Parte 29

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Percy se sentía cansado, se hincó frente a lago de fuego que lamentablemente conocía, acercó un poco de aquella bebida a sus labios y sintió como su cuerpo ardía, ya no solo por el insoportable calor que hacía.

— Estoy cerca—su voz no era suya, la comprensión le llegó, aquella no era una de sus memorias, esta era de Nico, su voz sonaba quebrada y ronca, sentía el cuerpo pesado y pocas ganas de seguir avanzando, una parte de "su" cerebro le decía que se acostara y dejara de luchar, que la gente no se daría cuenta de su ausencia y que tal vez eso sería lo mejor, pero entonces su propio rostro pasó por su mente y lo hizo levantarse

— Necesitan mi ayuda—después vino el rostro de Hazel, de Hades y de Bob, pero los rostros se detuvieron ahí y Percy supo que era porque no había nadie más en la vida de Nico en ese momento, nadie que lo hiciera seguir por aquel pozo.

Caminó usando la espada como un bastón, Percy quería entrar al sueño para ayudarlo a andar, para recostarlo y dejarlo dormir un poco, porque sabía que estando solo en el Tártaro, dormir seguramente no había sido una opción, Nico llevaba ahí solo él mismo sabía cuanto tiempo, sin comida ni sueño, avanzando y pelando contra monstruos a pesar de que nadie se lo había pedido, nadie sabía que él estaba ahí, el chico de entonces catorce años se había lanzado al peor lugar del universo por voluntad propia solo para ayudarlos en su misión ¿y él como le había pagado?

Dudando de su lealtad. Percy sabía de lealtades, era su defecto fatídico después de todo, él daría al mundo si con eso salvaba a sus allegados, entonces ¿por qué aquella protección nunca había llegado hasta el unico di Angelo? Nico sabía de lealtad de una manera que Percy no terminaba de comprender, aquel debía ser su verdadero defecto fatídico, porque jamás lo había visto guardar verdadero rencor hacia alguien, alguna vez había creído que lo había tenido con él, pero ahora entendía que siendo un niño de diez años que venía de los años cuarenta, descubrir sentimientos por alguien del mismo sexo debió ser aterrador, y más estando completamente solo en el mundo.

Percy había confundido el miedo a sí mismo y sus emociones con rencor por lo sucedido por su hermana, Nico seguramente había intentado odiarlo con esa excusa, pero Nico jamás lo intentó matar, no se unió a Cronos para vengar a su madre de lo que Zeus le hizo, nunca ha tratado mal a Artemisa o algún dios, era un poco irreverente, no lo podía negar, pero jamás se había comportado como él con Ares.

No, Nico no tenía rencor en su alma, solo un sentimiento de soledad y una lealtad hacia lo que él cree que es bueno que sobrepasaba al mismo Percy.

Adentrarse solo y de manera conciente al Tártaro, no para salvar a su pareja, sino para averiguar la ubicación de las puertas de la muerte, luego luchar por encontrar a Percy a pesar de que lo que el chico más necesitaba en ese momento era descanso y comida, rematando con llevar la Atenea Partenos por todo un continente hasta otro, de nuevo sin que nadie se lo pidiera, anteponiendo su seguridad y vida por la del mundo. Nico tenía una lealtad que Percy no podía igualar y aun así no se había dado cuenta hasta esa misión de la realidad de las cosas.

— La casa de Hades—Nico miró el ejercito de monstruos sintiéndose aliviado, se dejó caer al suelo sintiendo las lagrimas picar en sus ojos, lo había logrado, había recorrido el Tártaro hasta el corazón de este y había hallado las puertas de la muerte, Percy no podía saber como es que el chico sabía a donde llevaban aquellas puertas de elevador, pero supuso que algo tenía que ver con ser hijo de Hades

— ¿Qué tenemos aquí? —Nico se puso tenso y se acomodó en posición de combate mirando al par de gigantes frente a él, su cuerpo tembló con miedo y un solo pensamiento pasó por su mente

"Tengo que decirles donde está" apretó con mayor fuerza la espada hasta que sus nudillos se pusieron blanco

— Oto, mamá no nos dejó comernoslo ¿verdad? —el gigante de cabello verde negó con la cabeza

— No Efiates, pero podremos divertirnos de otras maneras—ambos atacaron a Nico al mismo tiempo, Nico brincó hacia atrás evitando el golpe de Oto, pero uno de Efiates lo mando contra lo que parecía una roca gigante, soltó el aire que guardaba en sus pulmones, su vista se nubló con algunos puntos negros

"No puedes dormir" se dijo a si mismo mientras se levantaba a tiempo para esquivar un nuevo golpe de los gigantes, cortó la mano de Efiates cuando este intentó darle alcance, la espada de hierro estigio intentó absorber al gigante, pero la propia naturaleza del mismo no lo permitió

— Necesitas de un dios pequeño mestizo, y aquí en las profundidades no vas a encontrar ningún aliado—se mofó el de cabello morado, Nico dejó que las sombras lo rodearan cuando Oto intentó golpearlo de nueva cuenta, apareció no muy lejos de ahí, no tenía la energía suficiente para escapar, pero hizo el intento.

Corrió de regreso, un camino del que Percy y Annabeth habían salido lo más rápido posible años atrás, iba directo hasta el abismo, pero Nico parecía consciente y hasta parecía que tenía un plan, en su mente solo repetía

"Llega donde Nyx" pero aquello nunca pasó, su ya de por sí fragil cuerpo, salió volando algunos metros cuando Oto le asestó un golpe en el costado, golpeo y rodo por el piso otros tres metros hasta detenerse.

En esta ocasión le costó más abrir los ojos, el cansancio y la falta de alimento ya habían hecho mella en él

"Arriba Nico... ¡Párate! Nadie va a venir a salvarte" Percy quería decirle que se detuviera, que dejara de pelear, que él lo iría a rescatar, pero sabía que aquello ya había pasado y que en ese momento ya no había nada que pudiera hacer por el joven

Con una fuerza que asombró a Percy, Nico se volvió a levantar, el lugar entero se veía borroso, pero lo que más alertó a Nico fue la desaparición de los dos gigantes

— ¿Dónde están? —la parte inocente y cansada de Nico había pensado y deseado que lo hubieran perdido, que hubiera sido lanzado tan lejos y que no lo hubieran podido seguir, pero la realidad pronto lo golpeó, literalmente hablando. Fue lanzado por Efiates, Nico esperó golpear contra el suelo o alguna roca, pero su vuelo fue detenido bruscamente cuando su espalda golpeo contra el bronce de una vasija, esta vez no pudo mantenerse despierto, cayó sabiendo lo que estaba pasando, sabía demasiado de mitología para no entender que habían hecho

"Soy el Ares de esta historia" pensó irónicamente antes de que el mundo entero se le volviera negro.

Percy despertó de golpe sentándose en la cama, jadeaba mirando alrededor recordando que no estaba ahí, que esa no era su memoria y que el dolor fantasma que sentía en el cuerpo entero no era suyo.

Se levantó de la cama y fue a darse una ducha, necesitaba del agua fría recorrerle el cuerpo para terminar de despertar

PERCYCO DE LOCOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora