Capítulo 3 | Amistad

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—¿Por qué todos me miran así?—les pregunto a los chicos al llegar al comedor

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—¿Por qué todos me miran así?—les pregunto a los chicos al llegar al comedor.

—Creo que muchos se dieron cuenta de la escena que armaste allá afuera.—responde Ymir. Christa le da un codazo en las costillas.

—¿Tan notorio fue?—pregunto angustiada.

—¡No!— alarga la palabra Krista.— Solo que llamó la atención que le policía militar estuviera aquí.—

—Soy el general Káiser, el segundo al mando en la policía militar y quiero hablar seriamente con tu capitán.— habla Connie imitando a mi tío. Sasha le da una palmada en la cabeza.

—Dios no, que vergonzoso.— escondo la cara en mis manos.—Ahora todos nos comenzarán a relacionar.— me quejo

—No te preocupes, hay muchos Káiser's en las murallas, ¿no es así Connie?—habla Sasha.

—Sí, pero ya los vieron juntos.—le responde Connie ganándose un pellizco de parte de la castaña.

—Hablemos de otra cosa.—pongo mis brazos sobre la mesa y me recargo en ellos.

Mikasa pone su mano en mi hombro en muestra de apoyo. Le sonrió.

—Es hora de asignarles sus deberes.—llega un superior a nuestro lado.

Como primera tarea del día fuimos enviados a un mercado cercano para buscar provisiones.

—¡Esta lista es larguísima!—se queja Sasha.

—Y no puedes robar nada porque todo eso está calculado a la perfección para la cantidad de soldados qué hay en la legión.—le advierte Jean.

—No pensaba robar nada.— todos la miramos incrédulos.—Al menos no mucho....—

—Mejor préstame eso.—toma la lista Armin.—es mejor que nos dividamos la lista para terminar rápido.— explica.

Mikasa y yo fuimos las encargadas de ir a buscar las verduras, uniéndosenos rápidamente Sasha al ser corrida del equipo de Jean al tratar de robar un pan.

—Uh, una papa.—se roba una de las canastas que llevábamos.

—No te puedes comer una papa cruda.—le advierto.

—¿Quieres ver como si?—dice llevándose la papa a la boca.

Mikasa le pega en la cabeza con otra papa.

—Dame eso.— la castaña le devuelve la verdura.

Me río ante la escena y miro a mis alrededores. Todo parecía tan alegre, a lo lejos pude divisar a una pareja caminando de la mano.

Esto me recordó a algo.

Unos años atrás

–Mamá, ¿viste los colores cuando conociste a papá?—preguntó alegre una pequeña T/N de tan solo 7 años.

Colores | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora