamente, sintiendo como la suciedad y la sangre seca que tenía cubriendo su rostro y su cuerpo parecía secarse más ante el contacto. Sus lágrimas de antes se habían secado también, como también su energía se encontraba drenada. Adam Benford se encontraba mirándola a través del vidrio polarizado que había en la sala de interrogatorios, mirando fijamente a Harmon — sabiendo que ella podía verlo perfectamente a través del vidrio.

          Sin duda, Harmon y Kennedy eran agentes prometedores para la nación.

          Muy prometedores.

          Benford también estaba cansado, luego de escuchar todo lo que le dijo Kennedy en su interrogatorio que era básicamente lo mismo que Charlotte le había dicho al superior que la cuestionó durante aquellas 9 horas. Al ver que la pelirroja se encontraba completamente sola en la habitación, sin nadie quien le hiciese compañía en aquellos momentos que podrían llegar a ser estresantes. Adam debía ser claro con la situación: los dos decían la verdad, como también lo hicieron el agente Bauer y el agente Krauser, a quien se lo llevaron de inmediato a un centro médico para poder atenderlo debido a su herida en el brazo. El hombre de cabellos rubios miró en dirección al agente federal que lo acompañaba en la habitación y señaló a Kennedy con la cabeza.

          —El agente Kennedy puede retirarse, necesito hacerle un par de preguntas a Harmon—señaló este—. Y llame aquí al agente Bauer, esta mujer se desmayará del cansancio si la retenemos un poco más.

          El agente asintió sin rechistar, entrado a la sala de interrogatorios donde se encontró a un Leon cansado y abatido por la misión. Le ordenó amablemente que podía retirarse a descansar para que mañana pudiesen hacerle los estudios médicos necesarios y él exigió que le dijesen qué pasaba con su compañera.

          —Agente Kennedy, su compañera está bien, el agente Benford simplemente tiene un par de preguntas para hacerle—respondió el agente de manera amable—. Usted ya terminó aquí.

          —Me quedaré a esperarla.

          —No es necesario, agente Kennedy—insistió el agente.

TRAITOR ━━ Leon S. Kennedy ¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora