Día 7: Curando

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El ambiente es pesado, casi lúgubre y el silencio no hace más que asfixiar. Ninguna tiene el ánimo suficiente para hablar o pronunciar palabra, sólo es funesto silencio en la enfermería y nada más; donde Utahime siente dolor –que quiere intuir a su reciente cicatriz en el lado derecho de la cara– y una vergüenza combinada con orgullo, y Shouko, Shouko aparentemente no siente nada.

Pero Utahime sabe, que está triste pero debe ser imparcial en situaciones como esta y no dejarse llevar por sus sentimientos o emociones.

Aunque, no puede evitar sentirse mal por el silencio frío de Ieiri. Pese a que ella nunca fue de muchas palabras o la persona más expresiva, Utahime necesita algo.

Una mirada, palabras, un gesto, algo. Lo que sea.

- ¿Quieres que te cure la cicatriz del rostro?

Aunque, esto no era exactamente lo que quería.

- No, así está bien, gracias...

Y Shouko entonces aparta sus manos de su rostro, mientras suelta un suspiro para después levantarse de la silla donde anteriormente estaba para darle la espalda. Para llenar un reporte de su salud.

- Sólo necesitas descansar y no hacer cosas que requieran esfuerzo físico, no demasiado – dictamina, sin mirarla, escribiendo en la tabla médica.

Iori baja el rostro –. Entiendo...

Nuevamente el silencio se asienta entre ellas, no totalmente pues el sonido de sus respiraciones y de la pluma chocando con el papel sobre la tabla es lo único que puede escucharse. Pero Utahime se siente enferma de ese silencio.

- Shouko... ¿De verdad no vas a mirarme? – silencio, silencio que parece querer romper su corazón –... ¿Ya no te voy a gustar por...?

- No te atrevas a terminar esa pregunta, Iori Utahime – Shouko asienta abruptamente el registro médico en el escritorio de la enfermería, pero aún no la mira. Toma un gran respiro antes de soltarlo lentamente –. Nunca, te atrevas a dudar de mis sentimientos por ti, Uta. No lo hagas.

-... ¿Entonces qué es? – pregunta casi en un susurro, suave, sin fuerzas –. ¿Por qué no quieres mirarme Shouko? ¿...Me volví...Fea?

-... Yo... Estaba aterrada, Utahime – habló Shouko, despacio, mirando sin mirar el registro médico en el escritorio –. Ja, perdiste bastante sangre y... Si no fuera por Satoru y por mi rápida intervención, pudiste haber muerto – suspira, pasándose una mano por el rostro, pasando saliva para humedecer su seca garganta –... Soy jodidamente consciente de que hechiceros van y vienen, que este maldito mundo es cruel pero... No quiero pensar en perderte a ti también – su voz se quebró, revelando sus verdaderos sentimientos. El dolor, la angustia, el miedo, la amargura y la resignación.

Utahime se bajó de la camilla con lentitud, y caminando hasta donde su Shouko estaba, la abrazó y con cuidado apoyó su frente en su espalda.

- Uta...

- No pasa nada, está bien – habló suave Iori, cerrando los ojos –... Déjame sanarte también.

Ieiri suavemente y con cuidado se dio la vuelta, mirándola finalmente. Sus ojos empezando a ponerse rojos por llorar miraron los exhaustos de Iori; con gentileza, acunó su mejilla en su palma. Acariciando con infinito cariño la mejilla de su amada princesa cantora.

- Está bien, hazlo.

(Cúrame mi princesa cantora).

Fueron sus palabras antes de sellar sus labios en un beso (de amor inmaculado).

-Traumada Taisho

Sencillamente, enamorada de ti  [Shouko/Utahime]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora