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—¡Deja de soñar despierta, tonta! —Hanji me da un golpe en la cabeza y gracias a eso regreso a la realidad.

—Lo siento —me espabilo y me hago a un lado.

—Ya pasó más de un mes y ese imbécil no ha vuelto. Olvídalo, solo quiso coger contigo y tu como la tonta que eres caíste —mi buen amigo pasa a mi lado y lo veo mover la cabeza.

Suspiro derrotada.

Esa mañana, hace cinco semanas y media, ni bien entré a mi apartamento llamé a mi querido quokka para habla de lo ocurrido con el maravilloso señor Hwang. Le platiqué tan detallado todo que me perdonó que lo haya despertado a las siete de la mañana cuando solo tenía dos horas de haber conciliado el sueño. 

Eso último que me dijo al oído antes de que se marchara me había ilusionado en lo más profundo... Y cuando digo profundo quiero decir que en todas esas semanas me masturbé imaginándonos a los dos sobre esa mesa de blackjack y en las maneras tan fuera de serie en cómo me tomaría y me haría suya. Sí, posiblemente haya fantaseado mucho, pero él fue el culpable de que tuviera altas expectativas.

Estaba ansiosa después de que pasaron esas dos semanas y él no apareciera. Supuse que algo lo había retrasado. Para la cuarta semana mis ilusiones disminuyeron y para la quinta definitivamente supe que algo estaba mal. Para esta, que es casi la sexta semana sin verlo, definitivamente creo que no volverá. 

—¿Podremos regresar algún día al almacén, Soo Jung? —la cercanía de Binnie me sobresalta al tenerlo pegado a mi oreja —Te extraño muchísimo —siento como sus dedos recorren mi brazo y recaen en mi cintura. Tenerlo en mi espalda hace que me incomode un poco.

En otros tiempos realmente hubiese aceptado gustosa su invitación; lo tomaría de la mano y sin dudarlo lo llevaría al almacén, dejaría que me metiera la mano por donde él quisiese y yo como la buena sumisa que soy, me perdería en el exquisito orgamo que estoy segura que tendría...

Pero desde mi noche con el señor Hwang, realmente no he deseado estar con nadie más. 

«¡Posiblemente me esté volviendo loca!»

—Ahora no, Bin —alejo sus manos de mi cuerpo y, sin verlo, camino hasta la barra.

Mi pésima actitud ha estado así por días y estoy segura que Seo dejará de rogarme en algún momento y yo perderé a mi máquina de sexo personal, pero... ¿Por qué conformarme con las nubes cuando ya toque el cielo, estuve allí y me quedé extasiada con ello? Debo despabilarme o esta ansiedad tomará el control de mi ser y mi cuerpo.

—¿Te sientes bien? —al llegar a la barra Felix me recibe con el ceño fruncido —Te veo decaída —me siento en uno de los taburetes vacíos y dejo caer mi cabeza encima de la barra.

—Sí, no te preocupes —hablo por encima de la música de fondo. Lixie se toma el atrevimiento de alejar un par de cabellos de mi rostro y colocarlos detrás de mi oreja. Ese movimiento me parece tan seco y aburrido que no logra estimularme en lo más mínimo.

«No es él...»

—¿Qué te parece si saliendo de aquí vamos por unas cervezas? —Elevo mi mirada y lo veo sonreír de oreja a oreja, mostrando aún más sus bellas pecas —¿Qué dices? —«No puedo creer que este idiota me invite a salir otra vez»

Me pongo recta en el taburete, le sonrío de la manera menos falsa posible y estoy a punto de darle una directa negativa cuando un brazo rodea mi cintura. En mi cabeza pienso que es Changbin y giro para retirar su mano, pero obviamente ya saben que no es él. Mi cara es de sorpresa extrema al ver quien está parado a mí lado.

—Ella ya tiene planes para esta noche, chico, y si yo fuera tu, evitaba acercármele, su novio es muy celoso, tiene pésimo carácter y no le gusta que toquen lo que es de él... — en un movimiento brusco me levanta del taburete y yo quedo pegada a su cuerpo —¿No es así, cariño? —miro los ojos de Hyunjin y estos solo están llenos de oscuridad lasciva. 

En mi cabeza, miles de palabras se agolpan con ansias de gritar y hacerme ver como una completa demente, pero se alejan en cuanto escaneo el bello rostro por el cual estuve suspirando por semanas: el hombre de mis sueños tiene semblante cansado, su barba parece ser de días y las ojeras prominentes de color violeta me asustan un poco.

No sé qué decir, mi boca se ha quedado trabada. El señor Hwang aprovecha el momento para tomar mi rostro con su mano libre y besarme. El sentir nuevamente sus labios y la manera en como su lengua invade mi interior me llena de vida. Es como darme agua después de pasar días sedienta. No puedo contener mi alegría y mis manos rodean de inmediato su cuello, aferrándome a él.

Siento el tiempo detenerse justo en aquel instante y ahora solo existimos nosotros dos como uno solo. La falta de aire comienza a ser severa y a regañadientes nos separamos, pero no del todo, Hyunjin junta nuestras frentes y sonríe victorioso.

—Que te quede claro niño —su mirada viaja a Felix, quien solo es espectador de lo que acontece (Claro, sin dejar a un lado que está más que anonadado) —Soo Jung es mía y de nadie más, ¿Entendiste? —su voz es dura y fría. El idiota aquel solo logra asentir.

Sin preámbulos  toma mi mano y comienza a caminar entre la gente, guiándome hasta las escaleras. A lo lejos, Jisung me sonríe ladino. Una vez en el segundo piso me arrincona en una esquina y me abraza.

—Perdón, he llegado tarde —su cabeza se acuna en mi cuello y lo escucho aspirar. «¡Mierda!» Mi piel se ha erizado —No creí que estuviera a punto de perderte con idiotas como los de allá abajo.

—Creí que... jamás regresarías —más retrasada no puedo escucharme. Me abofeteo mentalmente al escucharme hablar. «¡Por dios, no somos nada y le estoy pidiendo explicaciones!»

—Lo sé y fui un tonto por no venir antes —se remueve un poco y eleva el rostro —Tuve una lucha interna conmigo mismo —sus dedos temblorosos recorren lentamente mi rostro —No sabía que me sucedía. No dejé de pensar en ti mientras estuve fuera. Tu rostro fue lo único que veía cada que cerraba mis ojos.

Las palabras que creí jamás en mi vida escuchar... Ahora son dichas por el hombre que menos imaginé. Posiblemente me haya quedado dormida en la barra del bar, pero dudo mucho que un sueño con fantasía sexual comience de esta manera tan... ¿Linda? 

—Hyunjin, yo... —él coloca un dedo en mis labios y me impide hablar.

—No he olvidado la promesa que te hice hace semanas, Soo Jung... —se acerca a mi oreja y susurra por lo bajo —Te compensaré por haberte hecho esperar todo este tiempo.

Me sonríe de lado y vuelve a tomar mi mano desesperado, ahora para abrir la puerta a nuestro costado. La sala VIP de blackjack número 2 está completamente vacía a excepción de la ordenada y limpia mesa en el centro. Escucho ponerse el cerrojo y lo próximo que mi mente vislumbra es a Hyunjin colocarse frente a mi.

—Cariño... esta noche no habrá ninguna escapatoria para ti.

Blackjack ~ Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora