Existe una leyenda que corre dentro de las murallas. Esa en donde se cuenta que podrás ver los colores el día en que conozcas a tu alma gemela.
Muchas personas no creen en esta leyenda, entre ellas claramente esta Levi Ackerman, el soldado más fuer...
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Dos años atrás
—Pst...—no hay respuesta.—Pst...—susurra de nuevo.
—Ya te escuche.—habla con los ojos cerrados.
—¿Entonces por qué no respondes?—cuestiono.
—Planeaba ignorarte hasta que te rindieras.—abre los ojos.
—No me rindo fácil.—le respondo.
—Lo sé.—se hace a un lado en la cama.—¿Otro mal sueño?—me recuesto a su lado.
—Si, a veces son tan confusos que no me dejan dormir.—suspiro.
—¿De nuevo soñaste con tu padre?—pregunta Annie intrigada.
—Si, es que agh...—escondo mi cara entre mis manos frustrada.—Si pudiera recordar esa conversación...—miro el techo.
—¿Piensas que recordar esa conversación te ayudaría en algo?—prosigue.
—No lo sé, solo me gustaría recordar mi última conversación con él.—me sincero.
—A veces nuestros cerebros bloquean recuerdos para evitar el dolor.—explica.
—Puede que eso haya pasado.—titubeo.—Pero no solo es ese sueño...—susurro.
—Habla.—ordena.
—Ya sabes, con titanes y eso, lo normal supongo.—empiezo.—Pero son tan vívidos...—suelto en un murmullo.
—Es normal, después de todo es algo a lo que nos tendremos que afrontar tarde o temprano.—responde.
—Hay otra cosa...—juego con mis manos nerviosa.—Creo que me gusta Eren.—suelto de golpe.
No recibo respuesta y me giro para mirarla
—¿Por qué piensas eso?—no me mira.
—Soñé con él y...—trato de explicarme.
—¿Piensas que te gusta solo por soñar con él?—cruzamos miradas y yo asiento.—¿Alguna vez te ha gustado alguien antes?—niego, ella suspira.—Explícame que sientes por el.—
—Pues...—pienso.—El es muy lindo conmigo, siempre trata de ayudarme con todo, se preocupa por mi y me presta atención.—me interrumpe.
—Te pedí que me explicaras que sientes por él, no que me contarás como es contigo.—regaña.
—Es que agh, no lo sé.—sin duda lo que dijo me dejó desequilibrada.—Lo quiero y aprecio mucho pero...—no me deja terminar.
—Pero no te gusta.—no respondo.—T/N, todo lo que él hace por ti también lo hacen los demás, Marco, Jean, Reiner.—suspira y me toma por el mentón.—No hay gran diferencia, no dejes guiar por sueños que ni siquiera logras comprender.—me lanza una profunda mirada.
