Capitulo 22

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Dylan toma su bici y me observa esperando que tomé la mia. Marchamos juntos hacía su casa, era un día cálido. Nos tomo menos de 15 minutos llegar a su hogar; el barrio se veía bonito, casas preciosas bien pintadas, árboles cada tres pasos, un lugar muy limpio y un asfalto perfecto.
Frenamos a la par, Dylan apoya su bicicleta sobre la pared de la casa tan bien vista de color blanco, impecable, y me invita con la mano a dejar mi bicicleta apoyada junto a la de él

—déjalo allí y entremos —expresa con amabilidad

—si —respondo tímida

Abre la puerta, le sigo el paso hasta el interior del hogar. A simple vista se apreciaba un living bien decorado y muy delicado; sillones blancos, Marcos con pinturas florales y bonitos paisajes, algunas macetas decoradas con dibujos, lo más interesante allí era un notorio piano, debajo justo de el un tapete rojo.
Dylan coloca su mochila sobre el sillón y se acerca a mí para luego tomar mi mochila y quitarla de mi espalda con delicadeza

—no hacía falta —argumente estupefacta mientras él dejaba mi mochila en el mismo sillón

—no te preocupes, me gusta tratar bien a mis invitados

Su voz tan serena me otorgaba paz, su personalidad, su esencia... Era tan educado y caballero que se sentía bien estar a su lado, me daba una clase de confianza que normalmente no le entrego a cualquiera.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos, Dylan solo se limitaba a analizarme parado justo en frente mío esperando que dijera algo

—bueno en fin, te quería preguntar si antes de comenzar con el trabajo podrías escuchar como tocó el piano

Rompo mi burbuja de pensamientos al instante y sacudo ligeramente la cabeza

—claro, me encantaría —sonrio

Nos acercamos al piano que se encontraba a pocos pasos, él toma asiento y se acomoda, yo lo observó cruzada de brazos con una sonrisa. Comienza la melodía y casi inmediatamente el ambiente en la habitación se sentía mágico, tocaba una suave canción relajante... Visualizaba un aura resplandeciente que rodeaba a Dylan como si fuera un ángel caído del cielo tocando una hermosa melodía. Una de confort me invadía, solo podía mirarlo en silencio y disfrutar el momento.
Vasilante me acerco hacia él, tomo asiento a su lado y miro atentamente como sus manos paseaban sobre cada teclado, Apretando sus dedos suavemente... Una sincronía perfecta se convertía en una estupenda melodía; me parecía bellísimo y estupendo, ¿Cuánto tiempo necesito de práctica para llegar a este resultado?
Dylan detiene sus manos, e inesperadamente voltea su cabeza para mirarme. Me exaltó dándome cuenta que la canción había acabado y cruzo mi mirada con la suya

—lo siento, No quería interrumpir... Simplemente me parece algo extraordinario y quería observarlo de cerca —me defiendo avergonzada

—podria enseñarte a tocar el piano si es que te llama la atención —se ofrece amable

—me gustaría, si no es molestia

No podía volver muy tarde a casa; por lo que nos apuramos en empezar el trabajo. Nos demoramos una hora y media y acordamos terminar el resto mañana en mi casa

—¿quieres que te acompañe hasta tu casa? —pregunta Dylan

—no, estaré bien no te preocupes

—okay, nos vemos mañana entonces —saluda sereno

—si —ebozo una sonrisa

Mantuvimos nuestras miradas sobre la otra unos segundos, tomé mi bicicleta y me marché

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