Prefacio.

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             Su suave cabello rubio, sus delgados labios curvados hacia arriba formando una sonrisa de burla, sus preciosos ojos verdes sin separarse de mí

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      Su suave cabello rubio, sus delgados labios curvados hacia arriba formando una sonrisa de burla, sus preciosos ojos verdes sin separarse de mí. Absolutamente todo en ella me hacía sentir bien, pero a la misma vez mal.

―No me mires así, Tommy ―susurró, seguida de una risa que escapó de sus labios.

―Es Tom ―corregí―. No me digas más Tommy, Ángel.

Su ceño se frunció ligeramente y sus labios borraron todo rastro de esa sonrisa burlona. Entonces no pude evitar sonreír. ―Eres mi Ángel, Arabella ―. Sus mejillas tomaron un color rojizo en poco tiempo. ―Y siempre lo serás.

―No soy un ángel y lo sabes perfectamente bien, Tom. ―Con pasos lentos se acercó a mí―. Yo no me comporto como uno.

―Lo eres ―murmuré, todavía con esa sonrisa pegada en mis labios―. Cuando lo veas, Arabella, tendrás que admitir que dije la verdad.

―Nunca voy a admitir eso porque no es verdad ―frunció los labios y cruzó los brazos por encima de su pecho―. Llegaré tarde a la clase de pociones y tú tienes la culpa, Tom Riddle.

Mi sonrisa se desvaneció cuando la vi alejarse.

Joder. Arabella, no te vayas.

Las ganas de gritarle eso me consumían en silencio, pero no lo hice. Dejé que se fuera...

Porque todo lo que estaba sucediendo era un recuerdo, uno destruido tanto como yo.

Y simplemente abrí los ojos y volví a la realidad.

―¿Dónde estás, Ángel?

INSOMNIA; Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora