Parte 35

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Nico y Percy habían logrado salir ya del mar, aunque el de actuales ojos verdes se sentía agotado y con bastante frío debido a que estaba aún mojado, decidieron no detenerse y seguir su camino.
— No sé a dónde estamos yendo—dijo Nico mirando alrededor de él, se sentía perdido y solo deseaba volver a su cuerpo y su cabaña
— Si tú no sabes menos yo—Percy al parecer seguía dolido y Nico lo entendió, aunque él no había deseado que todo esto pasara, si era culpable de manera indirecta
— Lo sé, estamos en Provenir—dijo leyendo uno de los carteles— deberíamos permanecer en la carretera, evitar los bosques—Percy asintió con la cabeza
— Mi padre dijo que cuando saliéramos del agua estaríamos solos, no sé lo que eso significa, pero algo tiene que ver con los monstruos—Nico soltó un suspiro, no deseaba encontrarse con ningún monstruo Maya en verdad
— Démonos prisa—entraron a un pueblo, ¿municipio? Nico no tenía idea de cómo llamarlo, pero tampoco le tomó mucha importancia, había casas y locales en los que tal vez podían conseguir algo de comer, si es que Percy dejaba de estar tan enojado y decidía que detenerse era buena idea
— Que… ¡¿Eso que es?! —Percy lo sacó de sus pensamientos, estaban en un camino aparentemente desierto y frente a ellos había un monstruo gigante con la parte de debajo de un cienpies y tenía siete cabezas humanas, todas ellas centradas en ambos semidioses
— Ek Chapat—susurró Nico deteniéndose de golpe
— Ek... ¿Qué? —Percy miró a Nico deteniéndose junto a él
— Criatura maya, intercepta viajeros y los hace contestar acertijos, si no responden correctamente… bueno hace lo que los monstruos hacen—Percy miró de nuevo a la criatura acercando su mano a la espada de hierro estigio, Nico tomó su mano negando con la cabeza
— Solo hay una manera de pasar—soltó un suspiro— Ek Chapat
— Semidiós—su voz era gutural y salió de las siete bocas que tenía, Percy se estremeció a su lado— ¿estás listo para tu acertijo? —tres de sus cabezas se relamieron los labios pensando en el festín que se iban a dar con los dos semidioses
— Listo—respiró profundo listo para lo que se venía
— ¿Qué no engorda y deberíamos tragárnoslo de vez en cuando? —Percy alzó una ceja a punto de contestar, Nico negó con la cabeza
— Cállate, es mi acertijo—cerró los ojos pensando detenidamente ¿Qué no engorda y hay que tragárselo?
— Nico y si solo…
— Por favor no digas nada—miró a la bestia frente a él ¿qué contestar? Esto estaba fuera de su rango, si tan solo Annabeth con toda su sabiduría estuviera ahí
— ¿Acaso no sabes? —se burló de él, Nico apretó los puños bajando la mirada, tenía el orgullo herido y es que ¡él no era estúpido! No era la persona más inteligente, pero no era idiota.
De pronto se quedó congelado, alzó la mirada mirando a la bestia y este supo que tenía una respuesta
— El orgullo—¿acaso él era orgulloso? Él no pensaba en sí mismo de esa manera, pero tal vez el orgullo era lo que le había impedido confesarse abiertamente gay, por los valores que le habían inculcado en los años treinta, por pensar, de manera inconsciente, que eso le afectaría de alguna manera a su imagen de hijo de Hades que da “miedo”. No que él disfrutara de esa percepción, pero tampoco le disgustaba cuando solamente deseaba estar solo, o cuando un campista lo molestaba y él podía callarlo con una sola mirada, todo eso podría perderse por saber su orientación, o al menos eso creía él, eso es lo que le habían enseñado, que alguien gay era menos que los demás, pero él no se sentía menos por ser gay, se sentía menos por pensar lo que los demás pensarían de eso
— Eso…—Ek Chapat frunció sus siete entrecejos visiblemente malhumorado por haber perdido— es correcto, puedes pasar—se hizo a un lado y Nico avanzó, detrás de él venía Percy, pero Ek le cerró el paso— Oh no hijo del mar, solo tu amigo ha ganado el derecho de pasar y los tres dones, pero tu… aun tienes que responder correctamente
— ¿Qué? —Nico abrió grande los ojos— ¡Espera! Solo es una pregunta
— Por persona—se regodeó la bestia, miró a Percy— es tú turno
— Inicio la guerra o la termino, te doy la fuerza de mil héroes o te dejo desprotegido, me atrapas con una mirada, pero ninguna fuerza me obliga a quedarme ¿Qué podré ser? —el mayor abrió y cerró la boca un par de veces tratando de pensar en la respuesta
— Percy piensa bien en tu respuesta, no hay prisa—Nico quiso ser él quien respondiera, sabía la respuesta de este en específico, era lo que los había traído hasta ahí, la sabia porque él la había vivido en carne propia y lo había visto.
Bajo al tártaro por él, huyó del campamento por años debido a, rezó a dioses y estaban en esa misión, no solo eso, Percy era la mejor representación de, había saltado al tártaro para no abandonar a Annabeth, fue en cruzadas que no eran suyas para salvar a sus amigos y estaba fuertemente ligado a su defecto fatal
Percy pensó detenidamente en las pistas, sobretodo llevándolo a sus propias experiencias. ¿Qué inicia una guerra? ¿Qué había llevado a Luke a unirse a Cronos? El poder claro, pero ¿para qué? ¿Qué había buscado Luke conseguir con el poder que Cronos le ofrecía? ¿Por qué se había sacrificado después?
La imagen de Annabeth pasó por su cabeza, ella había regresado a Luke los últimos segundos, Luke había vuelto por ella porque al igual que él… Luke amaba a Annabeth, tal vez no de la misma manera, y fue en busca de Cronos tratando de mejorar la vida de los semidioses, porque él los amaba, porque había amado a Thalia cuando murió.
Él había sacrificado mucho por amor también, había rechazado la divinidad por amor a Annie, había saltado al tártaro para no dejarla sola, había entrado en la misión de Zoë para rescatar a Annabeth.
Nico se había adentrado en el laberinto solo con la guía de un fantasma para tratar de regresar a Bianca porque la amaba, Nico que había guiado al Argo II hasta las puertas de la muerte por él, a pesar de estar agotado y traumatizado, Nico había aceptado viajar con la Atenas Partenos poco después, constantemente arriesgándolo todo, Nico que convenció a Hades de participar en la guerra por… por él, por el amor que le tenía.
El amor que había hecho que él se mantuviera anclado a la vida cuando recibió la maldición de Aquiles, el amor que casi había causado que abandonara su misión si alguien estaba en peligro.
Pero nada lo obligaba a quedarse, pensó en Annabeth, casi no había pensado en ella en esa misión, casi había besado a Nico, todo a pesar de que sabía que amaba a Annabeth, que la joven era el amor de su vida, pero ¿aún quería estar con ella?
— El amor—miró a Nico ¿en verdad iba a dejar ir a Nico? Alejarse de él por un amor que ya no sabía si aún deseaba.

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Queridos lectores quiero comentarles que el final del libro está más cerca de lo que usted y yo queremos :)

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