El primer amor nunca se olvida

Capítulo 10

Strange suspiró cansado y aburrido, pensando de nuevo en un buen pretexto para invitar a salir al genio, sobrepensado en cómo podría romper algo de su santuario para poder mandarlo a traer con ese contexto, para después que terminará de repararlo lo pudiera invitar como paga por su acción.

Stephen decidió no dejar su idea para después y se levantó de su sillón rojo favorito. Se dirigió a una de las paredes e hizo un portal, entrando de inmediato por él para ser llevado a la pequeña guarida de su hermoso genio, donde era prácticamente imposible no hayarlo intentando destruir la resto de la torre y a todos los que viven ella sin que Vicent no se viera forzado a detenerlo.
Sin embargo, hoy, cuando llegó al lugar se sorprendió al escuchar todo en silencio, no había ningún ruido de algo siendo quemado, de la música sonando por los altavoces o de alguna queja o maldición. Todo era silencio y eso lo desconcertó tanto que incluso olvidó la pequeña mentira con la que haría salir de su cueva a su mejor amigo, y si todo marchaba como deseaba en algunos meses más; su futuro novio.

-Anthony-comenzó a llamarlo mientras se paseaba con discreción y sigilo por el lugar, a lo que su rebelde y mal portada capa se desprendía de él y salía buscar al que consideraba su otro dueño, obligando al británico a verse en la necesidad de seguirla para evitar que esta hiciera algún destrozo o maldad.

Rápidamente la tomó antes de que la reliquia terminará de jugar con unos objetos que habían en la mesa, acercándose velozmente al ver como una foto enmarcada estaba apunto de caer y romperse. La tomó en sus manos antes de que cayera en el suelo y sin poder evitarlo miró la fotografía con curiosidad, abriendo los ojos de par en par al ver al ingeniero.

Tomando el cuadro con más interés y percatandose como atrás, estaba él, con su acostumbrada cara de pocos amigos. Sobresaltado dejó la foto de lado, acercándose a la caja con curiosidad, tomó otra foto doblada que estaba fuera de la caja, mirando como de nuevo era él cuando era joven. Después tomó una fotografía más, esta estaba un poco desgarrada e incluso mojada, admirando ahí lo que tanto se temía y había comenzado a sospechar desde la primera foto.

Estaba él, junto a Edward, abrazándolo por la cintura y besando su mejilla, mientras él chico sólo reía y sujetaba con sus manos la cámara para tomar la fotografía. Ninguno de los dos tenía camisa, sólo había una sábana blanca que cubría sus pantalones y que le permitía ver las marcas que tenía el chico alrededor de su cuello, zona de la que Strange fue muy adicto a besar y morder.

Dejó la foto de lado, suspirando con pesadez y palidez. Continuando con su investigación al tomar una hoja arrugada que se encontraba cercana a él, observando como su letra adoraba a su castaño y arrogante genio, apodo que siempre utilizó para referirse a su primer novio y amor, el cuál se convirtió en el más grande que llegó a tener a lo largo de su vida.

-¿Merlín?-preguntó él ingeniero al entrar por la puerta topandose con Vicent que revisaba las cajas, antes de mirarlo con horror.

-Así que eres tú-murmuró con molestia y dolor en su demandante voz-. ¿Por qué no me lo dijiste?

-Stephen.

-¿Tienes idea de cuánto tiempo te busqué?-le cuestionó molesto caminando hacía él con altanería en su pisar y mirar-. ¿Tienes idea de cuántas noche lloré y sufrir por tu abandono?

-Stephen.

-Debiste habérmelo dicho-replicó-. Si ya no me querías debiste habérmelo dicho, así me hubieran ahorrado todas mis lágrimas, toda mi abstinencia, todo mi dinero y tiempo invertido en viajar acá y buscarte por todo el país sin siquiera saber dónde estaba parado.

-Yo no te abandoné, así que no digas eso-espetó-. ¿Crees que to te dejé de escribir porque quise? ¿Por qué te dejé de amar? ¿Creés qué tú fuiste el único que lloró día y noche?