CAPÍTULO XI: LA VERDAD

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Era el baile anual que organizaban todos los años en St. Bastian. Los tres recibieron los invitados, Alexandra llevaba un vestido de seda negro hasta los pies y un rico collar de diamantes, regalo de Tom, a juego con su anillo de compromiso que volvía a lucir junto a su alianza de bodas. William se comportaba con discreción. Ocupaba un segundo plano en los asuntos de su hijo desde que había vuelto de Suecia. No bromeaba con ella. Alexandra no podía dejar de preguntarse qué estaría tramando. No comprendía su nueva actitud.

Alexandra perdió enseguida a Tom entre la multitud, veía a William de vez en cuando, entonces decidió ir a buscar a su esposo. Lo encontró en una de las terrazas abiertas de uno de los salones: estaba con una mujer. Una mujer hermosa con una espesa melena negra y ondulada, curvilínea y con un erotismo muy elocuente, llevaba un exquisito vestido azul. Estaba con las manos sobre los hombros de Tom mientras él la rodeaba por la cintura y se miraban el uno al otro. Sólo se miraban, pero aquello era suficiente. Era Ivonne, pensó, ¡tenía que ser ella! 

Alexandra no quiso ver nada más. Se dio la vuelta y se marchó a través de la multitud hasta llegar al vestíbulo en el que se quedó parada sin saber qué hacer, desorientada.

- ¿Alexandra? ¿Qué ocurre? -preguntó William.

- No me encuentro bien.

- Iré a buscar a Tom - dijo llamando a un camarero.

- ¡No! - gritó ella -. Pre...fiero es...tar so...la.- dijo con los ojos llenos de angustia.

- Por supuesto - contestó William suspicaz -. ¿Te han insultado Alexandra?

- Sí - susurró.

- ¿Quién?

Alexandra no contestó.

- Alexandra, apóyate en mi hombro. Vamos – dijo William

Sin casi darse cuenta de lo que hacía se apoyó en William y ambos salieron rumbo a las habitaciones privadas. Un camarero empujaba la silla de William. Alexandra entró al salón sin decir una palabra, temblando, luego entró William y la tomó de la mano volviendo a preguntarle:

- ¿Y ahora querrías explicarme qué pasó? Dijiste que alguien te había insultado. ¿Quién fue?

- Tom. – dijo ella quedamente

- ¿Thomas? ¿Mi hijo te ha insultado? - repitió incrédulo.

- Estaba con Ivonne - explicó ella y comenzó a reír - Supongo que la situación te divierte. ¿No vas a reírte?

- No, no tiene ninguna gracia. Creo que sacaste conclusiones erróneas... sabes, Ivonne es...

- No quiero escucharlo - lo interrumpió - No quiero escuchar nada de lo
que tengas que decir. Deja que sea Tom quien se explique.

William suspiró y se reclinó sobre el asiento. Alexandra miraba por los ventanales sin ver nada y con el corazón roto.

- ¿Qué vas a hacer? - preguntó

- Matarlo. Una reacción muy tuya, ¿no crees? - sonrió.

- Yo esperaría hasta que Tom te diera una explicación - sonrió él también -. No creo que te sientas muy bien por la mañana, al descubrir que ha sido un error.

- Tú fuiste el primero que me avisó de la existencia de esa mujer – susurró Alexandra algo sorprendida

- Sabes que soy un hombre malévolo... aunque tengo que decirte algo...

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora