viii. confianzas ciegas

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LA CAÍDA,
capitulo ocho: confianzas ciegas!


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          LA CORPORACIÓN UMBRELLA NO ERA PARA NADA DESCONOCIDA A OÍDOS DE CHARLOTTE HARMON, realmente había escuchado sobre esta desde que su padre entró en la industria cuando ella tenía diez años, en un centro que se encontraba en Annapolis — a 35 minutos de viaje en auto por día. Podía decirse que Charlotte veía muy poco a su padre luego de los primeros 10 meses dentro de la empresa multinacional dedicada a la medicina farmacéutica y cosmética. Su madre no era tan fan de las cosas y siempre decidió utilizar otras cremas, ya que los productos de Umbrella nunca le hicieron bien a su piel. Charlotte sabía perfectamente que su padre era un científico químico de gran prestigio por sus notas en la universidad durante sus años como estudiante y ella se sintió feliz al ver que todo su esfuerzo había sido recompensado con un trabajo de esa magnitud como lo era la Corporación Umbrella.

          Sin embargo, Harold Harmon era un hombre bastante ambicioso.

          (Allí fue cuando la pelirroja se había dado cuenta que eso lo había heredado de él.)

          Había veces que la ambición podía llevarte a lados inesperados, tanto buenos como también malos — la ambición siempre fue algo que perturbaba a Charlotte, en el sentido de que uno siempre era fuerte con sus deseos, pero si no los dejas ir en orden de conseguirlos y sigues presionando y presionando, últimamente aquello podía traerte tantas desdichas como fortunas. Finalmente, ella concluyó que la ambición de la investigación de su padre en Umbrella fue la cosa que terminó separándolo de la cosa que él consideraba más importante en su vida: su propia familia. Su ambición, su avaricia y su obsesión por aquella investigación era más que una simple cena familiar entre los tres o de escuchar de los triunfos de su hija o de consolarla cuando un chico le rompía el corazón — ese había sido el trabajo de Mareena (y de Leon, en parte).

          Y Charlotte lo odió por ello.

          Mucho, mucho.

          Pero claro, el destino había decidido armar su jugada: enviar a su padre a Raccoon City para poder terminar su investigación en un cuartel mejor equipado del que tenía, para que luego su hija terminase siendo transferida junto con su mejor amigo a la comisaría de la misma ciudad y que luego hubiese un brote vírico donde ella se suponía que tendría su primer día como oficial, así logrando saber de una mujer quien aclamaba de ser del FBI que su padre podría ser uno de los responsables de aquel desastre — eso sí que sería el colmo. No obstante, la noche lluviosa no había terminado y los dos oficiales de policía novatos siguieron a la mujer con tapado color claro por una zona que daba a las alcantarillas donde se supondría que encontrarían a una de las responsables: Annette Birkin.

          ¿Acaso esa no se trataba de la madre de Sherry?

          La agente del FBI no buscaba a su padre y la pelirroja no sabía si eso era algo bueno o malo.

TRAITOR ━━ Leon S. Kennedy ¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora