Parte 30

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Los chicos se encaminaron cerca de las doce del día, después de desayunar (bastante en el caso de Nico) y de despedirse del dios y la recepcionista cuyos nombres Percy no iba a destrozar intentando pronunciarlos

El hijo de Poseidon caminaba en silencio junto a Nico, admiraban las hermosas calles de Yucatán

— Oye y... ¿hasta dónde se supone que vamos? —Percy trató de recuperar el humor de siempre a pesar del constante recuerdo que la pesadilla de la noche pasada le había instalado

— ¿La verdad? No tengo idea, ni siquiera se a qué dios estamos buscando, o si de hecho fue un dios... imagino que no, los dioses no se pueden robar entre ellos sus símbolos de poder—Nico alzó los hombros— estoy en ceros en esta ocasión

— Bueno... estamos a punto de llegar a Belice—Nico miró al mayor sorprendido

— ¿Cómo sabes? —Percy señaló un letrero que indicaba las calles y en ese caso, el país que se encontraba dependiendo la dirección que se tomase— Oh... no los había visto—Nico se sonrojó un poco por lo despistado que había sido— no tenemos visa, pasaporte ni alguna manera de identificarnos y la verdad no se que necesitaríamos... un viaje de sombras es demasiado peligroso—  estamos en... Tulum, el mar no está lejos, deberíamos ir por ahí, somos más rápidos por agua y si lo hacemos bien, puede que no nos descubran entrando ilegalmente a... otro país

— A ver, consigamos un mapa y veamos hacia donde debemos de ir

Nico jamás creyó que conseguir un mapa en pleno siglo veintiuno fuera la tarea más difícil que habían hecho hasta el momento, pero lo consiguieron, no de manera fisica, pero después de pagar una hora en un café Internet

— Si nadamos en linea recta llegaremos más fácil hasta Honduras, de ahí nos saltamos a Nicaragua y nadamos hasta Colombia... dioses ¡¿a dónde rayos estamos yendo?! ¿Deberemos llegar hasta Chile para encontrar el maldito arco?

— Espero que no, el problema sería el regreso, yo no pienso subirme a un avión y mamá me matará si tardo dos meses en una misión—Nico no pudo estar más de acuerdo, para empezar ¿cuándo llegarían? Y luego ¿cuánto tiempo les llevaría volver?

Rendidos ante su suerte se encaminaron al mar, en esta ocasión los turistas si que los miraron raro cuando vieron a dos adolescentes ingresar al agua con tenis y ropa casual, pero después de unos segundos parecieron olvidar que existían y siguieron con sus vidas

— Lo bueno de esto, es que estamos en un territorio en el que tenemos ventaja, lo malo es que aquí hay monstruos marinos que ni siquiera yo conozco—Nico miraba alrededor completamente alerta, Percy miraba el mar más bien con curiosidad, los peces a su alrededor parecían cada vez más coloridos, todos ellos los saludaban respetuosamente antes de seguir con sus vidas

— A veces me gustaría ser un pez—comentó Percy después de que un atún pasara a su lado— viven despreocupadamente bajo el mar, aun si un pez más grande se los podría comer—Nico alzó una ceja y miró a los peces

— A mi me gustaría ser un ave... no un aguila, más bien una lechuza o un búho—Percy miró al chico con curiosidad— vuelan libres por los aires, viven de noche y la gente les teme o los ama—Percy se rio creando algunas burbujas que flotaron hasta la superficie

— De acuerdo... definitivamente tu alma es la de un búho—siguieron nadando platicando de trivialidades tratando de pasar el rato

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— Bueno Anteros ¿cuanto falta? —el dios del inframundo miraba a los mestizos a través de una enorme bola de cristal, estaba comenzando a perder la paciencia con aquella misión, estaba tomando más tiempo del planeado y en verdad no sabía cuanto más podrían mantener la protección sobre los chicos

— Muy poco... supongo que en Honduras o Nicaragua debería ser el tiempo de confrontarlos, pero Percy sigue sin darse cuenta de lo que siente... deberemos darles un empujón extra

— Ya sabía yo que este chico no era muy inteligente—Atenea suspiró algo aburrida, tenía mejores cosas que hacer que vigilar al detestable hijo de Poseidón y al chico muerte

— ¡Hey! Sigues hablando de mi hijo—Poseidón miró la imagen— pero solo por esta ocasión, deberé darte la razón ¿qué se supone que deba de pasar para que él se de cuenta?

— Llamaré a Morfeo... tal vez en sus sueños sea más sencillo, hay menos inhibiciones en el reino de Hipnos—Hades salió de la sala para hacer la llamada

— Persefone podría llamar a Hécate ¿no?... su magia podría sernos de ayuda—Atenea se levantó y desapareció en una luz brillante dispuesta a hablar con la diosa de la primavera

— Yo hablaré con nuestro "ladrón" debe prepararse para el encuentro—y fue así como Anteros también se fue dejando al dios del mar solo

— Vamos hijo mío... la felicidad está muy cerca—susurró antes de desaparecer también en una brisa marina.

PERCYCO DE LOCOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora