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Las palabras del señor Hwang no llegan a procesarse de forma completa en mi sistema cuando su boca choca con la mía. Sus manos acunan mi rostro y yo simplemente me dejo vencer. No pongo resistencia alguna a él. 

—Esperé mucho por este momento —el hombre me obliga a caminar de espaldas y topo con la mesa. De inmediato me sostiene al vuelo y me sienta en ella. Me abre de piernas y se coloca en el medio, pasando sus manos por mis muslos y subiendo de a poco mi falda.

Mis terminaciones nerviosas comienzan a tener vida y esto hace que eche hacia atrás la cabeza y emito un sutil gemido. Mi cuello está a su merced y es aprovechado por él: comienza a depositar besos húmedos desde mi oreja y bajando despacio hasta mi clavícula. Mis uñas se incrustan en la orilla de la mesa en busca de un lugar donde aferrarse.

—Hyunjin... —su nombre sale de mi boca en un susurro.

Mi instinto me hace cerrar los ojos, y así, comienza a desabrochar los botones de la blusa hasta terminar con el último. Su boca delinea mi hombro y baja hasta mi mano conforme él se deshace de mi ropa. Aquellos dedos largos y tersos hacen lo mismo con mi otro brazo y en menos de veinte segundos estoy solo con mi sostén.

 Su respiración logra hacerme cosquillas pero estas se detienen en la parte baja de mi feminidad, haciendo que arqueé la espalda.

—No sabes como me pones... —no puedo más. Envuelvo su cuerpo con mis piernas y lo atraigo a mí, haciendo que su erección roce con mis bragas. Mi vista baja hasta el bulto en sus pantalones y muerdo inconsciente mi labio. 

«Se mira tan apetecible...»

Estoy por desabrochar su pantalón pero me detiene. Como siempre, este hombre es impredecible y su actuar me toma por sorpresa. Me tenso pero al segundo relajo los hombros al ver esa torcida sonrisa en su boca. Me observa directo a los ojos y sus fanales ya no desprenden brillo alguno; por el contrario, solo veo una capa de desesperación.

—Esta vez es mi turno —de manera imprevista y cuestionando mi propio cuerpo siento como introduce dos de sus dedos hasta el fondo de mi humedad. ¿En qué momento llegó hasta allí? No sé y no me interesa saberlo, solo me concentro en la gratificante emoción de poder vivir este vaivén de sensaciones.

Hyunjin me remueve un poco para poder retirar mi falda pero en ningún momento deja su labor. Logro escuchar el sonido de mis fluidos chocar contra mis paredes y la estocada de un tercer dedo se hace presente para lograr que mis pensamientos coherentes se vayan a la mierda.

Logro recostarme en la mesa y mis piernas terminan en los hombros del hombre de mi realidad (porque al parecer mis fantasías las está cumpliendo) y lo veo acomodarse hasta que su rostro llega a mi feminidad. Sin decir más, retira mis bragas y lo escucho suspirar pesadamente antes de introducir su lengua de una sola, manteniendo uno de sus dedos en mi clítoris.

«¡Dios bendito!  ¿Hay alguna maldita cosa que no sepa hacer este hombre?»

Mis manos buscan que tenga un mayor placer, así que me desabrocho el sostén dejando mis pechos al aire. Masajeo y jalo mis pezones hasta que él me acompaña en este acto. Su lengua no solo hace maravillas en mi boca, entra y sale de mi interior sin impedimentos. Mordisquea mi alrededor y eleva mi temperatura.

—Ahhh... Se... Señor Hwang... —las palabras salen atropelladas.

Siento que estoy a solo unos segundos de venirme y él lo sabe, así que mueve rápidamente su dedo en mi punto y su lengua muerde con desesperación mis labios. Mi espalda se tensa y en convulsiones de satisfacción el orgamo me llena y me deja viendo la jodida vía láctea.

Aún sin recuperarme del todo cambiamos de posición: gira mi cuerpo y quedo boca abajo en la mesa. Me sorprende tal cambio pero estoy a la expectativa. 

Blackjack ~ Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora