Parte 38

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— ¡Anteros! —Nico entró a su cabaña sintiendo las lágrimas recorrer sus mejillas, no podía creer que había tenido esperanza de que Percy y él tuvieran un futuro

— Nico—el dios apareció en medio de la cabaña, tenía una mirada triste

— ¡Me engañaste! —le aventó su carcaj y el arco— no solo todo esto fue para intentar unirme a Percy ¡te uniste a Eros! Sabes lo que pasó con él y, aun así

— Nico, todo tiene una razón, déjame hablar

— ¡Basta!... ya no…. Ya no confío en ti, ustedes dioses solo se divierten con nosotros, juegan con nuestras vidas como si no fuéramos nada, pues no más—lo miró con el ceño fruncido y las lágrimas aun corriendo por sus mejillas— confié en ti

— Nico… está bien, ¿qué quieres hacer? —el dios miró al chico deseando poder ayudarlo

— Trae a Cupido… quiero que me fleche

— En ese caso sería mejor una de mis flechas, dime a quién quieres amar y yo me encargo

— No, no quiero amor ya, quiero una flecha de plomo—el dios jadeó mirando al chico negando con la cabeza, no podía ser en serio

— Podrías ser completamente indiferente a Percy, ni siquiera quererlo como un amigo… o peor ¡odiarlo! Nico esto no es la solución—el chico miró al dios sintiéndose tan quebrado por dentro como le fue posible

— Por favor, ya no puedo con esto, no aguanto más el amor no correspondido y esta misión solo hizo que amara aún más a Percy… yo no creí que eso fuera posible ¡pero lo es! Y yo ya no aguanto—Anteros suspiró acariciando el cabello del chico antes de pegarlo a él dándole un abrazo

— De acuerdo… yo fui el culpable de esto, me haré responsable—alejó a Nico tomando su rostro retirando las lágrimas de sus ojos— te veo en el puño de Zeus… me pareció escuchar que nadie se acerca ahí—Nico asintió con la cabeza sintiéndose extraño, había una mezcla de alivio y tristeza dentro de él, por fin iba a poder librarse de esos sentimientos, iba a poder avanzar, pero también no sabía que iba a suceder después

— Gracias Anteros—el mencionado asintió e hizo que Nico cerrara los ojos antes de desaparecer, Nico se quedó ahí unos minutos, tratando de calmarse antes de salir de su cabaña con dirección al puño de Zeus

— ¡Hey Nico! —el hijo de Hades se detuvo de golpe, volteó mirando a Annabeth, esta se veía ligeramente agitada

— An…annabeth—se alejó una vez que ella llegó frente a él, no podía discernir que expresión tenía la chica

— Percy y yo hablamos hace unos minutos, él me contó…—y Nico entró en pánico, negó con la cabeza sin dejarla terminar

— Yo no… ¡Nunca quise quitarte el novio! No soy así—aunque él ya no estaba muy seguro si no lo hubiera hecho— lo lamento mucho Annabeth… yo… lo voy a resolver, no tienes de que preocuparte… no que alguna vez te preocuparas por alguien como yo, no es lo que quise decir—Annabeth pestañeo un par de veces tratando de entender lo que el chico le acababa de decir

— ¿Vas a resolverlo? ¿A qué te refieres? —la chica notó entonces el estado del joven, tenía los ojos rojos y se veían rastros de lágrimas en sus mejillas, maldijo no haberlo pensado antes, debía haber mandado a sesos de alga antes de hablar con él

— Yo… Cupido me ayudará con una flecha de plomo—la hija de Atenea negó un poco

— Eso—se dio la vuelta y corrió para buscar a Percy, no podían dejar que eso sucediera

Nico alzó una ceja sin saber que acababa de pasar ¿por qué la chica había parecido asustada? No lo entendía, negó y siguió su camino

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PERCYCO DE LOCOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora