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Me encanta ser la sumisa en el sexo, siempre he sentido bien que hagan conmigo lo que quieran, pero hoy no, hoy quiero que este hombre también sea mío.

Sus manos expertas masajean mis senos por encima de la camisa y dejando besos húmedos por todo mi cuello, haciendo que suelte suspiros largos y pesados, pero las detengo de manera abrupta y eleva los ojos hasta toparlos con los míos.

—¿Qué ocurre? —sus dos orbes están inquietos —¿Quieres que me detenga?

Sonrío por lo tierno que se acaba de escuchar y niego.

—Aprovechemos el espacio que tiene la limusina... Hyunjin —el ponerle nombre al hombre que me ha hecho sentir tantas cosas desde que lo conocí, es la mejor sensación del mundo. 

Nos bajamos de los incómodos asientos y, una vez en el suelo del auto, me monto a horcajadas sobre él, quedando mi sexo rozando con su abultado pene. Por segunda vez puedo observar su rostro a escasos centímetros del mío y mi boca suelta lo primero que quiere, la maldita.

—Es usted hermoso, señor Hwang —mis yemas no dudan en sentir su cálida mejilla.

Sus labios se posan sobre los míos y no estuve equivocada, su sabor es delicioso, una mezcla de menta y cigarro combinado con su inexplicable aroma varonil. Mis pensamientos coherentes se van a la mierda cuando el beso aumenta de ritmo y siento la hinchazón de su pantalón más duro que antes.

—Muestrame... en qué otras cosas eres buena... aparte del blackjack, Soo Jung —sus susurros aún sobre mi boca me hacen caer en el peor de los infiernos. Sus palabras son órdenes para mí

Sin separarme ni un milímetro, lo despojo de su saco y le desabrocho su camisa blanca. Mis dedos recorren sus hermosos y grandes pectorales marcados. Me alejo sonriendo landina y con mi lengua comienzo el recorrido desde sus labios, bajando por su barbilla, cuello y estómago. Mis rápidas manos desabrochan su pantalón y lo bajan lentamente. El espacio hace que se libere su pene y un jadeo emana de mi boca.

Mis dedos temblorosos bajan su boxer y me topo de frente con el pene erecto más frondoso y jugoso que he visto en mi vida. Creí que el de Bin era el mejor pero realmente estaba equivocada... ¡Sumamente equivocada!

—¿Te gusta lo que ves? —mis ojos suben hasta ver los suyos y puedo ver que son completamente oscuros.

—Muchísimo — mis pequeñas uñas hacen un trazo por su falo y Hyunjin se remueve un poco.

—No me hagas sufrir, pequeña.

Y así lo hago. Su pene, grande y caliente, palpitando incesante entra sin titubeos a mi boca.

Comienzo a moverme rítmicamente, subiendo y bajando, mostrando cuan profundo puedo llegar. Me encanta la sensación de que me ahogo con cada embestida que doy pero eso no es todo, él mueve sus caderas y veo borroso por un segundo. Mi mano y mi boca no alcanzan a cubrirlo todo.

Mientras marco el ritmo, Hyunjin abre mi blusa por completo y mete sus manos, ahuecando y masajeando sin cesar mis ya duros pezones, haciendo que la descarga eléctrica de mi espalda se instale de lleno en mi vagina.

—¡Agg! —quita sus manos de mis pechos y toma mi cabello, haciendo que mi cabeza se mueva al ritmo que quiere.

El no verlo desde mi posición podía contarse como un pecado capital. Sus gestos y ademanes me calientan, me incitan a aumentar el ritmo. Su pene lo siento duro y firme y estoy segura que se vendrá en cualquier momento, pero interrumpe mis movimientos. 

Mis ojos se abren como platos al mirarlo.

—Espera —hace que eleve un poco el rostro —Aún no, querida Soo Jung.

Blackjack ~ Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora