Parte 36

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Abrió los ojos encontrando la obscuridad total, no había manera de que la noche fuera tan obscura y no recordaba que había estado haciendo antes de esto, pero si el dolor significa algo, seguramente peleo contra algún monstruo o hizo uso excesivo de sus poderes

Se sentó sintiendo el frío debajo de él y notó que respirar le costaba, la realidad lo golpeo tan fuerte como los gigantes, estaba encerrado, estaba encerrado sin oxígeno al parecer

Se levantó y golpeó la pared de la vasija y gritó, sabía que era inútil, nadie sabía dónde estaba, solía estar tan desaparecido de los campamentos que nadie notaría su ausencia, su hermana estaba en una misión y su padre probablemente lo creía muerto, cosa que probablemente pronto sería real

— ¡Sáquenme de aquí! ¡Efiates! ¡Otto! —pateó y gritó hasta sentir la garganta irritada, cayó de rodillas con la respiración agitada, no era así como esperaba morir, había estado solo los últimos cuatro años, pero nunca creyó que así moriría, encerrado en una vasija sin nadie esperándolo, sin nadie que se diera cuenta de su ausencia, simplemente sería olvidado en la nada

— Por favor—golpeó el suelo mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos— necesito… aún no termino—recargó su frente en sus manos— aun no… no estoy listo, padre por favor ayúdame—sollozó rezándole a los dioses, a todos y cada uno de ellos por ayuda, sabía que el olimpo estaba cerrado, sabía que su tío Zeus lo odiaba casi tanto como a Percy, que se había ganado enemistad con algunos dioses, principalmente con Eros en los últimos años, que Hestia tampoco debía estar muy feliz con él.

Pero aun así rezó, pidió piedad por él por lo que le parecieron días o semanas, el oxígeno poco a poco se fue acabando y la debilidad dela falta de comida le comenzó a afectar, no es que antes se sintiera bien, estaba agotado y debía dormir constantemente, la ansiedad le golpeaba al menos una vez cada dos horas, su ritmo cardiaco se aceleraba y comenzaba a golpear y gritar, solo para terminar el doble de cansado que antes, sabía que era la falta de comida, no había comido nada desde antes de ingresar al tártaro y no estaba seguro de hace cuánto tiempo había sido eso, ya no sabía qué lo iba a matar primero a este punto, si la falta de oxígeno, la sed o de inanición

Se recargó contra el costado de la vasija y sacó las semillas de su chamarra, había pensado comerlas antes, en el tártaro se había visto seducido por ello, pero en ese tiempo había tenido que mantenerse en movimiento y no se sentía tan al borde. Ahora, sin embargo, no le quedaba mucho oxígeno y no sabía cuánto más su cuerpo aguantaría, con la décima migraña desde que ingresó ahí supo que su cerebro ya no tenía agua para funcionar, era cuestión de tiempo para una falla completa en su organismo.

— Por favor Percy… sálvame—se metió la primera semilla a la boca y se acomodó tratando de mantener algo de calor antes de caer en un profundo sueño

.

Percy despertó agitado, sintiendo vestigios de su sueño, se levantó de la cama y fue a la cocina a beber un vaso grande de agua fría, miró el motel en el que Nico y él habían decidido pasar la noche después del encuentro con Ek sabrá su padre que cosa, se limpió el sudor de la frente antes de volver a la cama y sentarse a un lado de Nico que no parecía haberse dado cuenta de su estado, miró su rostro que cada vez le parecía más desconocido

¿Qué pasaría una vez que volviera a su cuerpo? ¿Todavía se sentiría suyo? ¿Volvería alguna vez? Retiró un par de mechones de cabello de su rostro

— Babeas cuando duermes—susurró divertido por aquel hecho, no sabía si era porque Nico estaba en su cuerpo o porque de hecho el hijo de Hades al igual que él babeaba mientras dormía, lo que fuera ahí estaba el pequeño hilo de saliva, algo que debería parecerle asqueroso de hecho era bastante tierno— ¿qué va a pasar? —se preguntó no por primera vez ¿Qué sucedería una vez que volvieran al campamento? ¿terminaría con Annabeth? ¿Andaría con Nico? Todo era tan confuso en ese momento ¿cómo reaccionaría su novia?

Después de todo lo que habían pasado juntos, Percy se sintió mal de pensar que dejaría a la rubia, no sabía si deseaba hacerlo

— Oh padre ayúdame—susurró acostándose junto a Nico y lo abrazó decidiendo volver a dormir así

PERCYCO DE LOCOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora