xv. las verdaderas órdenes

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MEMORIAS PERDIDAS,
capitulo quince: las verdaderas órdenes!


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          DURANTE LOS PRIMEROS CINCO MESES QUE CONOCIÓ A LOTTIE, Leon Kennedy podía llegar a admitir que esa muchacha tenía más agallas que él, en todo sentido de la palabra: desde su actitud, desde sus acciones y desde su corazón de oro que ella llevaba con orgullo junto con su cabellera pelirroja. El rubio se preguntó como alguien tan samaritana como ella podría ser capaz de ganarse su admiración en menos de cinco meses, parecía un chiste. Los chicos del curso hablaban cosas de ella, pero para la propia Charlotte no le interesaba ser el centro de atención por chismes o malas palabras lanzadas a su nombre, prefería ser el centro de atención por las cosas valiosas que ella hacía. Entonces, ella enseñó a Leon Kennedy a cómo nadar y ella podía ver que el rubio había mejorado muchísimo durante ese periodo de cinco meses que estuvieron aprendiendo juntos. Además, él llegaba a retener aire por muchísimo más tiempo que la primera vez.

          Aquello era todo un logro, eso era fácil de admitir.

          Hasta que, una mañana cálida de sábado, los dos se encaminaron a la misma piedra donde entrenaban. Dios, Leon no podía olvidar esa memoria ni aunque quisiese hacerlo, fue sumamente terrorífico y ver que eso se estaba repitiendo en el mismo momento que había ocurrido hacía 14 años con ella. Además de tener agallas, Charlotte Harmon era completamente obstinada y descuidada, así que eso era algo que Leon debía conseguir meter en su cabeza (de todas formas, él era obstinado en otras cosas), pero no le sorprendió en nada cuando la pelirroja se resbaló de la piedra y cayó al agua soltando un pequeño grito. Leon soltó una carcajada entre dientes y la miró desde arriba, esperando a que el cuerpo de la pelirroja flotase hacia la superficie, con el placer de escuchar aquella melodiosa risa femenina inundar sus oídos.

          Sin embargo, el cuerpo de Lottie no volvió a la superficie.

          Y Leon, en un principio, pensaba que era una broma.

          —¡Muy graciosa, Charlotte!—bramó el niño de 10 años—. ¡No caeré en esa broma!

          Hasta que, irrevocablemente, él se dio cuenta que no era una broma.

          Leon se lanzó de la piedra hacia el agua en un clavado perfecto, dispuesto a encontrar a Lottie, quien se hundía rápidamente en las profundidades del tranquilo lago al que iban todos los fines de semana para practicar y divertirse. El rubio dio brazadas hasta llegar a la pelirroja, quien tenía los ojos cerrados y parte de su boca abierta, soltando burbujas. Claramente ella estaba perdiendo oxígeno, algo que no era nada bueno para la situación. Leon la agarró entre sus brazos y la llevó hacia la superficie, con el ímpetu impuesto por la desesperación y el miedo que se agrandaban más y más como una bola de nieve que caía de una montaña, haciéndose cada vez más grande. Él la sacó del agua, llevándola hacia la orilla y la recostó boca arriba. Llevó su oído hacia el pecho de la pelirroja y no escuchó ningún latido, procedió a acercarse hacia su rostro y no oía respiración.

TRAITOR ━━ Leon S. Kennedy ¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora