𝐓𝐑𝐀𝐈𝐓𝐎𝐑
❝Esta es la única cosa que nos mantiene vivos, el estar para el otro.❞
𝐂harlotte Harmon podía ser muchas cosas: una chica con la que podías confiar todos tus secretos, una compañera para tus travesuras y un al...
MEMORIAS PERDIDAS, capitulo dieciséis: la traición según lottie pt. i!
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EL CIELO EMPEZABA A CAMBIAR DE COLOR, generando un gran gradiente de colores azules mezclado con un poco de rosa y naranja, teniendo en cuenta de que la tarde estaba cayendo en el cielo amazónico que el equipo tenía justo frente a sus ojos. La mansión de Javier Hidalgo se alzó como una gran tempestad a sus anchas, recibiéndolos con clima cálido pero gélido por su olor y su desolación. Manuela se puso detrás de Charlotte y Leon, quienes tomaron la delantera mientras que Dalton y Jack tomaban la retaguardia. El frente de la mansión de Javier parecía un maldito campamento militar, con bolsas llenas de tierra y arena puestas a modo de una trinchera, contenedores de colores claros y un rojo muy desgastado se encontraban esparcidos por el lugar junto con un par de carpas militares y tres camionetas pertenecientes a un cuerpo de seguridad. Las grandes luces que estaban montadas a los lados se encontraban apagadas y generaban grandes sombras que podían albergar más peligro que antes.
Aquel lugar era un campo de batalla y el equipo estaba preparado para tirarlo todo abajo.
Manuela soltó un gruñido detrás de los dos agentes jóvenes.
(Charlotte rezaba con toda su alma que Manuela resistiese hasta encontrar alguna especie de cura.)
Avanzaron lentamente por el perímetro, apuntando sus armas a ningún punto en específico, pero al mismo tiempo a todos lados — absolutamente tensos frente el terreno desconocido y sombrío. Charlotte miró en dirección al rubio de cabellos cortos, quien le envió una mirada suspicaz ante el entorno donde se encontraban caminando.
—Desde luego, este hombre no escatimó en seguridad—dijo la pelirroja observando todo el campo.
—Será que no le gustan los vendedores ambulantes—masculló Krauser detrás de ella—. ¿Vives aquí, niña?
—No es que me reconforte volver, Krauser—señaló la muchacha joven en el medio, enfocando sus ojos azules en el hombre alto de cabellos rubios.
—Bienvenida a casa, Manuela—dijo una voz a través de los parlantes, todos reconociéndola como la de Javier, repentinamente, las puertas de la entrada central se abrieron, junto con algunos contenedores que se abrieron abruptamente; todos revelando infectados que estaban decididos a atacar sin piedad alguna—. Gracias por haberme devuelto a mi hija. Tráiganme a Manuela y maten a los norteamericanos.
—¡Son demasiados!—espetó la muchacha afligida.
—¡Prepárense!—exclamó Dalton.
El equipo de cuatro armó un cuadrado, protegiendo cada flanco que había para poder cuidar de sus espaldas y de Manuela, quien estaba más que asustada de los infectados que aparecían. Muchos tenían aspecto más putrefacto que antes, con sus orbes de un color brilloso, como si realmente fuesen otra cosa más que humanos o muertos vivientes; Charlotte se preguntó si el virus Verónica realmente era así de peligroso — teniendo en cuenta que no debía subestimar los reportes y la palabra de la propia Joy Williams al decirles que ese virus era más que peligroso para todos. Los cuatro empezaron a disparar a los infectados, buscando gastar la menor cantidad de balas posibles — Jack y Dalton siguieron los pasos de los dos sobrevivientes de Raccoon City: dispararon en dirección a la cabeza, derribando uno a uno los infectados que se acercaban.
